Cerca de un millar de aficionados azules acompañaron al autobús del primer equipo hasta el Carlos Tartiere
12 oct 2020 . Actualizado a las 10:13 h.Mascarillas y, mientras se pudo, distancia de seguridad. Era la primera vez que la capital del Principado vivía un derbi asturiano a puerta cerrada y el oviedismo, al menos, quiso recibir a su equipo como en las grandes ocasiones.
Un amplio dispositivo policial se instaló en la calle Alejandro Casona desde casi las 19:00 horas y los aficionados fueron llegando. De unas decenas se pasó rápidamente a la centena. Al final, cuando el autobús del Real Oviedo asomó a eso de las 20:00 horas, el gentío se acercaba al millar.
Las bengalas y los botes de humo hicieron acto de presencia y, junto a los infatigables cánticos, acompañaron al conjunto carbayón hasta el desvío al Carlos Tartiere. Los jugadores azules, dentro del vehículo, aporreaban las ventanas. El derbi asturiano ya había empezado.