Tres años de pandemia: estos son los aprendizajes que permitirían responder «de inmediato» a futuras crisis sanitarias

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

F. Sotomonte

La experiencia del covid-19 ha permitido crear estrategias y planes transversales de ámbito regional tras analizar con la perspectiva del tiempo las decisiones que sirvieron para hacer frente al virus

12 mar 2023 . Actualizado a las 11:21 h.

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaraba la pandemia a nivel mundial por Covid-19. Un día después, el 12 de marzo de 2020, el Gobierno del Principado de Asturias tomaba una de las primeras decisiones clave tras haberse reportado el último día de febrero (29/02/2020) el primer caso de persona afectada por el virus SARS-CoV 2 e iniciarse la transmisión del virus. Esa decisión fue la cancelación de las clases en todos los niveles educativos en toda la comunidad autónoma. A partir de ese momento y hasta el día de hoy, tres años después, la toma de decisiones en función de la situación pandémica ha sido un no parar en muchísimos ámbitos pero, sobre todo, en el ámbito sanitario, un ámbito transversal y fundamental para todos los demás en el que, con la perspectiva del tiempo y del conocimiento del virus, se hace balance de las medidas más y menos buenas que se han ido disponiendo, en algunos casos, a ciegas, sobre todo, cuando la enfermedad de la Covid-19 era una gran desconocida.

Así, la evolución de la pandemia ha generado un aprendizaje y dejado unas enseñanzas que permitirían «responder de forma inmediata» a posibles escenarios futuros de pandemia, asegura Pía Jiménez, subdirectora de Organización de Servicios Sanitarios del Principado, quien considera que, «si bien pueden caber matizaciones, las grandes líneas estratégicas, fueron las adecuadas».

El balance que hace la misma al volver la vista atrás sobre estos tres años, un giro que «pone la piel de gallina», lo hace poniendo en equilibrio «las vidas que se salvaron, las vidas que se perdieron y los pacientes con secuelas» y analizando de forma «objetiva» puntos clave como lo fue «la dedicación profesional en todos los niveles sanitarios para liderar la crisis más importante de los últimos 100 años», y no oculta Pía Jiménez que hubo «miedos e incertidumbres». Clave fue también, en su opinión, la autonomía del laboratorio de virología, «con una grandísima capacidad de resolución que nos permitía saber casi en tiempo real los casos y eso implicaba una capacidad de diagnóstico precoz elevada»; la anticipación «adelantando 6 meses los pedidos a los proveedores habituales»; o la capacidad para crecer en camas de hospitalización y de UCI en tiempo record, llegando, por ejemplo en la segunda ola de la Covid-19 (otoño de 2020) a las 3.000 camas de hospitalización y a las 350 de UCI en los momentos más críticos. Con todo esto, lo que destaca la misma es que «camas no faltaron y todo el mundo tuvo la atención que necesitó», señala la subdirectora de Organización de Servicios Sanitarios del Principado, que recuerda que «llegamos a ofertar apoyos a otras comunidades autónomas en UCI».

Anticipación

Por tanto, la «capacidad de anticipación» es para ella una enseñanza que ha de prevalecer de la pandemia de la Covid, ya que explica que gracias a decisiones adelantadas que en un principio fueron duras y «contundentes» se pudo retrasar la expansión del virus «y ganar tiempo» para poder analizar que estaba funcionando y que no en otras zonas y así adoptar las medidas más oportunas: «En cada decisión se utilizó la prudencia para no generar alarmas en la ciudadanía», señala Jiménez que, no obstante, reconoce que hubo «decisiones atrevidas» como la de cancelar las clases en todos los niveles educativos el 12 de marzo de 2020. «Fue una de decisión difícil pero previsora y no fue mala», dice con la perspectiva del tiempo.

En el ámbito sanitario asegura que el aprendizaje que debe quedar es que el objetivo sea siempre «el beneficio del paciente», algo que garantiza que se hizo durante la gestión de esta pandemia adaptándose en cada momento con flexibilidad a la situación que requería la pandemia en función de si había más o menos casos; o como cuando el SESPA se volcó para poder intervenir 178 centros sociosanitarios con personal propio.

«En nuestro análisis de la pandemia, no se ha llegado a la conclusión de que hubiera una decisión que no habría que volver a tomar. Y eso que se trataba de liderar una crisis sanitaria sin precedentes que más bien parecía una guerra por lo imprevista, pero en la que había que llevar en paralelo la atención sanitaria y la investigación del virus», explica Pía Jiménez, que considera que «ante posibles escenarios futuros, tenemos preparada una estructura y una logística de partida que permita responder de forma inmediata».

Pero llegar a esto no ha sido ni mucho menos sencillo, ya que la subdirectora de Organización de Servicios Sanitarios del Principado destaca que «ha sido un reto profesional y personal» para mucha gente que, asegura, «tuvo que luchar con sus propios miedos para dar luz y tranquilidad». En este sentido, pone de relieve la importancia de que «la incertidumbre no nos paralizara y fuera catalizadora del equilibrio entre la prudencia y la toma de decisiones».

Decisiones que se siguen tomando y es que, si bien la situación actual no es la del 14 de marzo de 2020, cuando se decretó el confinamiento domiciliario; ni la de noviembre de 2020, cuando la segunda ola de la Covid-19 atacó con virulencia a Asturias; ni la de cuando se hizo predominante la contagiosa variante ómicron, Pía Jiménez recuerda que aún estamos en tiempo de pandemia porque la OMS no ha declarado su fin. «El fin no está muy lejos porque vemos la luz al final del túnel y la actividad está muy normalizada», comenta la misma, que pone de relieve que esta terrible crisis deja «una estructura sanitaria pública muy potente» aunque reconoce el cansancio. No obvia tampoco que han quedado secuelas que están requiriendo medidas de actuación, como agilizar las listas de espera, realizar mejoras organizativas en la Atención Primaria o abordar la salud mental «en tiempo y forma» con el plan que irá hasta el 2030 porque la misma incide en que «se evidencia que la pandemia ha aumentado los problemas en el ámbito de la salud mental porque han sido años muy complejos».

Medidas físicas

Desde el punto de vista epidemiológico, la pandemia de la Covid-19 también ha dejado enseñanzas, como que los virus pueden dar casos sintómaticos pero también asintomáticos, comenta Mario Margolles, jefe de Vigilancia Epidemiológica de la Dirección General de Salud Pública, que recuerda que en aquellos primeros días / semanas de transmisión de la Covid-19 fue «esencial» determinar que se producía transmisión en muchos contextos y que había casos sin síntomas. «Pero eso no va a pasar nunca más porque ahora ese conocimiento lo tenemos», manifiesta el mismo, que apostilla «hoy sabemos lo que funciona y lo que no».

En su balance, Margolles destaca que si bien la primera ola de la Covid-19 en Asturias no fue la que causó más muertos, «fue la más caótica por el desconocimiento o conocimiento equivocado para el manejo de los casos». «El desborde de la primera ola fue porque no había herramientas más que el encierro de la gente en sus casas», una medida que si bien entiende que pueda ser discutida, «hoy en día se ha visto que el impacto fue bueno, nos vino bien», considera el mismo, que añade que «toda estrategia cuando hay desconocimiento es ganar tiempo, mantener el castillo hasta que llegue ayuda que, en este caso, fue en formato vacuna». De hecho, pone de relieve que la vacunación «evitó decenas de miles de casos y miles de muertos en Asturias».

El jefe de Vigilancia Epidemiológica de la Dirección General de Salud Pública apunta también que de esta pandemia de la Covid-19, la primera conocida que afectó a nivel mundial coincidiendo en tiempo y forma, «hay que aprender a tener planes de respuesta grupales, porque para esto no había plan», comenta el mismo, que precisa que «solo había planes de respuesta genéricos». Esos planes podrían evitar, a su entender y visto con perspectiva, que la situación se podría manejar «de forma más suave» y con menos decisiones dramáticas. No obstante, está de acuerdo en que cuando hubo que enfrentarse a esta pandemia «hay que intentar tomar las decisiones más adecuadas, porque no ser cautos en esa toma de decisiones se pagaba con vidas».

Otra lectura que saca es en relación a aprender como hacer una mejor gestión del sistema sanitario porque, aunque pone de relieve que es para estar «orgullosos» de la capacidad de respuesta de este sistema porque consiguió absorber toda la demanda, «el sistema ha quedado debilitado, por lo que hay que reforzar cosas para el futuro». Y es que Mario Margolles dice que seguramente habrá «más pandemias en el futuro», pandemias que, por la capacidad de transmisión, podrían volver a ser de virus respiratorios, que no requieren contacto para su expansión. Así, resalta que «esta experiencia nos facilita tener una respuesta a pandemias futuras», respuesta que se sigue perfilando en la medida de que la de la Covid-19 sigue activa en tanto en cuanto la OMS no ha declarado su final. Un final, que a su entender, todavía debería producirse más tarde que pronto, ya que consideraría «una irresponsabilidad por parte de la OMS» darla por finalizada «mientras haya fallecidos todo los días». «Nosotros seguimos activados y saturados porque la gente sigue enfermando, ingresando y falleciendo», traslada el jefe de Vigilancia Epidemiológica, que lamenta «que la ciudadanía cada vez haga menos caso y se siga exponiendo» a un virus que sigue circulando en Asturias y en el resto del mundo.