De granero a complemento de una vivienda o negocio: las medidas del plan que regula nuevos usos para los hórreos

Elena G. Bandera
Elena G. Bandera REDACCION

ASTURIAS

Un hórreo tradicional asturiano, en Gijón, en una imagen de archivo
Un hórreo tradicional asturiano, en Gijón, en una imagen de archivo

«El hórreo no es un fósil, todavía está vivo y ahora se podrá adaptar a las necesidades actuales», valoran en la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano, en la que destacan también los beneficios de que ejemplares «que son casi piezas de museo» pasen a ser BIC

08 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En Asturias ningún hórreo es bien de interés cultural (BIC), pero en principio podrían ser varios cientos los que, por ser auténticas joyas del patrimonio etnográfico, pasen a tener esta protección que, según el primer Plan del Horru presentado recientemente por la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Turismo, supondrá que sus propietarios recibirán ayudas específicas de la Administración para su mantenimiento. Es una de las medidas de un plan con el que se propone modificar el reglamento de desarrollo de la Ley de Patrimonio Cultural para incentivar la conservación de hórreos, paneras y cabazos en Asturias, que también regulará nuevos usos, aparte de almacén o granero, para los ejemplares que no sean considerados BIC.

«El hórreo no es un fósil. Todavía está vivo, no murió, y ahora se podrá adaptar a las necesidades de los tiempos presentes», valora el arqueólogo Fernando Mora, que pertenece a la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano y que se muestra convencido de que este Plan del Horru, una vez que comience a aplicarse, va a tener sin duda mucha acogida. «Si el hórreo cumple las condiciones, se le va a poder dar otra oportunidad, restaurándolo adecuadamente y dándole un uso más actual. Hay gente que sigue utilizándolos como almacén, pero hay mucha que no almacena ni el grano ni la comida y que ahora le van a poder dar otro uso», dice, señalando que a diario en la asociación se reciben consultas precisamente sobre este asunto.

Así, los hórreos y paneras podrán ser complemento de una vivienda o negocio, ya sea de hostelería u hotelería, de información turística o cultural o puestos de venta por ejemplo de productos asturianos. Pero solo como complemento de la edificación principal. «Un hórreo no va a poder ser una vivienda exenta nunca», matiza Mora, que recuerda que estas construcciones siempre estuvieron ligadas a viviendas y que, de hecho, son muy pocos los hórreos exentos que existen. «Si los hay es porque se movieron por devenires de la vida moderna, pero hasta los hórreos que hay en las brañas están al lado de la cabaña de la braña. También las paneras que están en el centro de las plazas tienen su casa enfrente. Todos los hórreos y las paneras están siempre vinculados a una casa porque si no pierden su sentido tradicional».

Las adecuaciones que se lleven a cabo para darles uso -por ejemplo como habitación que complemente a una vivienda o a la oferta de un hotel rural, o incluso aprovechar la parte de abajo para instalar una terraza que también complemente a un negocio hostelero- deberán seguir unas normas que, según explica Mora, aún tienen que desarrollarse pero que estarán enfocadas en garantizar que se utilicen técnicas respetuosas «para no desmerecer el hórreo o la panera».

A las casas con hórreo también se les va a poner un límite máximo de dos hórreos o dos paneras para que el paisaje tradicional asturiano no se vea alterado. «Las quintanas tradicionales tienen uno o dos, es nuestro paisaje cultural», considera Mora, que recuerda que no se construyen tantos hórreos nuevos y que, en todo caso, en la Asociación del Hórreo «siempre defendemos que es mucho mejor restaurar hórreos existentes porque aparte de ser más barato, en general recuperas elementos etnográficos que si no se van a perder». En esta asociación, que viene reivindicando desde su creación buena parte de las medidas recogidas en la propuesta de Cultura, están satisfechos con el Plan del Horru y confían en que realmente ayude a que se restauren más ejemplares para que, con esta posibilidad de nuevos usos, tengan una nueva vida.

«Hay hórreos y paneras que son casi piezas de museo»

En los únicos hórreos en los que se mantiene el uso tradicional es en los que sean declarados BIC o tengan algún otro tipo de protección especial. Para Mora esta es una de las medidas más importantes del plan por considerar que es un paso «muy necesario porque hay hórreos y paneras que son monumentales, o muy antiguos, que son casi piezas de museo y tienen que estar conservados tal y como están, con su uso y su forma tradicional».

Y como un BIC no lo puede mantener un particular, por decirlo de alguna manera, las construcciones que tengan esta consideración -una vez que sean designadas por la Administración- van a recibir ayudas para su mantenimiento. ¿Qué características tienen que tener en principio para ser declarados BIC? Aunque tienen que desarrollarse, Mora apunta a aquellos ejemplares que presenten una decoración o una antigüedad valiosa o que formen conjuntos de especial valor histórico-artístico. Además, aparte de los BIC, el plan también contempla la recuperación de hórreos y paneras de especial interés con intervenciones específicas y darle una vuelta a las bases de las ayudas que ya existen, que este año tienen una dotación de 350.000 euros, para que sean lo más efectivas posible.

Otra medida importante será la revisión de los catálogos municipales de hórreos, cuya actualización, aparte de permitir conocer un número más aproximado del censo real, servirá como elemento de trabajo para establecer la protección que recibe cada ejemplar y poder trabajar a partir de ahí en todas las propuestas del plan.

«Los hórreos se caen porque no hay uso y este plan puede ayudar a la conservación y a la recuperación de muchos ejemplares, por un lado, marcando los BIC que se van a quedar como están y protegidos con la ayuda de la Administración y, por otro lado, abriendo la mano con otros hórreos que tienen un menor valor, para que tengan uso, incentivando su reparación y mantenimiento», resume Mora, que valora el claro interés que tiene la Administración autonómica en la conservación de estos elementos etnográficos. No pasa por alto, además, la importancia que tienen las labores de mantenimiento, «que son sencillas de realizar y que a la larga van a permitir que un hórreo sobreviva sin tener que hacer grandes inversiones».