El gran himno de Asturias que es obligatorio escuchar

Juan M. Arribas

CULTURA

Mural en honor a Tino Casal en Tudela Veguín
Mural en honor a Tino Casal en Tudela Veguín @xavtattoo

El misterioso disco renacido de Tino Casal cumple las expectativas: ahí están los Bee Gees, el Italo Disco, Camilo Sesto y una canción imprescindible para todo asturiano que se enorgullezca de serlo

04 dic 2020 . Actualizado a las 19:05 h.

Como el eco de una voz de ultratumba, Tino Casal resucita de repente. En una rocambolesca historia de detectives, sale a la luz Origen, un disco grabado a finales de 1977 y principios de 1978, perdido en una maleta brasileña y rescatado por el tesón de Pablo Lacárcel, productor del sello Lemuria y encargado de recopilar y editar el álbum. En las primeras escuchas, Origen cumple las expectativas, se atiene al momento artístico en el que fue grabado, rellena un hueco clave en la vida del músico de Tudela Veguín y deja unas cuantas joyas, entre ellas, un himno,  Asturias, que resume la deuda de un artista cosmopolita con su tierra natal.

¿Qué se puede escuchar en Origen? Pues un momento congelado de la historia musical de finales de los 70. Se para el reloj del tiempo y de repente, un 4 de diciembre de 2020, en plena pandemia, Tino Casal vuelve a la voz. En tres de sus temas, Piel de porcelana, Bye, my friend y Paris está presente la huella de los Bee Gees, triunfantes en ese momento gracias a Robert Stigwood y su Saturday Night Fever. Tino Casal podría haber sido el cuarto hermano Gibb, con un falsete al que no renunció en su carrera posterior. Si escuchan el tema Paris, el single elegido de Origen se puede advertir la influencia de Night fever combinado con los ecos de la música Italo Disco de los 70. Tino Casal se habría merecido un asiento en la discoteca Studio 54 de Nueva York y rodearse de Robin, Maurice y Barry. Más de 40 años después resuena Bye, my friend, con un acento inglés impecablemente ovetense.

También hay espacio para la balada rock, con un guitarra glam en Cada noche que habría firmado Carlos Alomar o Mick Ronson: a su derecha, David Bowie. Y como es el fruto de su tiempo, en Invierno oscuro o Las flechas se advierte la herencia de Camilo Sesto, el genio de Alcoy, el músico que también pudo haber sido diferente como Tino Casal, pero que no se atrevió. Son dos canciones con la impronta latente de Camilo pero con la voz también mayúscula de Casal. Camilo Sesto era entonces el cantante/cantautor de mayor éxito en español y también quedó hechizado por el Italo Disco en su disco de 1979 Horas de amor. Escuchen Come, come again y lo comprenderán. La versión de Volarás, volaré (original de Epoca) que cierra Origen denota de nuevo el influjo italiano en Casal.

Pero la sorpresa llega en el sexto tema del álbum, Asturias, una canción íntima que es el renacimiento de un nuevo himno. Un himno nostálgico, de emigración, (casal vivió en Londres) evocador de una tierra de negro carbón, gris, verde valle, de hierro. Una canción triste, de paseos por Oviedo o Gijón, de lágrima viva. Ahí está la promesa de triunfo del indiano, el orgullo de ser asturiano, el recuerdo a los padres y antiguos amores que deja atrás. «Asturias perdóname por no poderte cantar, esta mi humilde canción con gaita y tambor y en tu lengua ancestral». Una canción imprescindible, de obligatoria escucha, glocal (que diría Juan Cueto) propia de un artista cosmopolita de Tudela Veguín.

¿Por qué no vio la luz Origen en su día? Eso forma parte de los misterios y de las vueltas que dan la vida. Lacárcel cuenta en la agencia Efe que pudo ser por la prematura liquidación de Universal International Music, por otro que el propio Casal lo descartase por considerarla una obra inmadura o simplemente porque no encajaba con la música moderna que él ya estaba haciendo. «Tino siempre iba a la última, no miraba al pasado», añade. ¿Vuelve Tino Casal?  «Ha estado tanto tiempo abandonado.. Nadie más que él se lo merece. Con este disco ha hecho historia en la música española».