El infierno de Emilia Clarke durante el rodaje de «Juego de Tronos»: «No recordaba ni mi propio nombre»

La Voz

CULTURA

La actriz que interpreta a Daenerys Targaryen sufrió dos aneurismas y tenía que tomar morfina para enfrentarse a los medios de comunicación. Los médicos le dijeron que sus oportunidades de vivir eran «precarias»

22 mar 2019 . Actualizado a las 20:23 h.

Lo había mantenido en el más estricto silencio hasta ahora. Superada una etapa que se ha prolongado casi diez años en el tiempo, Emilia Clarke, ya independizada del universo de Juego de Tronos, que acaba de rodar su octava y última temporada, revela lo empedrado que ha sido el camino: durante todo este tiempo llegó a sufrir dos aneurismas, el primero de ellos al terminar el rodaje de la primera entrega de la serie, con solo 24 años.

La actriz que da vida a Daenerys, que ahora tiene 32, se confesó este jueves en la revista New Yorker, donde habla del estrés que ha padecido ante la exposición pública que le supuso encarnar a su personaje y de cómo tuvo que buscar ayuda profesional para canalizarlo. Estaba en Londres cuando sintió como si «una banda elástica» estuviera estrujándole el cerebro y pidió un descanso. «Alcancé el lavabo, me caí de rodillas y empecé a vomitar de manera violenta y voluminosa mientras el dolor se volvía peor», relata la intérprete, que supo entonces que su «cerebro estaba dañado».

Emilia Clarke fue trasladada a un centro médico, recoge Efe, y después de un escáner cerebral descubrió que había sufrido una ruptura arterial en el cerebro que mata a un tercio de la gente que las padeceEl fenómeno de Juego de Tronos estaba en plena ebullición y cuando la actriz supo que tenía que someterse a una cirugía cerebral sintió que «no tenía tiempo» para ello.

Recuerda ahora que, durante la recuperación, le preguntaban constantemente su nombre completo -Emilia Isobel Euphemia Rose Clarke-. Era incapaz de acordarse. «Soy una actriz, necesito recordar mis papeles. Y ahora no recuerdo ni mi propio nombre», recuerda que pensó, agobiada. Estando ya en el hospital, a Clarke le detectaron un segundo aneurisma de menor tamaño en el otro lado del cerebro que podía reventar en cualquier momento, pero no fue operada.

Durante el rodaje del resto de la serie, la intérprete se sintió muy insegura. Necesitaba tomar morfina antes de enfrentarse a las entrevistas con los medios de comunicación de tanto dolor que sentía. Pensaba, cada minuto, que se iba a morir. 

En el 2013, tras otro escáner cerebral, los médicos detectaron que su segundo aneurisma había duplicado el tamaño y decidieron intervenir para eliminarlo. En aquel momento, ella representaba Desayuno con Diamantes en Broadway. La operación no fue sencilla y no estuvo exenta de problemas: según los profesionales, el procedimiento había fallado y tenía una terrible hemorragia. Le dijeron que sus «oportunidades de vivir eran precarias» si no se sometía a otra cirugía que requería abrir el cráneo. Tardó un mes en recuperarse de ella. «Estoy feliz de estar aquí para ver el final de esta historia y el inicio de lo que sea que venga después», zanjó la artista, satisfecha: «Hay algo gratificante en llegar al final de Juego de Tronos».