¿Cobrar más a un cliente si «remolonea» en el chigre? Los hosteleros asturianos no lo ven claro
ASTURIAS
El bar Perfetto, ubicado en La Barceloneta, adoptaba recientemente la decisión de cobrar en función de lo que el cliente pasa en la terraza, ante distintos problemas que han surgido entre su clientela. Dueños de bares, restaurantes y sidrerías del Principado ven esta iniciativa como difícilmente trasladable a la región, cuando no directamente «cutre»
14 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El bar Perfetto, ubicado en La Barceloneta, adoptaba recientemente la decisión de cobrar en función de lo que el cliente pasa en la terraza. Por ejemplo, el precio del café en este establecimiento de la Ciudad Condal es de 1,60 euros, pero si el cliente se demora más de treinta minutos en tomárselo, pasa a costar noventa céntimos más. De este modo, si el cliente está más de una hora con su café, pagaría la friolera de cuatro euros.
El propietario del establecimiento se ha defendido de la oleada de críticas recibidas en redes sociales argumentando que la decisión se ha tomado después de una pelea entre clientes del establecimiento, unos cansados de esperar por una mesa y los otros que estaban estirando, tal vez en demasía, su estancia.
Hosteleros asturianos consideran que la medida, si bien entendible en algunos casos, especialmente en lugares con un turismo tan intensivo todo el año como Barcelona, no tiene mucho recorrido en el Principado, donde los establecimientos, ya sean restaurantes, bares, cafeterías o pubs viven, eminentemente, de los parroquianos que acuden a lo largo de todo el año.
Asimismo, consideran que este tipo de clientes, pese a que «haberlos, haylos» (como con las meigas), son minoría y, por regla general, saben cuánto tiempo es adecuado quedarse en función de lo consumido y para dejar espacio a otras personas.
«Cada vez la gente es más consciente de que las terrazas son negocios»
Félix Marcos, presidente de Hostelería con Conciencia y propietario de la cervecería La Escala de Gijón, opina que «cada vez la gente es más consciente de que las terrazas son negocios y no parques donde tomar el sol o pasar la tarde con una consumición, aunque hay de todo».
En este sentido, considera que «es un tema complicado», porque «se puede llegar a entender perfectamente porque ése hostelero lo hace, ya que la gente tiene en algunos casos muy poca empatía con el negocio y se cree que puede estar tomando un café o una consumición una hora y media o dos horas». No obstante, tiene dudas de que «legalmente se pueda hacer, porque tú tienes una lista de precios».
En este sentido, lo que sí ha tenido que hacer alguna vez este propietario de una cervecería y presidente de Hostelería Con Conciencia, «sobre todo a raíz de la pandemia», es tener que «decirle a alguien 'Oye, ¿vas a vas a consumir algo más o no, porque, si no, necesito la mesa'».
«Los hosteleros estamos para dar un servicio y que la gente se sienta a gusto»
Fernando Neira, propietario del pub gijonés Morrison y del Kilmister (ambos en la calle Marqués de Casa Valdés), sabe bien la importancia de hacer que un cliente se sienta cómodo en su local, ya sean 5 minutos, media hora o tres. Reconoce no comprender «que en la terraza si consumes te cobren adicional» en función del tiempo de estancia.
A su juicio, «la terraza es una ampliación del bar», por lo que «si un cliente se queda 5 minutos, 10 minutos o 1 hora, somos hosteleros y es la regla del juego».
En sus locales, «a veces se sienta una pareja en una mesa de cuatro, te consume dos refrescos y está media hora». Esta iniciativa de los precios variables en función del tiempo empleado le suena inasumible en el Principado. «No lo veo factible y me parece que supone empezar a ensuciar lo que es la vida cotidiana de la gente, o sea, salir a un bar, sentarse, tomar una cerveza tranquilo...», remarca.
Considera que, precisamente, «para eso también estamos los hosteleros, para dar un servicio y que la gente se sienta a gusto y haga una pausa». En esta línea, ese posible 'remoloneo' de los clientes es algo que tienen que «asumir los hosteleros», desde su punto de vista. «Es como que si vamos al cine pagamos un precio por una película que dura 1 hora y media u otro precio por una película que dura dos», concluye
«No lo veo viable en Asturias ni en ningún otro sitio»
Rafael Martínez, más conocido como 'Falo', es el emblemático propietario del no menos emblemático Mare Nostrum de Oviedo. En este sentido, como dueño de una amplia terraza en una zona muy transitada de Oviedo (junto al Auditorio Príncipe Felipe) sabe de lo que habla. Y lo tiene bastante claro. «No lo veo viable», no duda en afirmar.
A su juicio, iniciativas como esta «son teorías de algunos hosteleros que pagarán unas rentas desbocadas y que tienen que intentar rentabilizar las cosas».
«No lo sé, pero no lo veo viable en Asturias ni en ningún otro sitio, quitando en zonas de turismo en que pueden hacer lo que les apetece, desde la mañana a la noche», concluye.
«En Asturias no tendría buena acogida»
Rocío Barrio, dueña de la sidrería Casa Carmen de Gijón, cree que, si bien hasta cierto punto es entendible, la medida de este establecimiento no podría aplicarse en el Principado. «Hombre, a ver, por un lado entiendo que lo quieran hacer, porque hay gente que con un café se pasa toda la tarde», resalta esta hostelera. Asimismo, remarca que un bar, cafetería, restaurante o sidrería «no deja de ser un negocio, hay mucho que pagar, sueldos, seguridad social, IVA, proveedores y de todo».
Dicho esto, matiza que «en Asturias, sinceramente, no tendría buena acogida» esta medida. Desde su punto de vista, adoptar esta iniciativa en Barcelona «igual que es más de gente de paso, vale», si bien para dueños de negocios hosteleros que operan en Asturias «todo el año» no lo ve factible. «Sinceramente, yo en mi restaurante no lo implantaría, pero bueno, el que lo haga tampoco estará mal», añade.
«Lo de subir precios es una medida disuasoria cutre»
Parecida es la opinión de Javier Rodríguez Velasco, responsable del bar y restaurante Cadillac de Oviedo. Considera que la adoptada por el establecimiento de la Barceloneta es «una medida cutre, no de hostelería» y califica de «horrible lo de los precios», pero también «la actitud de las personas que están dos horas con un café».
Considera que, en muchos casos, «es inevitable y si tienes pocas mesas es una faena». Cree que este tipo de clientes «haberlos los hay, pero en mi caso son minoría». No obstante, insiste en que «lo de subir precios es una medida disuasoria cutre».
Pese a todo, reconoce que en su establecimiento, a veces, «hay gente que viene a ver un partido de fútbol, toma un café y en la segunda parte un vaso de agua», cuando el fútbol a los locales les cuesta «485 euros al mes y no lo generamos». «Gracias a Dios, son minoría», concluye.
Medidas fruto de «la turistificación y la gentrificación de las ciudades»
David Canteli, dueño de la sidrería gijonesa Canteli, es bastante claro respecto a esta medida ideada por el responsable del bar Parfetto de La Barceloneta. «La verdad es que me parece mal», señala. Considera que son medidas «que algunos toman por culpa de la turistificación y la gentrificación de las ciudades».
«Para mí no es acertado y solo es un parche que intenta atajar un problema muy gordo que tenemos», recalca. En este sentido, este hostelero gijonés destaca que «los turistas centrifugan a los vecinos y sin vecinos no hay vida». «Como se diría aquí, 'ye pan pa hoy y fame pa mañana'», asegura.
«Yo, en mi negocio, no me planteo esas cosas»
David Barroso es el propietario de La Mina, en Gijón. Precisamente, su local cuenta con dos frecuentadas terrazas en una de las zonas más bulliciosas de la ciudad, una que da a la calle Buen Suceso y la otra a la calle Santa Lucía. Cree que una situación como la del bar de la Ciudad Condal «se puede llegar a dar en sitios masificados con turismo, pero creo que no es el caso».
Y es que «en Barcelona hay muchísimo turismo todos los días del año». «Aquí, bueno, tenemos turismo en temporadas altas y de fin de semana, pero luego entre semana Gijón no tiene no tiene sus problemas, aunque igual los tiene dentro de 15 años», añade. «Yo, en mi negocio, no me planteo esas cosas», asevera tajante.
David Barroso recuerda que «ya se hizo algo parecido en pandemia, creo, en el País Vasco, para limitar el tiempo y demás, pero no sé, yo creo que la gente es responsable de estar el tiempo que considera oportuno en la en la mesa y, si no va a seguir consumiendo, dejarla libre», concluye.