Dos regresos en un Tartiere vacío

P.F. OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Juanma Marrero celebra un gol en su etapa en el Real Oviedo
Juanma Marrero celebra un gol en su etapa en el Real Oviedo www.dportivos.blogspot.com

El Fuenlabrada llega al encuentro de esta noche con una pareja de exoviedistas afianzada en el once titular

25 jun 2020 . Actualizado a las 10:59 h.

La nueva normalidad le ha arrebatado los sonidos al fútbol. Ya no hay ovación cuando un jugador se retira tras firmar un buen encuentro, murmullo cuando un futbolista local encadena tres jugadas desafortunadas o abucheo cuando el rival hace cualquier cosa, porque al rival se le suele abuchear siempre. También han desaparecido, por el momento, los aplausos al jugador que vuelve a la que un día fue su casa. Y eso es lo que pasará esta noche en el Carlos Tartiere.

El Real Oviedo recibirá a un Fuenlabrada que llega comandado por dos exoviedistas que vuelven, por primera vez desde que salieron del Real Oviedo, con opciones de ser titulares en el municipal ovetense: Juanma Marrero y Pol Freixanet. Ambos, en las últimas temporadas, estuvieron sentados una vez en el banquillo visitante, pero no llegaron a saltar al césped. Esta vez puede ser diferente.

Freixanet, que jugó en el Real Oviedo en la 13/14, la penúltima temporada en Segunda B, aprovechó la inesperada salida de Biel Ribas durante el confinamiento para hacerse con la titularidad en la portería del Fuenlabrada. El guardameta catalán, en su etapa en el cuadro carbayón, compitió por un puesto con Orlando Quintana y acabó la temporada con un saldo de 15 encuentros jugados. Después jugó en el Elche tres años, uno en el Reus y ya suma otros tres en Fuenlabrada.

El recuerdo que Juanma Marrero dejó en la afición carbayona es más profundo. El zaguero llegó al conjunto azul en el verano de 2010 y, tras una mala primera temporada, explotó en la siguiente, la 11/12. Pasó del lateral al central y ahí, en el eje de la defensa, se convirtió en un jugador diferencial en la categoría. Con la entidad al borde del colapso, nadie hizo nada por renovarle y se fue al Numancia en el verano de 2012 para jugar en Segunda División. Ahora, capitán y símbolo del Fuenlabrada, donde fue pieza clave en el ascenso, vuelve a un Tartiere vacío.