La Pizarra: Anquela asfixia al Francisco de la Hera

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Juan Antonio Anquela en el Francisco de la Hera
Juan Antonio Anquela en el Francisco de la Hera LFP

Analizamos en cinco claves la victoria del Real Oviedo ante el Extremadura

22 ene 2019 . Actualizado a las 09:37 h.

Como si de una tercera parte del Real Oviedo-Tenerife se tratara, el conjunto de Juan Antonio Anquela siguió en el Francisco de la Hera el mismo plan de la semana anterior: presión intensa tanto en el inicio de juego rival primero, castigar las pérdidas del Extremadura, dormir el partido a través del balón y conceder muy poco cerca de su área. Pautas básicas pero que, bien ejecutadas, hacen del Oviedo un equipo muy peligroso. Si a esto le añades acierto...

Tienza y Zarfino, las víctimas de Anquela

Ahogar al centro del campo azulgrana y robar cerca del área rival. El Oviedo salió con las ideas claras al césped del Francisco de la Hera y a los siete minutos ya debía ir 0-2, pero Diegui se encargó de demostrar que lo suyo no es el área.

Los azules permitían el primer pase al central y muy poco más. Con Tienza y Zarfino bloqueados, Granero y Pardo no encontraban soluciones, jugaban en largo y era ahí cuando la maquinaria carbayona se ponía en marcha: bien perfilados, Bárcenas y Mossa tapaban pase interior mientras que Mossa y Carlos Martínez, seguidos de los centrales, hacían el campo corto. El balón casi siempre acababa en las botas de uno de azul.

Folch y Tejera barrían, Bárcenas y Diegui castigaban

El partido de Ramón Folch y Sergio Tejera rondó el sobresaliente. Bien colocados durante los 90 minutos, ganaron los duelos aéreos, se llevaron los balones divididos y distribuyeron con cabeza, sabiendo cuando pausar el juego y cuando dañar al espacio.

Esas transiciones en campo del Extremadura fueron las protagonistas del primer tiempo, con Yoel Bárcenas y Diegui como principales ejecutores. El segundo, a pesar de no elegir bien en muchas ocasiones, hacía daño a la defensa azulgrana. El primero, literalmente, los destrozó. Bárcenas jugó a placer en Almendralejo y causaba problemas de toda naturaleza al equipo de Rodri. Pegado a la cal, yendo hacia adentro o centros venenosos desde la esquina izquierda (así llega el 0-1). Desequilibrio puro.

El balón, por fin, protagonista en el plan carbayón

Cuando el partido amenazaba con volverse un poco loco, el Oviedo no lo permitió. Comenzó a hilvanar jugadas largas, en la que muchos jugadores tocaban el balón mientras que los rivales siempre llegaban tarde. Este recurso no solo sirvió para calmar las aguas, también para revolverlas: llegando al 40', la mejor jugada del partido acabó con un gran centro de Carlos Martínez que Folch a punto estuvo de convertir en el 0-2.

Ya en el segundo tiempo, los azules volvieron a recurrir a los ataques posicionales y esta vez Yoel Bárcenas sí hizo bueno otro gran centro de Carlos. Clave en todo esto la función del doble pivote azul, que cuando más apretado estaba daba un pase de seguridad que ayudaba a recolocar las piezas en el tablero. Importante también la calma mostrada por los tres centrales en esta faceta.

El movimiento indescifrable 

La posición de Yoel Bárcenas y Diegui fue un problema para el Extremadura durante todo el partido. Cuando el Oviedo atacaba en posicional, los extremos se metían hacia dentro, los carrileros subían y el lateral y el central azulgrana dudaban.

Ante esta duda de los extremeños, Bárcenas podía recibir primero (sirviendo como punto de apoyo a Tejera y Folch) y castigar después, ya que cuando lograba girar dividía a la defensa. Además, Joselu salía de zona de remate para lograr superioridades en la frontal, espacio que el panameño y Diegui aprovechaban para llegar por sorpresa al área pequeña, prueba de ello el 0-2.

Una roca en los centros laterales

Ya con el 0-2 y a sabiendas de que el entramado defensivo del Oviedo no permitía casi nada por dentro, Rodri decidió apostar decididamente por el 4-4-2. Rennella con Willy en punta y Diego Capel y Javi Álamo en los costados y los centros laterales como plan A.

El Oviedo aceptó el reto, el 5-4-1 se hizo fuerte y los centrales sacaron a relucir su poderío aéreo. El Extremadura centró en más de cinco ocasiones desde los costados, pero en ninguna creó peligro. Alanís, Carlos Hernández y Javi ganaron los duelos y tanto Carlos Martínez como Mossa supieron cerrar el segundo palo. Los de Anquela se lo empiezan a creer.