Tensión en la última sesión del juicio al conductor de Alsa accidentado en Avilés: «Casi hubiera preferido haber muerto que vivir como vivo»
ASTURIAS
La viuda de una de las víctimas increpó al acusado: «Vengo para que me veas la cara y que no se te olvide nunca, porque el culpable no es mi marido que es el que está bajo tierra, eres tú».
11 jun 2025 . Actualizado a las 14:01 h.El conductor del autobús de Alsa que sufrió un accidente de tráfico en septiembre de 2018 con el resultado de cinco muertos y catorce heridos ha declarado este jueves ante la jueza que lo está pasando fatal en los últimos casi ocho años, que está en tratamiento psicológico y que hubiera preferido haber muerto en el siniestro.
«Estoy en tratamiento psicológico, si me hubiera muerto, me hubiera dado igual, casi hubiera preferido haber muerto que vivir como vivo», ha dicho el acusado en el último alegato tras cuatro días de sesiones en el Juzgado de lo Penal número 2 de Avilés que juzga lo ocurrido en este accidente ocurrido en el entronque de los accesos al Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA), en una de las entradas a Avilés.
En el capítulo de conclusiones, la Fiscalía se ha ratificado en su petición de pena de cuatro años de prisión, seis de retirada del carné de conducir y otros seis de inhabilitación para ejercer la profesión de conductor, así como el pago de indemnizaciones por más de 674.000 euros, que, en parte, han sido abonadas.
El Ministerio Fiscal acusa al conductor de cinco delitos de homicidio por imprudencia grave y trece de lesiones por imprudencia grave.
El conductor se ha defendido poniendo en tela de juicio la veracidad de los médicos que prestaron declaración como testigos o peritos, y ha insistido en su idea de que en ningún momento había sido dado como no apto para conducir autobuses después de un único episodio de irritación cerebral o epilepsia criptogénica, es decir, de origen desconocido.
En el caso del neurólogo del HUCA que le trató, el conductor ha dicho que mintió en su declaración ayer ante la jueza y le ha acusado de modificar su historial médico al día siguiente del accidente, aunque no ha podido especificar en qué concretamente o con qué finalidad. «En ningún momento he ocultado a nadie la información, todos los servicios médicos y empresas de prevención eran conocedoras de lo que tengo», ha declarado el acusado, que ha insistido en que los médicos le han dicho que lo que tuvo en 2015 fue una irritación cerebral aislada y que, si transcurrido el año la evolución era buena, «podía volver a conducir».
Momentos de tensión
La cuarta jornada del juicio ha dado comienzo con mucha tensión en la entrada del complejo de justicia avilesina, con la viuda de una de las víctimas del accidente increpando al acusado: «Vengo para que me veas la cara y que no se te olvide nunca, porque el culpable no es mi marido que es el que está bajo tierra, eres tú».
La hija de otra de las víctimas ha lamentado que el conductor no haya pedido perdón por lo sucedido, más allá de que se sienta inocente: «El quiere ser la víctima y que nosotros agachemos la cabeza».
El acusado, que ha quedado con una incapacidad del 55%, debido, según ha explicado, a la pérdida de una pierna, conduce su vehículo privado con normalidad, llevando a sus hijos, tras renovar el preceptivo permiso. Ahora ha quedado a la espera de la sentencia de la jueza que, según su abogado, Alberto Rendueles, ha de ser absolutoria, dado que toda la carga acusatoria está basada en hipótesis, ya que nadie ha podido demostrar durante el juicio lo que ha sucedido el día del accidente, que pudo haber sido algo diferente a una segunda crisis epiléptica.
Las defensas de las víctimas han coincidido en considerar que el detonante para que el autobús siniestrado terminara empotrado contra una pilastra en un tramo en obras se debió a un ataque epiléptico que derivó en el desvanecimiento del conductor y el agarrotamiento muscular de una pierna que hizo acelerar al vehículo en línea recta a 95 kilómetros por hora, cuando el máximo estaba fijado en 70.
Gonzalo Botas, defensa de tres hermanos que perdieron a su madre en el accidente de Alsa, ha indicado que la hipótesis de que el conductor ha sufrido un episodio epiléptico es la acertada porque, ha indicado, «res ipsa loquitur, la cosa habla por sí sola». «El concepto jurídico es el que es compatible con lo que le ocurre al conductor y con su dolencia», ha indicado el letrado que se ha referido a que el guardia civil instructor, con más de 25 años de experiencia, ha manifestado que la rigidez sólo se puede deber a una crisis de epilepsia.
Por su parte, la defensa de Alsa, que figura como responsable civil subsidiaria, ha pedido la absolución penal del acusado por «estrepitoso fracaso» de un sistema que prioriza la protección de datos del estado médico de un trabajador a situaciones que luego derivan en un accidente como el que se está juzgando, informa Efe.