El veranón se come el veranillo de San Miguel: dos semanas estivales más en Asturias

F. S.

ASTURIAS

F. Sotomonte

La duración de los días cálidos se han incrementado desde la década de los 60 del pasado siglo

03 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La previsión del tiempo augura para esta semana una caída de temperaturas y cielos más nublados, quizá ya este mismo martes con algo de lluvia, pero lo cierto es que el mes de septiembre, hasta la misma entrada de octubre, ha discurrido como una prolongación, y además intensa, de la estación del verano con jornadas enteras en las que no se divisaba una nube sobre los cielos de Asturias y temperaturas de playa que, de hecho, llevaron a miles de asturianos al litoral todavía el pasado fin de semana.

En los refranes populares se cuenta como un período de calor en pleno otoño el 'veranillo de San Miguel', que ronda el 29 de septiembre. Y todavía queda otro fenómeno similar, un 'veranillo de San Martín', alrededor del 11 de noviembre. Son fenómenos recogidos en la tradición de eventuales episodios de calor y clima seco pero lo que se ha producido este año es más bien un «veranón», un verano superlativo y mucho más largo de lo normal, de forma completamente inusual. Y no es una apreciación subjetiva, los números lo corroboran.

Los cálculos han sido publicados por el meteorólogo Roberto Granda, que ha tomado como referencia la duración media de los días de verano entre la década 1961-1970 para compararlos con los de la década 2011-2020.

En el caso de Asturias el aumento es considerables, 14 días más de verano, es casi medio mes de temperaturas altas-; en el caso concreto de Asturias toma como referencia el registro de Gijón y señala que en la década de los años 60 del siglo pasado la media es de unos 108 días de duración del verano mientras que a comienzos de este siglo la media ya ha subido a los 122; para esa definición de verano toma como referencia los percentiles de las temperaturas más altas del año en cada comunidad.

En todo caso, Granda destaca que la diferencia es mucho más acusada en el sur de la península y apunta que «en líneas generales, se aprecia cómo las zonas con menor incremento de días de verano se concentran en el noroeste del país y en el suroeste. Coincide con las zonas más frescas y cálidas en verano, en líneas generales. Por el contrario, el área interior del país experimenta en general los mayores incrementos, seguida por el arco mediterráneo».

Pero no se trata sólo de duración sino de intensidad. El verano asturiano tiene más días que décadas atrás y también es mucho más caluroso. Los datos de la Agencia Estatal de Meteorología revelan que en este 2023 los tres meses de junio, julio y agosto fueron, junto con el mismo periodo de 2003, los más cálidos desde 1961. El 23 de agosto se llegó a los los 41,7 grados en Amieva.

En Asturias, además, junio ya comenzó con un calentamiento anómalo para la época de las aguas del Cantábrico que ya entonces superaban los 20 grados y que estuvieron muy cerca de los 25 grados en playas como las de Gijón. Las 29 boyas de Puertos del Estado registraron dos récords de temperatura del mar este verano: los 31,21 grados que alcanzó el Mediterráneo en Dragonera (Baleares) y los 23,25 grados del Cantábrico en el asturiano Cabo de Peñas, en Gozón.

El estrés térmico futuro

¿Y en el futuro? El chascarrillo de 'no es un veranos caluroso, es el verano más fresco del resto de tu vida' no puede ser más real. Estudios que miden el estrés térmico -esto es la incapacidad del cuerpo para enfriarse al sudar- auguran para final de siglo temperaturas bastante elevadas en las principales ciudades de Asturias.

En el caso de la capital asturiana se espera que en 2090 el aumento medio de temperatura sea de +4,3 grados. Ese camino es una curva ascendente que comienza tomando como base la temperatura media de la ciudad en el año 2010. Desde esa fecha el augurio es que crezca un grado más en 2030, dos más de media en el 2050 y alrededor de tres en el 2070. En Gijón la cercanía con el mar ayuda a suavizar este incremento pero la curva ascendente es igualmente pronunciada. De nuevo tomando como base la media de 2010, el informe estipula que a final de siglo, en 2090, la villa haya incrementado en unos 3,7 grados las temperaturas más habituales. La evolución que prevé el estudio a lo largo de las décadas es que en Gijón se suba de media ya un grado en 2030, medio grado más en 2050 y se hayan superado los tres grados más de media en el 2070.