La Pizarra: Sobrevivir en El Sadar

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Anquela entrenamiento Requexon Real Oviedo.Anquela, en El Requexon
Anquela, en El Requexon Real Oviedo

Análisis del partido propuesto por Juan Antonio Anquela

14 may 2018 . Actualizado a las 09:29 h.

Nota: 5, suficiente. 

Las alineaciones nos hicieron un 'spoiler' del encuentro: Osasuna salía con un once muy ofensivo en el que Torró ejercía de ancla de hasta cinco jugadores con claro perfil atacante, incluidos sus propios compañeros de medular. Mientras tanto, el Real Oviedo innovaba y empezaba el encuentro con un trivote muy posicional por detrás de unos desamparados Berjón y Linares.

Con este menú empezaba un encuentro vital para ambos, sobre todo para Osasuna. Los navarros, aunque esta Liga está loca y nunca se sabe, afrontaban el duelo con la necesidad imperiosa de sacar los tres puntos. El Oviedo también, pero el planteamiento dejó caer que igual el empate no era mal resultado. Ahora, los de Anquela afrontan tres citas en las que ni se tienen que fijar en el resto: o ganan todo o verán el playoff por televisión.

El aspecto táctico

Como decíamos antes, Juan Antonio Anquela optó por resistir en El Sadar desde el minuto uno y durante 45 el plan le salió incluso mejor de lo esperado. La baja de Mossa, qué poco se dice lo imprescindible que es, limitó aún más un ataque ya necesitado de recursos cuando el pelirrojo está en el césped.

Así pues, hasta ocho jugadores estaban siempre por detrás del balón cuando Osasuna dominaba el juego. Decimos dominar por decir algo, porque ni los centrales ni Torró conseguían encontrar a ninguno de los hombres de arriba. Gracias a la presión carbayona, intensa y coordinada como antaño, los futbolistas decisivos de los rojillos no recibían en ventaja y Alfonso Herrero contemplaba la situación tranquilo desde su área.

El factor que se salió del guión previsto fue la absoluta exhibicion que se marcaron Saúl Berjón y Miguel Linares en el primer tiempo. Solos, sin casi ayudas salvo el eslalon de Diegui en el 0-1, consiguieron poner en jaque a una defensa rojilla que no sabía como parar a tan solo dos hombres.

El plan era simple: Alfonso o los centrales golpeaban en largo y ahí esperaban el ovetense o el aragonés, que casi siempre ganaban el duelo y, desde la inferioridad, se zafaban de su marca, buscaban al hombre libre y daban aire al Oviedo. Más atrás, Ramón Folch se encontraba a gusto dominando la situación, poniendo calma donde Forlín se aceleraba continuamente. Los azules necesitaban el balón.

Osasuna se iba al descanso con un tiro a puerta y la sensación de no saber cómo meter mano a este Oviedo tan rocoso. Pero los navarros tienen muchos recursos y lo que salió desde el banquillo fue demasiado para el cuadro azul. El primer minuto del segundo tiempo era un anticipo de lo que iba a suceder, cuando Quique gozó de una clara ocasión e incendiaba al Sadar. 

Lasso empezaba a hacer mucho daño a Folch y, para colmo, Fran Mérida entraba al césped para afilar aún más el cuchillo rojillo. Ya con el 1-1 en el marcador tras uno de los poquísimos fallos que lleva Alfonso Herrero en la temporada, David Rodríguez fue la mecha que acabó por encender el partido.

El talaverano entró con ganas y en su primer contacto con el balón pudo marcar al rematar fuera un córner. El '7' rojillo ganaba una y otra vez la posición a sus marcadores, dejando de cara o abriendo a banda para que la segunda línea de Osasuna masacrara a un Oviedo que comenzaba a resquebrajarse. 

Saúl y Linares necesitaban ayuda y esta podía haber llegado con la entrada en el 76' de Aarón Ñíguez, pero el campo ya estaba desnivelado hacia la portería de Alfonso y poco pudo dar al equipo. Diego Martínez aprovechó el desgaste de los pivotes azules para atacar por bandas y la espalda de Diegui y Varela comenzó a ser el patio de recreo para los atacantes locales. 

Desde uno de esos costados llegó el 2-1, un cúmulo de errores de la zaga azul que acabó con David, que minutos antes ya había marcado un gol bien anulado, poniéndola en la base del palo derecho de Alfonso para delirio de El Sadar. 

Casi 80 minutos de resistencia son muchos ante un equipo que, si bien no ejecuta un juego muy fluido, tiene recursos de sobra para atacar bloques tan replegados como el del Oviedo ayer. Con tan solo tres jornadas por delante pocos cambios drásticos se van a ver en el juego. Equilibrar la solidez defensiva con algún argumento ofensivo que no sea 'Berjón contra el mundo'. Y ganar los tres encuentros. No hay otra receta para meterse en playoff.

Los cambios

El Oviedo necesitaba aire ya en el primer tiempo y hasta el 75 no llegaron los cambios. Eso nos da una idea de lo que sufrieron los carbayones en un segundo tiempo en el que los suplentes de Osasuna mejoraron a los rojillos desde el momento que pisaron el césped.

Aarón casi no entró en juego y Toché y Fabbrini menos. La diferencia de recursos en los banquillos fue, sin ninguna duda, uno de los puntos claves de la derrota del Oviedo en Pamplona