Jarro de agua fría de Francia al corredor atlántico hacia Asturias

F. S.

ASTURIAS

F. Sotomonte

El embajador galo recalca que priorizarán el Mediterráneo y no ve viable un horizonte para el norte antes de 2040

28 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Alianzas y macrorregión, son palabras que se escuchan con mayor frecuencia las últimas semanas al norte de la cordillera cantábrica. Y si la presión de las comunidades (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco) para tratar de amarrar los compromisos para conectarse a los grandes ejes de comunicación europeos se ha incrementado ha sido por los anuncio de Francia de demorar la parte que le corresponde al otro lado de los Pirineos. Las malas noticias se han confirmado con la declaración expresa del embajador galo en España, Jean-Michel Casa, quien afirmó que «lo veo difícil antes del 2040».

En una entrevista concedida a La Voz de Galicia, el diplomático se refirió a la demora que ha desatado las alarmas en el País Vasco hasta el punto de lanzar la propuesta de la macrorregión para ser oficialmente llevada a los órganos comunitarios en la presidencia española de la UE durante el segundo semestre del año. En este sentido y respecto a los plazos para la conexión entre Burdeos y Dax llevados hasta 2042, Jean-Michel Casa indicó que «el informe es consultivo, no es una decisión del Gobierno. Pero, francamente, con nivel de avance de los proyectos no estará terminado antes del 2040. Y, además, toda la zona al sur de Bayona no será de alta velocidad real al ser una zona tan turística. Lo importante es avanzar hacia Dax, pero la verdad es que en la cumbre franco-española [celebrada en enero] nunca se habló de un horizonte 2030 para esta parte. Porque no es realista».

Lo cierto es que el embajador francés sólo concreta, al menos a medio plazo, el interés del gobierno galo en la conexión mediterránea que «está más avanzado desde hace más tiempo. Nos hemos quedado atrasados en el suroeste de Francia. Pero no solo hacia España, sino dentro de nuestra propia red»; y respecto al enlace por el norte, el que debe llegar a Asturias, dice «llevará más tiempo» y «falta mucho para llegar».

Las palabras del embajador desmienten el optimismo manifestado por el recientemente nombrado comisionado del Corredor Atlántico, José Antonio Sebastián, quien aseguró que «no hay atasco» y que «el problema es ficticio» cuando la patronal del transporte a comienzo del mes de marzo planteó sus primeras dudas sobre que Francia llegara a finalizar el proyecto.

Sebastián fue nombrado por el Ejecutivo central a incrementarse el malestar de las comunidades del noroeste sobre el desarrollo de sus infraestructuras dentro de los grandes planes europeos. Lo cierto es que Asturias y Galicia ya tuvieron que presionar en conjunto para que se les incluyera en el diseño del corredor atlántico, un inicio el gobierno estatal las orillaba dejando la conexión a Portugal por Castilla y Madrid. En Asturias se han acumulado además nuevos retrasos para la apertura de la Variante de Pajares y la renovación de la vía de cercanías. La promesa del comisionado es que el refuerzo de las ayudas europeas en la reconstrucción postpandemia permitirá equilibrar la financiación de los proyectos del mediterráneo y el atlántico. Pero la diferencia entre uno y otro corredor es abismal, el primero prácticamente listo para ponerse en marcha en cuestión de meses y el segundo no sólo apenas planificado sino lastrado por errores de cálculo y diseño desde los organismos estatales y ahora además postergado por Francia.

Y es en ese contexto cuando desde el Ejecutivo vasco, que en las últimas décadas no había prestado atención a las alianzas inter comunitarias del noroeste (que giran fundamentalmente sobre la financiación autonómica), se tienden lazos a las comunidades cantábricas para poner las bases de una macrorregión europea. Este modelo de asociación, reconocido por los reglamentos comunitarios, permitiría a sus miembros, incluyendo Asturias, tener mayor capacidad de presión para colocar en las agendas de los estados sus cuestiones de interés.