El nudo de la oficialidad: plazos y método para el regreso del debate

ASTURIAS

F. Sotomonte

La Junta General volverá a dirimir la oficialidad del asturiano pero los apoyos han menguado respecto a la pasada legislatura

07 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada hacía pensar que en la nueva legislatura regresara con fuerza el debate sobre la oficialidad del asturiano y, de hecho, nada hace pensar con los fríos números en la mano que sea posible que se acuerde una reforma del Estatuto de autonomía que lo permita. Y, sin embargo, la discusión regresará a la política asturiana y por la puerta grande: con una proposición de ley que deberá dirimirse en el pleno de la Junta General en la segunda quincena de mayo.

Este método legislativo y este plazo fueron avanzados este lunes por el presidente del Principado, Adrián Barbón, tras un fin de semana en el que se sucedieron el Día de les Lletres Asturianes y la tradicional manifestación en Oviedo en defensa de la oficialidad. Todo es relevante teniendo en cuenta que, en realidad, el objetivo de esta iniciativa es que los grupos parlamentarios (singularmente en el espectro conservador) se retraten. La fecha porque se trata de apurar plazos y el método, la proposición de ley, porque sólo necesita una mayoría simple para ser aprobada. Eso sí, esto es incontrovertible, la mayoría necesaria para aprobar la oficialidad del asturiano, que requiere una reforma estatutaria, es de de tres quintos, 27 de los 45 diputados del parlamento asturiano. Y hoy por hoy no los hay.

Sin embargo sí ha habido cambios de posición. Al terminar el recuento electoral en las elecciones de mayo del año pasado, el entonces cabeza de lista del PP, Diego Canga, celebró, por encima de ninguna otra circunstancia, que el ascenso de su diputados de su partido hacía inviable esa mayoría de tres quintos.

Los adversarios de la oficialidad la vieron demasiado cerca la pasada legislatura. Entonces faltó un único escaño. El pasado mandato el PSOE contaba con 20 diputados, Podemos  con 4 e Izquierda Unida 2. Foro tenía también dos diputados pero el grupo estaba roto. Tras la expulsión de Francisco Álvarez-Cascos del partido (y denunciado además por apropiación indebida) quedó fuera Pedro Leal, afín a Cascos, y Adrián Pumares se mostró partidario de negociar la una posible reforma que llevara a buen puerto la oficialidad del asturiano. Ocurrieron dos cosas: desde Vox se lanzó una campaña de acoso personal con vallas publicitarias en las que le acusaban de traidor «vendido» y, cuando llegó la hora de sentarse a la mesa, la cúpula de Foro planteó una serie de demandas de rebajas fiscales inasumibles para Izquierda Unida. El acuerdo fue imposible. Y luego llegaron las elecciones con un notable aumento del respaldo electoral del PP que devoró por completo a los votantes de Ciudadanos.

Pero la actualidad política asturiana y la segunda investidura de Barbón terminaron por devorar a su vez la vocación autonómica de Diego Canga que dejó el parlamento en un comparecencia relámpago --«permítanme que lea mi carta de despedida y, en cuanto la lea, salgo corriendo para el aeropuerto»-- el pasado mes de octubre cuando se confirmó que Alberto Núñez Feijoo no sería presidente del Gobierno. Su renuncia abrió las puertas al largamente demorado congreso regional del PP en el que, finalmente, se consolidó el liderazgo de su actual presidente, Álvaro Queipo.

Natural de Castropol, ya la pasada legislatura, Queipo hizo intervenciones en eonaviego en debates parlamentarios, para disgusto de Vox que se lo afeaba cuando ocurría. Al asumir la presidencia del partido en declaraciones a La Voz de Asturias, se reclamó como heredero de Sergio Marqués (bajo cuya presidencia se aprobó la Ley de Uso vigente) diciendo que «las lenguas asturianas son un patrimonio inmaterial que forma parte de la cultura de todos, sin excepción, de toda Asturias» pero marcándose de nuevo el límite de la oficialidad, que no aceptan al entender que su aprobación incluye «obligatoriedad».

Fue, con todo, un paso respecto a la radical animadversión al asturiano que habían manifestad anteriores dirigentes del PP regional. Todo a pesar de que siempre se han buscado el el espejo del PP gallego como ejemplo para su orientación política, y siendo el grupo de la comunidad vecina un defensor sin complejos de la oficialidad de la lengua gallega y de su propio modelo autonómico para el despliegue de la promoción de la lengua (uno, por cierto, que Barbón había declarado expresamente que le gustaría tomar como base en la reforma asturiana). Tan es así que apenas unas semanas atrás, y en la toma de posesión de Alfonso Rueda como presidente de Galicia, Queipo aseguró que buscaba un «estilo galleguista» para el PP de Asturias.

¿Por qué no asturianista? Eso debió pensar Barbón tras una serie de semanas en las que el presidente del PP fue limando la feroz animadversión de partido a la lengua asturiana, incluso con una visita inédita por parte de un responsable de su calibre, a la Academia de la Llingua Asturiana en la que, pese a que hubo avances como el reconocimiento de la ALLA como referente en materia lingüística, volvió a remarcar que su grupo no podía aceptar a oficialidad sino que esperaba explorar las posibilidades, todavía muy abiertas, de la Ley de Uso.

El reto de Barbón para «llegar hasta el final» tiene así una primera diana puesta en Queipo pero también habrá otra para Foro en el debate parlamentario. El Adrián Pumares que vio como se llenaban las carreteras de Asturias con vallas acusándole de «vendido» y con montajes besándose con Barbón, tuvo que tragar tras las municipales un pacto con el partido que le acosó para que Carmen Moriyón pudiera hacerse con la alcaldía de Gijón. Y de hecho, la entrada del grupo de extrema derecha en el gobierno municipal estuvo marcada por poner en punto de mira directamente a la lengua asturiana e incluso a los artistas que la utilizaran en canciones. Gota a gota hasta que se colmó el vaso, hasta que la edil de Vox, Sara Álvarez Rouco anunciara su intención de introducir en el festival de cine un premio que reconociera los «valores de su partido». Lo que llevó a que Moriyón los expulsara del gobierno municipal.

Ese camino de partida y regreso facilitó, por ejemplo, que Foro respaldara los últimos presupuestos autonómicos, pero queda la incógnita cómo se posicionará final y realmente en el debate sobre la lengua asturiana ¿pesará más el alma autonomista de la formación o la conservadora que le llevó cuando tuvo la oportunidad a por delante de la lengua vernácula que las herencias de hasta un millón de euros no pagaran el impuesto de sucesiones?

Lo cierto es que los números para la reforma del estatuto son inconmovibles y siguen dándole la razón al Diego Canga que lo celebraba la noche electoral. Ahora hay 19 diputados del PSOE, tres de Convocatoria por Asturias (que agrupa a IU, Más País e Izquierda Asturiana) y en el grupo mixto (expulsada de Podemos) está Covadonga Tomé. Juntos suman 23 diputados que inequívocamente apoyan la oficialidad del asturiano, la mayoría absoluta pero no suficiente para la reforma. Necesitarían cuatro más. Foro tiene uno, que podría decantarse por ese apoyo, Vox tiene cuatro que ni siquiera reconocen la existencia de una lengua asturiana y el PP tiene 17 y nada hace pensar, por el momento, que puedan cambiar su posición más allá de explorar la Ley de Uso.