Un estudio de la Universidad de Oviedo revela que la grasa parda puede ser beneficiosa ante el cáncer de próstata

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La grasa blanca que contribuye a extender el cáncer de próstata.
La grasa blanca que contribuye a extender el cáncer de próstata. UNIVERSIDAD DE OVIEDO

La investigación demuestra que mientras la grasa blanca, propia de la obesidad, contribuye al crecimiento y la progresión tumoral, la presencia de grasa parda en el entorno del tumor previene su crecimiento

31 oct 2023 . Actualizado a las 13:32 h.

La transformación de grasa blanca en grasa parda - el tejido adiposo que regula la temperatura del cuerpo- puede ser muy beneficiosa para la prevención y control del cáncer de próstata, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oviedo. El trabajo, realizado por el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA), ha sido publicado en la revista Cell Communication and Signaling, de «máximo impacto» en su área de conocimiento, según ha destacado este martes la institución académica asturiana.

El estudio demuestra que mientras la grasa blanca, propia de la obesidad, contribuye al crecimiento y la progresión tumoral, la presencia de grasa parda en el entorno del tumor previene su crecimiento.

El cáncer de próstata es uno de los tumores con mayor incidencia entre los varones adultos en países occidentales, ya que uno de cada nueve hombres por encima de 65 años desarrollará un cáncer de próstata invasivo con elevada tasa de morbilidad y mortalidad y que el porcentaje total de grasa corporal eleva el riesgo de padecerlo, ya que el tejido adiposo es uno de los componentes mayoritarios del entorno tumoral.

La directora del IUOPA, Rosa María Sainz, e investigadora principal del trabajo, recuerda que algunos grupos de investigación han demostrado el papel negativo que el tejido adiposo blanco, el tipo de grasa más común, tiene sobre la progresión tumoral mientras que, a lo largo de la última década ha ido ganando atención, en el ámbito de la salud, el papel del tejido adiposo pardo.

«La grasa parda es una forma de grasa que genera calor y que desaparece con la edad, quedando reducida a pequeños nichos tisulares en las proximidades de riñones, timo o en la base del cuello. Es un tipo de grasa frecuente en el panículo adiposo de bebés (capa de tejido adiposo bajo la piel) y tiene por objeto mantener su temperatura corporal», apunta.

Indica que «también se puede favorecer la generación de grasa parda por exposición a frío, mediante el ejercicio físico o a través de la ingesta de algunos alimentos» y afirma aque esta grasa «buena» se ha propuesto, en el contexto de enfermedades metabólicas, como «una herramienta eficaz para mantener una buena salud».

«Sin embargo, su papel en cáncer no se había estudiado con claridad», apunta Sainz, que desvela que el objetivo del trabajo se centró en estudiar el papel de los andrógenos - las hormonas masculinas fundamentales para el crecimiento en el cáncer de próstata -, en el control del contenido en tejido adiposo blanco y pardo en el entorno tumoral de la próstata, además de que se analizó cómo la presencia de grasa parda podría afectar a la progresión tumoral.

Sus hallazgos demostraron, por primera vez, que la grasa parda se puede controlar por las hormonas, en particular por los niveles de testosterona circulantes tras las investigaciones realizadas con ratones TRAMP, animales transgénicos que desarrollan cáncer de próstata.

«Encontramos que, en estos ratones, el contenido en grasa blanca y parda estaba alterado por la ausencia de andrógenos, describiendo por primera vez la aparición de tejido adiposo pardo próximo a la próstata tras la eliminación de testosterona circulante», subraya Alejandro Álvarez Artime, primer firmante del artículo, informa Efe.