El país de Pasado Mañana: los retrasos se cronifican en Asturias

ASTURIAS

F. Sotomonte

Las demoras para infraestructuras cruciales para la comunidad se prologan por décadas o se encargan trenes más grandes que los túneles

05 feb 2023 . Actualizado a las 10:24 h.

No habrá conexión por tren de alta velocidad en mayo, a dos décadas de retrasos se sumó el pasado enero la confirmación de retrasos en las pruebas de seguridad que pospondrán su inauguración, al menos, hasta el verano; tampoco ha abierto sobre el plazo previsto la regasificadora de El Musel, trenes de Cercanías se encargan con un tamaño mayor que el de los túneles que deben atravesar; en Oviedo la fábrica de amas o el antiguo hospital son solares abandonados en el núcleo urbano: las demoras se han cronificado en Asturias y llegan a prolongarse durante décadas a la par que el territorio sobrelleva reconversiones de sectores enteros de la economía con una intensidad y una frecuencia superiores a los de sus vecinos.

Por razones muy diversas: hay crisis sobrevenidas, una pandemia y sus efectos colaterales como el parón del suministro de materiales, pero otras se pierden en marañas burocráticas y algunas iniciativas se frenan por pura incompetencia. El caso más evidente de este tipo es el retraso en la entrega de los trenes de cercanías que iban a llegar Asturias, además de a Cantabria y Asturias, por un error en su diseño que les impide entrar en los túneles. Renfe aportó mal los datos de gálibo a la empresa adjudicataria del contrato ya en el año 2020. Ahora en el momento de la entrega los vehículos son inútiles y los nuevos tardarán dos o tres años.

Respecto al AVE,  la secretaria de Estado de Transporte, Isabel Pardo de Vera, fue a Oviedo a pedir perdón a la opinión pública asturiana por la nueva demora y para explicar que demoras en el suministro de materiales que habían postergado los plazos unas ochos semanas sobre lo previsto, demoras que se fueron acumulando hasta hacer imposible entregar la vía a circulación a mediados de diciembre como estaba previsto hasta la segunda mitad de este mes de febrero. De este modo, si no hay nuevos imprevistos, y las pruebas se desarrolla con normalidad, la inauguración no llegará hasta julio o agosto.  

La conectividad de Asturias padece muchas rémoras, el noroeste penínsular ha tenido que unir esfuerzos de gobiernos de colores políticos distintos para que se tenga en cuenta en el paso del Corredor Atlántico Europeo, en un sentido amplio las conexiones van más de las carreteras o las vías, se trata del enlace entre todas ellas. La ZALIA debería servir como nodo de enlace del puerto para el transporte de Asturias al resto del país pero la conexión por carretera está pendiente de terminarse (en principio para comienzos de año) aunque las obras se iniciaron ya en 2017, ha pasado más de un lustro. 

El Musel podría ser, por distancias y por tiempos, el puerto cantábrico mejor conectado con la capital estatal, pero la conexión no termina y siempre encuentra un nuevo osbtáculo. En el muelle, la regasificadora estaba llamada a ser a medio plazo parte de la gran propuesta alredor del hidrógeno verde pero de forma inmediata debería estar funcionando ya en enero conectada al red nacional para llevar gas licuado al continente. Pero la CNMC no dio luz verde al proyecto hasta los primeros días de febrero. La CNMC propone una retribución regulada para la factoría de Enagás en El Musel de 25,3 millones en el primer año, 24,2 para el segundo y de 22,9 para el tercero. Se trata de una retribución que se sitúa por debajo del coste anual asociado a la instalación durante el tiempo que no estuvo operativa (25,7 millones al año) y a la cuantía reclamada por la compañía (32,7 millones).

En el proceso de descarbonización promovido desde instancias comunitarias, Asturias resultó doblemente afectada al tener que cerrar ya todas las minas de carbón que no fueran rentables pero también las centrales térmicas que habían hecho de la comunidad un territorio productor y exportador de energía. La decisión de la clausura se tomó no desde la administración, sino desde empresas privadas, son los casos de Lada en Langreo, propiedad de Iberdrola y la de Soto de la Barca, en Tineo, de Naturgy. Ambas compañías tenían el compromiso de poner en marcha una alternativa a los cierres, pero pese a las protestas del Principado, no se ha levantado nada ni se ha anunciado ningún proyecto concreto. 

En este recuento de eriales, Oviedo tiene un apartado singular. Acumula desde hace años enormes extensiones dentro de su núcleo urbano sin uso, comidas por la maleza y refugio de vandalismo. La plaza de toros, protegida como Bien de Interés Cultural, se cae a trozos y la vegetación crece en su arena. La capital del Principado no acoge una corrida desde el año 2007. La plazo tampoco ha tenido ningún uso desde entonces.

A muy pocos metros de distancia, el antiguo Hospital Central de Asturias, un gran volumen de edificios vaciado desde la apertura del nuevo HUCA en el año 2014 también se deja caer para costernación de los vecinos, que han denunciado que es un foco insalubre tolerado por las autoridades y sirve de párking improvisado para los que se acercan a la zona de El Cristo. En teoría, sobre el papel, debería ser derribado el segundo semestre de 2023 con el fin de concentrar espacios universitarios en un trueque para hacer de Llamaquique la ciudad de la justicia, agrupando juzgados. 

No muy lejos, el edificio construido por Santiago Calatrava, en los terrenos del anterior estadio de fútbol, se abrió para oficinas, que ocupa la administración regional, y como centro comercial que lleva tiempo cerrado. También sin ningún uso. 

Pero también acumulan maleza y desconchones las naves de la antigua fábrica de armas de La Vega, demorado su uso en una eterna discusión entre la propiedad, el Ministerio de Defensa, con el Principado y el Ayuntamiento. Se firmó un protocolo que facilitaba nuevos usos a cambio de que Defensa ganara una importate suma con la venta de inmuebles en los terrenos, incluyendo una torre de la más de una veintena de pisos y con la idea de atravesar la parcela con una nuevo trazado de la autopista. La propuesta despertó enorme protestas y los actores implicados aguardan que pasen las elecciones de mayo para reconsiderar el proyecto.

La autovía del Suroccidente, la A-63, que en algunos planes debería conectar con Ponferrada también avanza a paso de tortuga desde hace una década. Entre Salas, La Espina, los argayos de Casazorrina, la vía que comenzó a construirse en 2012 sigue con tramos a medio hacer tras haber sufrido parálisis por recortes, pandemias y estados de alarma. La promesa es terminar este 2023. La promesa solamente.