Adiós a La Bolera, el último chigre del concejo con menos habitantes de Asturias: «Le cortaron la cabeza al pueblo»

Marcos Gutiérrez REDACCIÓN

ASTURIAS

La Bolera, el último chigre de Yernes y Tameza
La Bolera, el último chigre de Yernes y Tameza

El bar, regentado por Joana López desde 2018, cierra sus puertas por orden del ayuntamiento, que acometerá una serie de reformas en el edificio

16 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«¿Dime dónde van los discos cuando cierra un bar?», cantan los Mota Blues en su pequeño gran clásico Derecho de admisión en mi funeral. Y es que, para los parroquianos, el cierre de su bar de referencia siempre ha provocado una sensación de orfandad que va mucho más allá del mero hecho de perder un sitio en el que tomarse un café, una caña o un pincho mientras se lee el periódico. Cuando un chigre dice adiós, con él lo hacen las vivencias acumuladas por los clientes en su interior. Se va ese sancta sanctorum en el que nos juntamos, reímos y arreglamos ese mundo que se queda fuera de sus paredes y casi parece ajeno a él. Esto es más cierto, si cabe, en municipios pequeños en los que ese bar puede que sea el único lugar del que vecinos y vecinas dispongan para ponerse al día y celebrar. Esto es, en esencia, lo que acaba de ocurrir en Yernes y Tameza.

Joana López era la responsable del bar La Bolera desde el año 2018. Poco a poco y a base de tesón y esfuerzo ha logrado que el único chigre del municipio se convirtiera en lugar de reunión y centro neurálgico, en el que se organizaban diferentes eventos y celebraciones, desde corderadas a concentraciones moteras. Tras vencer el contrato de arrendamiento (firmado inicialmente para cuatro años), esta profesional solicitó su renovación en un par de ocasiones, algo que el Ayuntamiento finalmente denegó.

La Bolera, el último chigre de Yernes y Tameza
La Bolera, el último chigre de Yernes y Tameza

La justificación es que es necesario que el Consistorio acometa una serie de obras de mejoras en el suelo del local, especialmente en una zona tras la barra, para posteriormente volver a sacar a concurso la gestión del establecimiento. Esta hostelera explica que «hizo en septiembre un año que parte del suelo se derrumbó», en concreto «detrás de la barra y luego la parte a continuación de ella». López «llevaba 6 años» al pie del cañón de un negocio que el Ayuntamiento le notificó «el 13 de febrero» que debía abandonar.

Esta trabajadora de la hostelería tiene «un bar en Santullano y otro en Grao», pero no duda en reconocer que seguir con La Bolera le hubiera hecho feliz. «Por supuesto que me hubiera encantado continuar, porque vivo aquí», afirma. Y es que se ha convertido en un elemento dinamizador de la zona, en el que se organizaban «muchas fiestas por el verano y la gente acudía».

La Bolera, el último chigre de Yernes y Tameza
La Bolera, el último chigre de Yernes y Tameza

«En el pueblo vivimos cuatro y era el centro de reunión», abunda. Desde su punto de vista, con esta decisión «le cortaron la cabeza completamente al pueblo». No es solo la hasta ahora responsable de La Bolera la única que lamenta su adiós. Los vecinos se han quedado huérfanos de su lugar de reunión y compadreo. Uno de ellos es el exalcalde de Yernes y Tameza y actual edil de la Corporación, Manolo Fernández Tamargo. «Hay muchas maneras de hacer las cosas: bien, regular o fatal y, en este caso, yo considero que se han hecho fatal», destaca.

Reconoce que «es cierto que el contrato había vencido y que estaba en precario, pero ella ya solicitó al Ayuntamiento poder continuar». En este sentido, no es menos cierto que el local «tiene unas deficiencias», ya que «aquello era una antigua escuela y el piso estaba sobre maderas en las que posteriormente se pusieron baldosas». No obstante, considera que las cosas podrían haberse hecho de otro modo menos traumático. «Si hay que tener el bar cerrado para hacer esas obras una semana, pues que se haga, así el Ayuntamiento hubiera sacado a concurso la licitación de nuevo, ganando tiempo», apunta.

La Bolera, el último chigre de Yernes y Tameza
La Bolera, el último chigre de Yernes y Tameza

Además, cree que si la nueva licitación «le tocaba a ella, Joana no tendría que andar vaciando todo lo que tenía ahí, porque la mayoría de las cosas que hay dentro eran suyas». Lamenta este final abrupto, ya que La Bolera se había convertido en un punto de encuentro de los vecinos, «no solo de Yernes y Tameza, sino también de los concejos vecinos». A su juicio ofrecía «un servicio fundamental para los ganaderos y forasteros» que ahora desaparece.

«Esto no hace nada de bien a los pueblos, todo lo contrario, porque si estamos viendo que hay despoblamiento, con cosas como esta lo que se hace es fomentarlo», concluye.