Un refugio de animales de Siero recrimina la resolución municipal que les obliga a evacuar a los perros acogidos

ASTURIAS

Perros acogidos por la asociación «Acaricia con el alma»
Perros acogidos por la asociación «Acaricia con el alma»

Rosana Martín, presidenta de la asociación Acaricia con el alma, asegura que cuenta con todos los permisos para convertirse en casa de acogida y señala que todo se debe a una oposición vecinal: «Hemos sufrido un acoso y derribo total y absoluto»

08 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La Asociación Acaricia con el alma, un santuario y refugio de animales ubicados en Santa Marina, en Siero, denuncia el acoso vecinal sufrido y la orden de evacuación de los animales recibida por el Ayuntamiento de Siero a pesar de contar con todos los permisos necesarios para el desarrollo de esta actividad. «Desde el principio hubo una fuerte oposición vecinal, el ayuntamiento siempre les dio oídos y ahora han resuelto que debemos de sacar a los animales de una viviendo que ha sido su hogar desde hace más de dos años», explica Rosana Martín, presidenta de la asociación.

En 2018, Martín decidió comprar unos terrenos en Santa Marina, con la intención de convertirlos en una casa de acogida de grandes animales de protectoras y albergues municipales y que no hubieran encontrado un hogar estable. Dice que tomó la decisión de manera altruista debido a los «altos niveles de abandono y la saturación de las perreras». Tras la compra de los terrenos, Martín comenzó a informarse de las especificaciones que debía cumplir para convertirse en casa de acogida. «Además, comencé a moverme por el ayuntamiento para saber que tenía que hacer si quería realizar algún tipo de construcción para albergar los animales en las fincas», explica.

En febrero de este mismo año, realizó su primer rescate en la antigua perrera de Siero: más de 20 perros fueron trasladados a unas antiguas instalaciones que había preparadas en Langreo, pues «a pesar de ser de Siero, ni siquiera vinieron para este ayuntamiento. Aquí no teníamos nada donde albergarlos». Tras este acontecimiento, «salimos en la TPA con los perros rescatados y los vecinos comenzaron a ponerse en alerta. Empezaron a movilizarse y cada vez que nos veían en las fincas, daba igual si estábamos haciendo labores de limpieza o cualquier otra cosa, empezaban a llamar a la policía. Los perros ni siquiera estaban allí», denuncia. Tras estos sucesos comenzó a pedir los permisos necesarios, pero debido a la oposición vecinal y «quiero creer que el covid», los plazos se fueron retrasando.

No fue hasta 2019 cuando Martín constituyó la asociación, dando lugar a Acaricia con el alma, un santuario y refugio de animales. En mayo de 2020 trasladó a los animales a sus fincas, «construimos vallados muy grandes de más de 100 metros para meter a los perros por parejas, también instalamos casetas e intentamos tener a los animales lo mejor posible, que no estuvieran atados con cadenas...» Pero desde ese momento, los problemas comenzaron a llegar y las denuncias empezaron a ser constantes. «Los vecinos llamaban de forma insistente a pesar de que las fincas cumplían con todas las exigencias que tenía el ayuntamiento para hacer tanto un criadero, como una residencia canina o cualquier otro tipo de construcción del estilo. Pedían 100 metros de distancia a las casas y se cumplían perfectamente porque yo me había encargado de comprobarlo antes de comprar los terrenos», asegura.

A pesar de que las denuncias continuaban llegando, Martín no recibía los permisos para construir una pequeña nave. Se acercaba el invierno y decidió comprar una casa que se encontraba un poco más arriba de las fincas. «Soy la presidenta de la asociación pero todas las compras las hago a título personal y son mías en propiedad. Compré la casa para albergar a los perros y darles un hogar y ser casa de acogida de mis propios animales hasta que los consiguiera dar en adopción».

En noviembre de 2020, los perros se refugiaron en la nueva casa, pero, a pesar de la nueva ubicación, «continuaban molestando a los vecinos». Además, tanto Martín como la asociación denuncian irregularidades en la queja interpuesta al ayuntamiento por parte de los vecinos, «se entregaron 273 firmas y somos poco más de 100 vecinos».

Hasta la fecha el ayuntamiento ha abierto varios expedientes del caso, pero los ha terminado cerrando, hasta este momento. «No sé si es porque los vecinos están siendo más insistentes, pero desde la concejalía de Urbanismo se dictó una resolución en la que se dice que tenemos que sacar a los animales». En un primer momento el Ayuntamiento de Siero resolvió que debían evacuar a todos los perros, aunque en la última resolución que recibió Martín se indicaba que debía desalojar a la mitad de los siete perros que se encuentran ahora acogidos.

«Las casas de acogidas son una figura que está reconocida y que está recogida en la nueva Ley de Bienestar Animal. Puedo perfectamente tener dos viviendas distintas donde acoja a los perros teniéndolos en unas buenas condiciones», explica. Además, asegura que el ayuntamiento se está rigiendo por leyes urbanísticas y no está tomando en cuenta la nueva ley.

Con la resolución en firme, Martín ha decidido emprender acciones legales, «he contratado a un abogado porque tengo que ir a un contencioso. Lo primero será paralizar los plazos y después pleitear con el ayuntamiento». Asegura que llegará hasta el final, y se plantea incluso la probabilidad de denunciar por «el acoso y derribo total y absoluto que hemos sufrido durante todo este tiempo».