Una vez concluida la temporada, llega el momento de poner las notas
06 jun 2018 . Actualizado a las 21:34 h.«Las notas se ponen a final de curso». La frase es de Juan Antonio Anquela, repetida durante gran parte de la temporada. Esta semana, en la que el Real Oviedo comienza a planificar su futura temporada de manera eficaz y ordenada, es momento de las calificaciones de verano. Tras analizar el acierto de los fichajes, qué ocurrió bajo el arco oviedista y en su defensa, llega el momento de mirar a la medular, donde un hombre sobresalió por encima del resto, pero no llegó a encontrar una pareja perfecta.
El centro del campo azul vivió una temporada de altibajos marcados por los constantes cambios y el bajo rendimiento de algunos de sus miembros en momentos puntuales de la temporada. Anquela probó casi todo, desde alinear a Forlín como pivote hasta probar con tres hombres juntos. Al final, la solución que más le convenció fue la dupla Rocha-Folch.
Ramón Folch ha sido uno de los fichajes de la temporada. El centrocampista catalán llegó sin hacer demasiado ruido procedente del Reus y ha terminado jugando 41 partidos de titular esta temporada. Solamente se perdió uno por sanción. Pieza fundamental en los esquemas del preparador oviedista, su rendimiento se vio perjudicado por el exceso de minutos y por los constantes cambios de compañero. Pese a todo, se ha ganado un puesto y galones para la temporada que viene.
David Rocha fue el compañero de Folch durante la mayor parte de la temporada. El extremeño ha jugado 33 partidos, completando 29 y anotando 3 goles ante Reus, Lorca y Sevilla Atlético. Su rendimiento ha sido notable, sobre todo en comparación a su primera temporada en la capital del Principado. Sin embargo, pecó de demasiada irregularidad, alternando el banquillo y la titularidad en la fase final del año. Su esfuerzo y trabajo están fuera de toda duda y, quizá por ello, el club ha decidido renovarle para la próxima temporada.
Patrik Hidi pasó en una temporada de ser la gran esperanza del centro del campo a una de las grandes desilusiones. El húngaro llegó para cubrir la necesidad de contar con un organizador de juego, tanto en corto como en largo. Su arranque fue sobresaliente ante Rayo y Almería. Pero en la tercera jornada, cuando se había asentado en la titularidad, se lesionó de gravedad en el pie derecho. Tras su recuperación, no consiguió regularidad alguna y terminó la temporada con apenas 405 minutos jugados, solo 11 más que Valentini.
El último centrocampista de la plantilla fue McDonald Mariga. Un futbolista de 30 años al que las lesiones han lastrado en los últimos años. Un problema muscular cuando empezaba a entrar en el equipo le apartó durante muchas semanas de los terrenos de juego. Poco a poco se hizo con un hueco en el equipo, pero tras Valladolid desapareció hasta mediados de marzo. Pese a ello, la irregularidad ha marcado la temporada del keniano, que apenas sumó 914 minutos. Firmó solo un año y no parece que vaya a continuar en la capital asturiana.
