Felipe VI apela a la lección política y de madurez que dio la Constitución

Susana D. Machargo REDACCIÓN

CULTURA

El rey recuerda en su discurso del Campoamor que Asturias es «tierra de acogida, de cultura y raíz de España»

19 oct 2018 . Actualizado a las 23:29 h.

El cielo de Oviedo ha amanezado con descargar lluvia sobre el paseíllo que invitados y premiados realizan a través del corazón de Oviedo para llegar al teatro Campoamor. Pero los nubarrones quedaron solo en amenaza. La ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias 2018 ha vuelto a contar con multitud de público en ambas aceras de la calle, aunque era más nutrida la representación de los aplausos que la de los abucheos. En el interior, Luis Fernández-Vega se ha estrenado como presidente de la Fundación y para Felipe VI había una referencia obligada: el 40 aniversario del referendum de la Constitución. Esa alusión ha arrancado el aplauso del público. El rey considera el 6 de diciembre de 1978 un ejemplo del «profundo deseo de reconciliación y de paz», «una lección de convivencia que dignifica la política y engrandece la historia» de España. No ha citado expresamente la crisis de Cataluña, aunque su sombra ha sobrevolado la parte final de su intervención, la que ha dedicado a la actualidad nacional.

Hay otra fecha que ya forma parte de su historia personal. Es el 8 de septiembre de 2018. Ese fue el día en el que la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía visitaron por primera vez la tierra de su madre, la reina Letizia, y la que da nombre el cargo de la heredera. Durante el discurso, el monarca ha recordado que Asturias es «tierra de acogida y de cultura, de gentes cordiales, como un tiempo de alegría y gratitud». Ha insistido en que es «un pueblo unido por sus sentimientos y por tantos siglos de historia; por la historia de todos, raíz de España». Esta parte más emotiva también ha recibido la aclamación de los asistentes.

Estos dos ejes han confirmado la intervención de Felipe VI en esta edición 2018 de los galardones, junto con una encendida defensa del espíritu de la Fundación, de su contribución «al altruismo, al valor del conocimiento y a la superación personal». Su repaso al historial de los premiados ha sido un viaje a través de la ecología, del arte, el alpinismo, la filosofía, la solidaridad o el periodismo.Todas son disciplinas esenciales para entender el siglo XXI.

Todavía del siglo XX es la Constitución española, pero con plena vigencia, según el rey, ya que «recuperó para el pueblo español a soberanía nacional» y, además, «devolvió a los españoles su libertad y su condición de ciudadanos; que reconoció la diversidad de sus orígenes, culturas, lenguas y territorios». Es la carta magna de la diversidad y el referendum que la parió supuso «una lección de convivencia que dignifica la política y engrandece la Historia». Los aplausos han resonado cuando ha hablado del ejemplo de «generosidad, madurez y la responsabilidad de todo un pueblo».

Esa emoción también la ha visto en la obra de Martin Scorsese, que para Felipe VI «hace explotar la pantalla con emociones puras y extremas», a través de imágenes que «conmueven». En su obra ha encontrado «la pasión profunda que siente por la vida y por el arte». No son sentimientos ajenos a la periodista mexicana Alma Guillermoprieto. De ella, el rey ha destacado «la verdad y su defensa a ultranza que son también las armas incruentas con las que trabaja». La ha calificado como «una de las mejores reporteras del mundo». Sin pasión tampoco podría haber nacido la ONG Amref Health África, que «ha estrechado los confines del continente» y que ha llevado la salud a millones de personas. Ha compartido su ambicioso objetivo de llevar la cobertura universal a todo el África subsahariana para el año 2030.

«Practican un deporte mítico», ha dicho el rey de Reinhold Messner y Krzysztof Wielicki, dos alpinistas que a lo largo de su vida se han enfrentado «a retos casi imposibles». Su oficio requiere «disciplina, valor y espíritu de sacrificio, destreza y precisión», cualidades a los que el monarca concede gran importancia. Del mismo modo que comparte la idea del filósofo norteamericano Michael J. Sandel de fomentar «el diálogo, el debate público, la justicia.

La novelista Fred Vargas, la única que no ha acudido a la ceremonia por problemas de salud, es la reina «de la novela de enigma». Ha destacado que en sus textos prevalece «la ironía, el reflejo de cada palabra y cada detalle de su extensa e intensa cultura y un lenguaje preciso y certero». El «trabajo inteligente» y trascendente es una seña de identidad de Svante Pääbo, uno de los fundadores de la paleogenética. Para el rey su valor no solo radica en lo que desvela del pasado sino también en cómo su esfuerzo invita a la reflexión para afrontar el futuro. Felipe VI ha sido sacado su lado más verde en el repaso a la trayectoria de Silvia Earle, ha hablado de los mares inundados de plásticos y de la necesidad de tomar conciencia.