Sus ahorros desaparecieron en un segundo: «Animo a la gente a denunciar a los bancos y no rendirse»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Marta Areces, con la sentencia en sus manos
Marta Areces, con la sentencia en sus manos

Marta Areces es la madre de una niña de 7 años cuyos ahorros desaparecieron en un segundo en agosto de 2022. Hoy una sentencia firme obliga a la entidad a reponer la cantidad sustraída por los ciberdelincuentes que suplantaron la identidad

28 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

A mediados del pasado año, durante el proceso de integración de los sistemas informáticos de Liberbank en Unicaja, se produjo un ciberataque que afectó a miles de personas en toda España. Entidades como la Unión de Consumidores de Asturias denunciaron en su momento que, entre otras cosas, la entidad bancaria no informó a sus clientes con antelación de la operación de cambio de plataformas, no implementó ninguna medida específica de protección de las cuentas, no tenía filtros que detectasen operaciones fraudulentas y los teléfonos para comunicar fraudes y tramitar el bloqueo de cuentas y tarjetas no funcionaron correctamente.

Una de esas personas ciberestafadas es Marta Areces Arias, madre de una niña de 7 años cuyos ahorros desaparecieron en un segundo. En Agosto del pasado año, «2.000 euros  fueron sustraídos de su cuenta». Lo denunciaron y esta semana han recibido «la sentencia favorable y firme», que condena a Unicaja a devolver todo lo sustraído con el interés legal establecido y a hacerse cargo de las costas.

Esta avilesina quiere dar visibilidad a su caso «para que los que están gestionando su reclamación vean que si se puede conseguir y tengan esperanza, y los que no han iniciado una reclamación lo hagan».

Comenta que sufrió la ciberestafa «en agosto» mediante mensaje de texto. Tras pinchar en el enlace que se incluía en el SMS recibió una llamada, supuestamente desde su oficina bancaria, «para que les diera el código» solicitado en dicho mensaje.

Explica que, pese a su experiencia como trabajadora del sector, la verosimilitud de la actuación de estos «profesionales» del engaño y la presión a la que fue sometida le hizo caer en la trampa. No en vano comenta que se pusieron en contacto con ella «desde el teléfono de Unicaja». Asimismo, conoce el caso de personas «a las que les llamaron diciéndoles que eran los directores de su oficina bancaria, con nombres y apellidos. Es que te engañan totalmente y es fácil que te hagan dudar».

Areces expone que el mensaje recibido de Unicaja decía que se había iniciado sesión en otro dispositivo, por lo que hizo click en el enlace que adjuntaba el mensaje. Nada más acceder le enviaron un mensaje suplantando a la entidad financiera, con una clave para realizar una transferencia de 2.000 euros a una cuenta de CaixaBank.

Desde, supuestamente, Atención al Cliente de Unicaja le dijeron que le habían hackeado la cuenta y que debía decirles el código que le iban a enviar por SMS. Esta situación le pareció extraña, por lo que se negó y colgó. Tras hacerlo, llamó a la atención al cliente de la entidad bancaria durante casi dos horas, sin éxito.

Fue entonces cuando, explica Areces, después de desistir y cortar la línea, le devolvieron la llamada desde el mismo teléfono de antes diciéndole que se estaba realizando una transferencia desde la cuenta que se debía anular, y pidiéndole el código que le llegó por SMS. Ante la «presión» a la que fue sometida dio el código y, acto seguido, se realizó una transferencia de 2.000 euros desde su  cuenta. Entonces se puso en contacto con Atención al Cliente para anular todos sus productos pero la demora le hizo tirar la toalla.

Una vez consumada la sustracción de la cuenta de su hija, lo que más le ha «dolido» ha sido «el trato recibido en la oficina, algo que me ha pasado a mí y al resto de afectados». «Nos dijeron que no nos devolvían el dinero y que ‘hasta luego’», denuncia.

Marta Areces considera que «la gente desconoce, antes de meterse en este tema, que tiene derecho a que le devuelvan ese dinero, más si cabe cuando este ha sido un problema de Unicaja, que les han hackeado. Ese es su problema».

Insiste en que en la sucursal de su entidad bancaria no fue tratada «nada bien». «Pedí la hoja del consumidor, no me la querían dar y llegaron a decirme que la culpa era mía. No me sentí nada amparada, ya que me trataron como si yo fuera la culpable», resalta. Su abogado, Daniel Calzón Vázquez fue el que la animó «a pelearlo».

El juicio fue «el 23 de enero» y reconoce que tener que ir a declarar supuso un «mal trago» para ella. Ahora llega la buena noticia en forma de «sentencia firme ante la que no cabe recurso de Unicaja». Además de los 2.000 euros robados y las costas judiciales, ha visto reivindicado su «orgullo». «Tenéis que reclamar y no os podéis rendir. Hay gente a la que le han robado más de 100.000 euros y otros que lo han perdido todo», apunta. Su mensaje, en este sentido, es claro y contundente: «Animo a la gente que se ha visto en esta situación a denunciar y no rendirse».