Dos años de espera para operarse: «No quiero volver a verme a las puertas de la muerte»

María Sánchez Condado
María S. Condado REDACCIÓN

ASTURIAS

Esther Menéndez López
Esther Menéndez López

La pesadilla de Esther Menéndez, de 36 años, empezó bajando el Sella, con un golpe en una pierna. Amenaza con encadenarse como protesta

04 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Esther Menéndez López, residente en Pola de Laviana de 36 años de edad, lleva más de dos años esperando a ser operada de los meniscos y achaca esta interminable espera «a la mala gestión de la sanidad pública asturiana». Esther asegura que no puede más. La situación está acabando con su vida y no dudará en encadenarse frente a la Sede del Principado si no le dan una fecha para la operación.

El 15 de agosto de 2021, Esther disfrutaba de un agradable día bajando el Sella, cuando sufrió un accidente que se convertiría en su pesadilla los próximos dos años. «Después del golpe, fui a urgencias, me hicieron varias placas y me mandaron para casa con lo típico, reposo, Enantyum y unos días de baja. Soy cajera y obviamente con la pierna así no podía ir a trabajar. Pasados los días, la pierna se me iba poniendo peor, hinchándose más y amoratándose. De repente comencé a tener caídas, me fallaban las piernas», cuenta Esther. Fue ese el momento en el que decidió volver al médico. El centro de salud la derivó a traumatología en el Valle del Nalón con una cita programada para febrero de 2022. Ante la interminable espera, Esther decidió acudir a la clínica Asturias para realizarse una resonancia privada, la cual reflejaba en sus resultados «claramente unas lesiones por las que debería ser intervenida, por lo menos de la pierna derecha en las que hay tres cosas mal. En la rodilla izquierda salía que tenía un pequeño tumor benigno, pero que con el tiempo podría darme problemas. Entonces, se dio la posibilidad de que tendría que operarme de ambas piernas», explica.

Ante la imposibilidad de pagar una operación en el médico privado, Esther decidió esperar a su cita en la Seguridad Social. Acudió a la visita con el traumatólogo del Valle del Nalón «con las rodillas fatal, moradas, hinchadas, horrible. Y muletas. El señor doctor me dijo nada más verme con la carpeta de la clínica Asturias, que esas pruebas no le valían porque tienen muy mala resolución de imagen y me preguntó porque no había ido al centro médico a hacerme las pruebas. Sin explorarme, ni mirarme las rodillas en ningún momento, simplemente hablándome detrás del escritorio, dijo «tú lo que tienes es que eres obesa y tus rodillas se resienten». Soy bulímica desde hace quince años». Unas palabras que desataron un nuevo episodio de bulimia en la paciente, transtorno que llevaba más de diez años controlada, y por el cual tuvo que ser ingresada de urgencia en trastornos alimenticios en el Hospital Universitarios Central de Asturias (HUCA).

Esther acudió a una segunda visita en el Valle del Nalón donde el médico reiteró que debería hacer deporte, «le hago caso, comienzo en natación, en pilates, empiezo a hacer bici y a comer menos. Quizá se me estaban atrofiando las piernas de tanto reposo. Fue a peor.  Llega el momento de la última cita, y me dice que no tiene explicación para decirme que me hay en mis rodillas, que en la resonancia no sale nada. Me dijo que no me iba a llevar más, que no tenía solución a mi problema y que, si acaso, buscara un neurólogo, porque no tenía explicación médica para darme», denuncia Esther.

Tras poner dos quejas contra el traumatólogo, la accidentada decidió cambiar su centro de salud, «me cambié al área de Oviedo porque en el DNI aun tengo la dirección de mi madre. Fui a inspección, lo conté todo y me cambiaron para el HUCA».

En septiembre de 2022, una vez reasignada en el HUCA, Esther pudo obtener una tercera opinión. El nuevo traumatólogo «estuvo haciendo palpaciones y movimientos de las rodillas mientras yo gritaba y lloraba de dolor. Me dijo que claramente la resonancia de la clínica Asturias tenía razón, aquí había algo que no iba bien, incluso se atrevió a decir que bajo su experiencia creía que tenía el menisco roto. Por lo que me pidió inmediatamente meterme en la lista de operaciones y un preoperatorio urgente». Pero la llamada para la operación nunca llegó. Tras dos meses de espera y con preoperatorio ya hecho, desde el HUCA informaron a Esther de que se encontraba una larga lista de espera y que su cirugía aun no estaba programada.

«La mala gestión de la sanidad pública asturiana»

Ante la desesperación, Esther ha tomado una radical decisión, «el día 22 de febrero tengo revisión en traumatología, como ese día no me den una fecha de operación me voy a encadenar frente a la Sede del Principado». La afectada asegura que tomó medidas legales, que ha puesto una reclamación al hospital y que, incluso, ha intentado contactar con el presidente del Principado, Adrián Barbón, pero que no ha obtenido ninguna respuesta. Esther culpa de su situación a «la mala gestión de la sanidad pública asturiana» y asegura que la espera y los reiterados fallos han tenido otras consecuencias para su salud. «A los pocos días de que me dieran el alta en trastornos alimenticios, me levanté con un dolor raro en el costado izquierdo y empecé a escupir sangre sin parar. Mi pareja me llevó lo más rápido posible al HUCA y directamente me quedé ingresada. Me acababa de dar una embolia pulmonar bastante fuerte en el pulmón derecho y dos infartos pulmonares en el izquierdo como consecuencia del reposo por las piernas del cual nadie se preocupó», explica.

Todo ello ha derivado, expone la paciente, en «dos años sin vida, sin trabajar. Dependo de alguien para todo y he tenido que meter a alguien para que me ayude en casa. A pesar de las tres quejas que he puesto, dos al Valle del Nalón y una al HUCA, nadie hace nada. No quiero volver a verme a las puertas de la muerte como me vi».

Asegura que ella no es la única que sufre por estos problemas, hoy en día, y exige una respuesta y una solución al gobierno del Principado. Además, ha señalado que no es la primera vez que se encuentra en esta situación: «Durante la pandemia también sufrí una negligencia médica en el Valle del Nalón, me diagnosticaron que tenía una infección de orina y de riñón a ojo y resultó ser una apendicitis crónica».