«Juego de Tronos»: La escena eliminada que explica el momento clave de Sansa

Paulino Vilasoa Boo
P. Vilasoa REDACCIÓN

CULTURA

Los actores que daban vida a Bran y a Sansa grabaron una secuencia nunca emitida del capítulo final que habría cambiado una de los instantes más imprevisibles

01 sep 2017 . Actualizado a las 07:43 h.

Tanto en Juego de Tronos como en cualquier otra serie, hay escenas eliminadas que no aportan nada crucial a la trama y otras, por el contrario, que cambian por completo el devenir de los acontecimientos o su explicación.

Una secuencia del último capítulo de la séptima temporada de Juego de Tronos, que nunca llegó a ver la luz, pertenece al segundo grupo.

Este artículo contiene detalles del argumento del último episodio emitido, así que si no vas al día, te recomendamos que no lo leas

En El dragón y el lobo presenciamos el final de uno de los personajes más perversos e interesantes de Juego de Tronos, Meñique, que había ascendido a lo largo de su vida gracias a su habilidad para mover los hilos aun a costa de sus aliados.

Para Meñique, como bien le recordó Bran, «el caos es una escalera», un camino hacia la cima. Meñique medra en el conflicto. Y la estabilidad de Invernalia y el cariño entre las hermanas Stark no le convenía.

Así que se puso manos a la obra para intentar dilapidar la poca confianza que existía entre dos hermanas que se odiaban la última vez que se habían visto.

Pero, finalmente, Sansa se percató de las artimañas de Meñique de algún modo. Muchos creen que la mayor parte del mérito fue suya, y que la pelirroja, después de años sufriendo los entramados perversos del juego de tronos y las estrategias siniestras de Petyr Baelish, habría acabado por enterarse de qué tramaba en realidad el intrigante de Poniente por antonomasia.

Y, aunque seguramente la chica habría sospechado algo, la escena eliminada de Juego de Tronos nos da una visión de la situación que habría dejado a Sansa en peor lugar y, además, le habría restado impacto e imprevisibilidad a la escena de la ejecución de Meñique.

Como le decía Petyr Baelish a Cersei en una de las escenas más famosas del principio de la serie, «el conocimiento es poder». Y, sin duda, si hay alguien que lo sabe todo es Bran Stark, el Cuervo de Tres Ojos que todo lo ve.

En efecto, como explicó Isaac Hempstead Wright (el actor que da vida al joven Stark) a Variety, él y Sophie Turner (Sansa) habían grabado una secuencia que explicaba cómo la pelirroja se percataba de la estrategia de Meñique.

En esa escena de Juego de Tronos, «ella tocaba a la puerta de Bran y le decía, “Necesito tu ayuda”, o algo así», cuenta el intérprete, «así que básicamente, por lo que yo sé, la historia es que de repente a Sansa se le ocurre que tiene un enorme departamento de videovigilancia a su disposición y cree que es buena idea comprobar la realidad de la situación antes de decidir si deshacerse de su hermana. Así que ella va a junto de Bran y él le cuenta todo lo que necesita saber».

Algo de esto se puede intuir en el «juicio» de Petyr Baelish, ya que muchas cosas de las que se le acusan solamente pueden conocerlas gracias a las visiones de Bran, como, por ejemplo, la mezquina traición a Ned Stark

Pero lo cierto es que, de todas formas, esto no desmerece las nuevas habilidades de Sansa para darse cuenta de qué se mueve alrededor o incluso de su incipiente capacidad para la mentira.

No solo eso. La joven Stark es lo suficientemente hábil como para colársela al maestro de las mentiras de Juego de Tronos y, además, para urdir meticulosamente un juicio sumarísimo que les garantice no perder el favor (y el ejército) de los señores del valle del Arryn, que fueron indispensables para la victoria en la batalla de los Bastardos.

Sansa utiliza la información que ella conoció de su propia mano (el asesinato de su tía Lysa en Nido de Águilas, las confesiones de esta antes de morir sobre las estrategias de Meñique para empezar una guerra que acabaron con la vida de Jon Arryn,...) para hacer que Meñique quede sin protección de sus propios caballeros, y de este modo poder hacer legítimo, ante testigos objetivos, el ajusticiamiento mortal.

«El conocimiento es poder», decía Meñique. Y fue ese mismo conocimiento la que lo acabó matando en Juego de Tronos.

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