«Estaba plantando lechugas cuando vi el polvo y la peña se vino abajo»

Carmen Liedo REDACCIÓN

CUENCAS

Isabel Lorenzo, de 90 años, fue la única vecina de La Cortina que presenció el argayo. Salió en dirección contraria hasta que se sintió a salvo

27 jun 2018 . Actualizado a las 08:37 h.

«Estaba en la huerta, plantando lechugas, cuando vi que se levantaba polvo y, a continuación, la peña se vino abajo. Me asusté mucho y salí en dirección contraria, hasta la carretera, hasta que me vi a salvo». Isabel Lorenzo, de 90 años, de edad es la única vecina de La Cortina, en el concejo de Lena, que presenció el argayo con el que se ha derumbado la peña que presidía esta localidad. La montaña era parte de su paisaje y también un lugar ideal para los aficionados a la escalada, que con el buen tiempo trataban de ascender por sus paredes. La lengua de tierra y piedras gigantes ha afectado a cuatro casas. Una ha desaparecido por completo, lamenta esta anciana, todavía con el miedo en el cuerpo. Su propietaria tiene un piso en Gijón y se había ido el viernes. Las otras tres tendrán que valorar sus daños. Una de ellas es un alojamiento rural que hoy, precisamente, estaba cerrado. Así que dentro de la mala suerte que supone el derrumbe, al menos, no hay que lamentar que haya víctimas, respira aliviada Isabel Lorenzo.

Otros dos vecinos de La Cortina estaban en el pueblo cuando, poco antes de la una del mediodía, la peña se vino abajo. Sin embargo, ellos estaban en el interior y no vieron nada en el momento. Cuando salieron alertados por el ruido, el paisaje ya era desolador. Las imágenes muestran solo una parte de la herida que se ha abierto en mitad de esta localidad de Lena, situada a los pies de una gran obra que ha sufrido innumerables contratiempos: la variante de Pajares. Sin emargo, nunca había pasado nada. A sus 90 años, Isabel no recuerda argayos y tampoco ha oído que hubiera pasado antes. Cree que la causa de este desastre pueden ser la intensas lluvias de la primavera «porque el terreno está reblandecido».

El Principado ha desalojado a los vecinos. Mientras los geólogos comprueban el estado del terreno y el personal del Servicio de Emergencias (Sepa) colabora para asegurar la zona, los vecinos dan vueltas por el camino. No quieren pasar la noche fuera, aunque todos tienen alternativas. Isabel Lorenzo, por ejemplo, puede irse a un piso de Pola de Lena. Pero su hija ha venido para estar con ella y, si nadie les dice lo contrario, querrían dormir en casa. Pero no ha sido así. Las intensas lluvias caídas a lo largo de todo el día hicieron que se insistiera a los vecinos para que no volvieran a sus casas. La ladera podría darles otro susto. Tan solo una familia con la casa apartada pudo quedarse. Lo ha confirmado la alcaldesa, Gema Álvarez.

Trabajadores de compañías eléctricas también están sobre el terreno. El desprendimiento ha arrasado el tendido y muchas viviendas se han quedado sin suministro. Su prioridad ahora es darles una alternativa con una conexión temporal. 

Los vecinos, apesadumbrados, se preguntan qué va a pasar ahora. El acceso a La Cortina no es fácil. Es necesario conducir alrededor de 15 kilómetros por una estrecha carretera local (LN-8) que da acceso también a otras localidades como Tuiza o Riospaso.

Julio Domínguez y su mujer Dori Martínez son otros dos vecinos de La Cortina. Llevan en el pueblo 19 años y nunca se imaginaron una catástrofe así. «Nunca pensé en tener estas piedras detrás de casa. Veías una pared, no esta mole», comenta Julio señalando las enormes rocas que han desaparecido también la báscula que se había reformado hace unos años y que formaba parte de una pequeña plazoleta. Cuando lo llamaron para decirle lo que había sucedido se encontraba en Mieres y reconoce que en ese momento sintió una gran impotencia, «ganas de llorar» y una enorme preocupación por su vecina Isabel, la única testigo del desprendimiento, por si estaba sola en este pueblo lenense en el que sólo residen de continuo cuatro familias.

La población del núcleo aumenta los fines de semana y durante la temporada de verano, cuando otros propietarios acuden a pasar unos días. Los vecinos daban hoy aviso a todos ellos de lo sucedido. Los que residen en algún punto de Asturias se acercaban a lo largo del día de hoy a ver la lengua de rocas y tierra, otros de fuera comentaban a los vecinos que acudirán en los próximos días. Y es que, como apunta Dori Martínez, «te mandan fotos y no se parece en nada a lo que hay. Cuando estas aquí esto impresiona, ver estas rocas al pie de estas otras casas». La misma explica el gran disgusto que ha supuesto para la gente cuya casa ha quedado totalmente sepultada por el argayo. «Imagínate que llegas y que tu casa ha desaparecido, que vienes y no tiene nada», señalaba empatizando con los propietarios que han perdido su casa.

Marta Vázquez es una de las vecinas que pasa tiempo en La Cortina aunque no viva en el pueblo de continuo. Aunque no se encontraba allí cuando se produjo el desprendimiento traslada que «el susto fue enorme», tal es así que aunque el plan era quedarse con sus nietos esta noche en la casa que tiene, finalmente decidía que se irían a su piso de Pola de Lena por la intranquilidad y preocupación que le genera tener esa lengua de tierra y piedras a unos metros de casa aunque los técnicos de infraestructuras del Principado descartan nuevos desprendimientos de relevancia.