Estas son las playas de Asturias que podrían desaparecer antes de 2050

María Sánchez Condado
María S. Condado REDACCIÓN

ASTURIAS

Playa de Xagó
Playa de Xagó Turismo Asturias

Asturias es la provincia con más riesgo de inundación en su franja costera de todo el norte peninsular, según un informe presentado por Greenpeace

18 jul 2025 . Actualizado a las 17:14 h.

Asturias es la provincia con más riesgo de inundación en su franja costera de todo el norte peninsular. Así lo refleja el último informe presentado por Greenpeace. La organización reclama medidas de mitigación y adaptación al cambio climático que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y su población. Aseguran además que con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podrían evitar el 40% del retroceso de las playas de todo el mundo. 

«Mientras los impactos climáticos nos muestran su crudeza, la administración asturiana permite proyectos que recuperan modelos pasados que ya están obsoletos y que ponen al límite los ecosistemas costeros que nos protegen». Con palabras resumía Elvira Jiménez, coordinadora de campañas de Greenpeace la situación del litoral asturiano, el pasado jueves, en la presentación de una nueva edición del informe Destrucción a toda costa, que viene señalando desde el año 2000 el «imparable deterioro» de las costas españolas. En esta nueva entrega, se detallan los impactos del cambio climático y el urbanismo en el litoral de Asturias, que se pueden visualizar en un mapa satelital, también elaborado por Greenpeace. 

Mapa satelital que detalla los impactos del cambio climático y el urbanismo en el litoral de Asturias
Mapa satelital que detalla los impactos del cambio climático y el urbanismo en el litoral de Asturias Greenpeace

El informe Destrucción a toda costa 2025: impacto del urbanismo y el cambio climático en el litoral refleja que cómo protegernos de los impactos del cambio climático es uno de los principales desafíos sociales, económicos y ambientales a los que se enfrenta España. Aseguran además que la elevación del nivel del mar, el incremento de la temperatura del agua, el aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, la erosión del litoral y la pérdida de biodiversidad costera y marina son algunas de las consecuencias que ya se están manifestando a lo largo de la costa. 

Desde Greenpeace afirman que «tras años de haber explotado el litoral, se han dilapidado muchos ecosistemas costeros que nos protegen». A través de su informe, la organización señala las playas y zonas urbanas que se verán más afectadas para 2025 en un escenario moderado de reducción de emisión, según la información científica disponible. En esta ocasión, los datos de impacto de cambio climático se han obtenido a partir de los visores cartográficos de las distintas comunidades autónomas, visores nacionales e informes publicados. 

Ante una costa artificial, la vulnerabilidad aumenta dramáticamente y con ello las consecuencias. Sin embargo, como denuncia Greenpeace, la gestión del litoral no está avanzando de forma paralela a esta realidad, y advierte que hay que acelerar las medidas de mitigación y adaptación que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y de su población. También se observa la falta de coherencia entre las políticas de ordenación territorial y la necesidad urgente de aumentar la resiliencia de estos territorios.  

El litoral asturiano en peligro

Las zonas bajas son más vulnerables a la inundaciones, que podrían ser más graves debido a la combinación de la subida de nivel del mar y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, lo que aumentaría la erosión costera. Además, «la subida del nivel del mar derivada del cambio climático alterará de forma significativa los estuarios, afectando al equilibrio sedimentario en estas áreas y a su morfología», asegura .

La costa asturiana, al igual que el resto de comunidades autónomas del norte de la península ibérica, «ha sufrido un aumento significativo de la presión turística». Por un lado, se incrementan las llegadas en los meses de otoño, algo que no sucedía antes y, por otro, las pernoctaciones hoteleras de extranjeros aumentaron con mayor intensidad, respecto al período prepandemia, en las regiones del norte de España, en comparación con los archipiélagos y el sur peninsular. 

Según los datos publicados por Greenpeace, el número de viviendas turísticas se ha incrementado, desde menos de 2.000 plazas en el año 2013 a casi 30.000 plazas en 2024. El incremento más significativo se ha dado desde el año 2020. Lo que supone casi un 2% del total de las viviendas, que se concentran especialmente en las zonas de costa y cercanas a la misma, destacando la ciudad de Gijón. La villa gijonesa cuenta con más viviendas turísticas que ciudades de especial interés turístico como Palma. 

Cabe destacar que las localidades del oriente de Asturias son algunas de las más saturadas, como por ejemplo Llanes, que multiplica por diez su población en verano. Además de las viviendas turísticas se pueden encontrar nuevos desarrollos urbanísticos en Gijón, como la urbanización de lujo San Lorenzo 20, en primera línea frente a la playa de los Mayanes, o la construcción de cuatro edificios barco a pie de playa en la zona de El Arbeyal. 

Las previsiones sobre los impactos del cambio climático llenan el mapa de la costa asturiana de muchos puntos de riesgo. De este modo, el valor medio del aumento del nivel del mar en la costa del principado para un escenario moderado de reducción de emisiones es de 24 centímetros para el 2050. Con esa proyección, los puntos de mayor riesgo de inundación son los siguientes. 

Por un lado, todos los estuarios son puntos con mayor impacto de inundación por eventos externos, especialmente la ría de Eo, o el estuario del Nalón y el estuario del Sella. Además, todas las playas de Asturias son vulnerables a la inundación; las que presentan mayor riesgo por su posible extensión afectada son: playa de Aguilera, playa del Murallón, playa de Carranques, playa de Madrebona, playa de Xivares, playa de Peña María, playa de España, playa de Merón, playa de Vega, playa de San Antonio de Mar, playa de San Antolín, playa de Torimbia, playa de El Sablón, playa de Puerto Chico, playa de Toró, playa de Ballota, playa Buelna, playa Cebías, playa de la Acacia y playa de Mendía.  

En cifras totales, los concejos con riesgo de inundación con mayor área máxima inundada serían Castropol y Villaviciosa, con un riesgo extremo: 300-600 hectáreas; Soto del Barco y Ribadesella, con riesgo muy alto: 200-300 hectáreas; y Valdés, Muros del Nalón, Avilés y Gozón, con riesgo alto: 150-200 hectáreas. 

Al aumento del nivel del mar se une el efecto de los eventos meteorológicos extremos. Sumando ambos impactos, el informe emitido por la organización, determina que los arenales con mayor retroceso estimado—entre 15 y 20 metros— son, con una muy alta recurrencia,mínimo cada cinco años, la playa de Requexinos, playa de San Juan de Nieva, playa de Xagó, playa de Carniciega y playa de Vega.  

Y, con una alta recurrencia, mínimo cada diez años, son la playa de Arnao, playa de Mexota, playa del Murallón, playa de Navia, playa de Salinas (Luarca), playa de la Cueva, playa de Santa María del Mar, playa de Salinas, playa de Verdicio.

En este mismo escenario se espera que la temperatura media del mar ascienda en torno a 1-1,5 grados centígrados en la costa asturiana. En julio del 2024, se superó un récord histórico con una temperatura de 24,75 grados en El Musel. 

Contexto general 

Tras años de haber explotado el litoral, se han dilapidado muchos ecosistemas costeros que nos protegen. Greenpeace señala las playas y zonas urbanas que se verán más afectadas para 2050 en un escenario moderado de reducción de emisiones según la información científica disponible. 

Ante una costa artificial, la vulnerabilidad aumenta dramáticamente y con ello las consecuencias. Sin embargo, como denuncia Greenpeace, la gestión del litoral no está avanzando de forma paralela a esta realidad, y advierte que hay que acelerar las medidas de mitigación y adaptación que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y de su población. También se observa la falta de coherencia entre las políticas de ordenación territorial y la necesidad urgente de aumentar la resiliencia de estos territorios. «La realidad que debemos asumir es que el modelo de sol y playa ahora es de mucho sol y poca playa y debemos actuar urgentemente para protegernos», ha declarado Jiménez.

Soluciones para la costa

«Es urgente hacer frente a estos riesgos», alertan desde la organización. Aseguran además que, tan solo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40% del retroceso de las playas de todo el mundo. Para 2025, proteger y conservar las playas supondría un beneficio 150 veces superior a dejar que sigan deteriorándose. Por su parte, Greenpeace plantea cincos soluciones principales: 

Acción climática urgente y ambiciosa. Proteger la biodiversidad y diseñar un nuevo sistema energético en el que se reemplacen los combustibles fósiles y el uranio por energías renovables.

Proteger, restaurar y renaturalizar la costa. La naturaleza y sus procesos son los mejores aliados para mitigar, en las zonas costeras, los impactos de la subida del nivel del mar, de inundaciones y temporales. Las soluciones basadas en la naturaleza, que emplean los procesos naturales como remedio ante los impactos negativos, son eficaces y menos costosas que las clásicas medidas de infraestructura gris. Es imprescindible preservar los tramos de costa virgen que han sobrevivido, especialmente humedales, playas y dunas que actúan como barreras protectoras. Hay que restaurar todos los tramos posibles de costa, pensando en el futuro y en la necesidad de que nos protejan adecuadamente, y abandonar las medidas costosas que son sólo parches temporales, como la regeneración artificial de playas o el mantenimiento de infraestructuras obsoletas.

Reducir la exposición al riesgo. Utilizar los datos y la cartografía sobre impactos y riesgos ante la inundación y la erosión. Evitar reconstruir y habitar zonas gravemente afectadas por inundaciones o temporales marítimos. Paralizar los proyectos urbanísticos en tramitación que contemplen edificar en zonas con riesgo de inundación e impedir el uso de medidas estructurales de mitigación de la peligrosidad de inundación como vía para generar espacios urbanizables. También hay que prohibir la calificación como urbanizable de los terrenos cuya peligrosidad se ha mitigado tras la construcción de una obra estructural.

Adaptación transversal, local y participada. La adaptación al cambio climático tiene un fuerte componente local por lo que es necesario un análisis de los riesgos y vulnerabilidades en cada municipio, que deben traducirse en planes de adaptación. Son necesarias estrategias a nivel nacional y regional y deben contar con la financiación adecuada. La participación ciudadana es fundamental.

Y, por último, poner coto a la turistificación contando con la participación comunitaria. El sector turístico es un factor determinante en la gestión de la costa. Es urgente abandonar el discurso cuantitativo y la cultura del crecimiento continuo, por uno cualitativo que conduzca a una reforma estructural que aúne las necesidades de la población residente y los límites ambientales para poder desarrollarse en equilibrio. Hay que avanzar en la regulación con moratorias a las viviendas turísticas, erradicación de la oferta ilegal, reducción de la actividad aeroportuaria, limitación de la entrada de vehículos en las islas, refuerzo del transporte público y el control de aforo en espacios sensibles.