Héctor Cueto, podólogo: «Las chanclas no son para caminar; solo deben usarse en momentos puntuales»

ASTURIAS

El experto explica la importancia de cuidar los pies en el verano y ofrece algunos consejos prácticos para mantenerlos saludables durante esta época del año
08 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Los pies son unas de las partes más importantes de nuestro cuerpo. Soportan todo el peso del organismo, hacen que nos mantengamos erguidos y resultan fundamentales para la movilidad. Por estas razones, entre otras muchas, su cuidado es primordial. No prestarles la atención que merecen puede derivar en serios problemas de salud o causar severas molestias que afecten a la calidad de vida. Ahora en verano hay que protegerlos aún más si cabe porque el calor, la exposición al agua y el uso de calzado abierto aumentan el riesgo de padecer algún tipo de complicación. El presidente del Colegio Oficial de Podólogos de Asturias, Héctor Cueto, señala las posibles consecuencias de desatender las extremidades plantares y ofrece algunos consejos para mantenerlas saludables durante esta época del año.
—¿Cuáles son los problemas más comunes que atendéis en consulta en verano?
—Las lesiones que más solemos ver en verano son, en primer lugar, las provocadas por el roce del calzado, especialmente por el uso de chanclas. También son frecuentes los papilomas, que son verrugas plantares, especialmente en niños, debido al uso de piscinas. Además, aparecen muchas lesiones asociadas al uso de calzado inadecuado, como la fascitis plantar. Otro problema muy común es el pie de atleta, provocado por el exceso de sudoración y la humedad que se acumula en los pies durante el verano.
—¿Hay más infecciones en los pies ahora que en el invierno?
—No es que haya una diferencia muy marcada, pero sí es cierto que, al sudar más los pies en verano, especialmente entre los dedos, es más común la aparición de hongos. Aun así, en invierno también pueden darse este tipo de infecciones, ya que el uso prolongado de calzado cerrado y calcetines favorece la humedad y, por tanto, la proliferación de hongos.
—¿Cuáles son los síntomas más comunes?
—Suelen comenzar con picor, enrojecimiento y, en algunos casos, pequeñas vesículas. Lo más habitual es que pique bastante, lo que ya suele ser una señal clara de que algo no va bien.
—¿Cómo se puede prevenir la aparición de hongos en los pies?
—Cuando hay un exceso de sudoración, es recomendable utilizar calcetines de fibras naturales, cambiar de calzado con frecuencia, especialmente si se ha mojado o sudado mucho, y aplicar polvos antifúngicos para reducir la humedad y prevenir la proliferación de hongos. Debemos tener también precaución en piscinas. En estos entornos es fundamental usar chanclas para evitar contagios. Es importante destacar que las chanclas deben utilizarse solo en estos momentos, que no son para andar con ellas, ya que no ofrecen una buena sujeción del tobillo y pueden provocar diversas lesiones.
—¿Cómo se tratan los hongos una vez que aparecen? ¿Qué tipo de soluciones hay para combatirlos?
—Lo primero es tener mucho cuidado con la higiene y secarse bien entre los dedos y el resto del pie, ya que en verano, con las prisas, muchas veces no los secamos correctamente. Para tratarlos, se recomienda el uso de polvos antifúngicos durante el día, que ayudan a mantener la zona seca, y una crema antimicótica por la noche, aplicada sobre la piel limpia y seca.

—En esta época del año solemos llevar más los pies al aire libre, pero comenta que no es recomendable usar chanclas. ¿Por qué?
—Porque, por lo general, las chanclas son muy planas y no sujetan adecuadamente la articulación del tobillo, lo que puede provocar torceduras o esguinces. Además, alteran la forma de pisar, especialmente aquellas que se sujetan únicamente con una tira entre los dedos. Por eso, se recomienda evitar su uso prolongado o inadecuado, y reservarlas solo para momentos puntuales como en la piscina.
—¿Qué tipo de calzado sería recomendable usar por el verano?
—Lo ideal sería utilizar un calzado más fresco, que permita transpirar, pero que no deje completamente expuestos los dedos ni la articulación del pie. Es preferible evitar los zapatos de plástico, ya que aumentan la humedad. Además, es importante cambiar de calzado a menudo, debido al exceso de sudoración.
«Es muy importante secar bien los pies, especialmente entre los dedos»
—¿Cómo afecta la sudoración a la salud de los pies?
—La hiperhidrosis, que es el exceso de sudoración, puede derivar en la aparición de ampollas, heridas y, por supuesto, en infecciones como el pie de atleta, que es una de las más comunes asociadas a la sudoración excesiva. Para prevenir esto es importante evitar la acumulación de humedad en los pies, manteniéndolos siempre limpios y bien secos, especialmente entre los dedos. También se recomienda el uso de sprays o polvos antifúngicos, que ayudan a controlar el sudor y prevenir tanto el mal olor como posibles infecciones por hongos.
—Al igual que otras partes del cuerpo, ¿también debemos proteger los pies del sol?
—Sí, es muy importante proteger los pies, aunque muchas veces los olvidamos. Hay que tener especial cuidado con la planta del pie, ya que es una zona de piel muy fina y puede quemarse al contacto con la arena caliente. Por eso, se recomienda aplicar crema solar de alta protección en los pies, igual que en el resto del cuerpo. Es fundamental ponerla al menos una hora antes de ir a la playa y aplicarla con frecuencia, especialmente después de cada baño o si se ha sudado mucho.
—¿Y qué rutina debemos seguir ahora en verano para cuidar nuestros pies?
—Debemos lavarlos diariamente con agua templada y un jabón adecuado al tipo de piel, preferiblemente con pH neutro.Después del lavado, es fundamental secarlos bien, especialmente entre los dedos. También es esencial llevar un corte de uñas correcto. Es importante evitar caminar descalzos por terrenos irregulares, ya que aumenta el riesgo de heridas o lesiones. A la hora de elegir el calzado, hay que usar el adecuado según la actividad y evitar suelas finas, ya que no protegen bien el pie. Por la noche, se recomienda aplicar una crema hidratante específica para pies, preferiblemente con urea, para mantener la piel suave y prevenir la formación de durezas. Y, si aparecen durezas o callosidades, lo más aconsejable es acudir al podólogo para tratarlas correctamente y evitar complicaciones.

—¿Los ancianos y los niños deben cuidar de manera especial sus pies, o no es necesario?
—Sí, deben tener un cuidado especial. En los niños, es fundamental vigilar el correcto desarrollo del pie durante el crecimiento, mientras que en las personas mayores suele producirse una pérdida progresiva de sensibilidad. Por eso, es muy importante que los pies se observen a diario, preferiblemente con la ayuda de la persona encargada del cuidado de estas personas.
«El dolor es siempre una señal de alerta que no se debe ignorar»
—¿Qué consejo le darías a quienes tienen diabetes para cuidar bien sus pies?
—Sobre todo que eviten andar descalzos. La pérdida de sensibilidad hace que el pie diabético sea un pie de riesgo. Ahora estamos trabajando para que la figura del podólogo se incorpore al sistema de salud, en concreto al SESPA. Ya hemos llegado a un acuerdo con la Consejería, especialmente para reforzar la unidad de pie diabético del HUCA y algunos centros de atención primaria.
—¿Qué signos deben alertarnos de que algo no va bien en nuestros pies?
—Debemos prestar atención a cualquier cambio de color, alteración en la temperatura, o la aparición de lesiones como ampollas, rozaduras, granulomas o cualquier herida. Y, por supuesto, el dolor es siempre una señal de alerta que no se debe ignorar.
—En el momento que aparecen estas señales es cuando se debe acudir al podólogo pero no deberíamos esperar a ello. ¿Cada cuánto se debe hacer una revisión y a qué edad deberían comenzar?
—Las revisiones podológicas se deberían empezar a realizar entre el primer y tercer año de vida a modo de prevención. En el caso de las personas mayores, que suelen acudir para el control de las uñas, durezas o callosidades, lo habitual es una revisión cada dos meses. Si existe algún problema biomecánico, como el uso de plantillas o alteraciones en la pisada, se recomienda una revisión cada seis meses o, como mínimo, una vez al año para evaluar la evolución y realizar los ajustes necesarios. Y si no existen antecedentes ni patologías específicas, una revisión anual es suficiente.
«El mejor momento del día para comprar calzado es por la tarde o después de haber caminado un rato»
—¿Qué calzado nunca se compraría?
—No me compraría un calzado con poca suela o con una suela excesivamente plana. Tampoco compraría sin sujeción o con una sujeción deficiente. El calzado debe tener un buen sistema de ajuste, como cordones, que sujete correctamente tanto el tobillo como la zona delantera del pie. Además, debe elegirse una talla adecuada. Otro aspecto importante es que la parte delantera del zapato (el antepié) se adapte al tipo de pie que tengamos. Las personas con los pies anchos, por ejemplo, deberían comprar calzado que sea ancho por delante. No se deben tampoco comprar calzados muy estrechos porque a lo largo del día el pie se hincha. Por eso, el mejor momento para comprar calzado es por la tarde o después de haber caminado un rato, cuando el pie ya está en su tamaño más habitual.
—¿Hoy en día está de moda el calzado barefoot. ¿Lo recomendaría?
—El calzado barefoot no es muy recomendable, especialmente cuando se comienza a utilizar, por que este tipo de calzado puede provocar muchas lesiones. Lo que no recomiendo son los separadores de dedos, que están ahora de moda por las influencers. Eso no sirve para nada y además es lesivo.