Vicente Vallés: «Recuerdo con felicidad vivir en la chabola de mi abuelo»

CULTURA

Sandra Alonso

El presentador de informativos publica su primera novela y nos habla de su niñez y de su pasión por el fútbol: «Me habría encantado ser centrocampista del Atleti»

22 abr 2022 . Actualizado a las 16:53 h.

Es la cara más visible de los informativos de Antena 3. Vicente Vallés (Madrid, 1963) vive pegado a la actualidad. No puede evitarlo. Incluso en su primera novela Operación Kazán (Premio Primavera), se le nota la vena informativa porque el tema no puede venir más al caso con los tiempos que corren. La injerencia de Rusia en Estados Unidos, la Guerra Fría y la Segunda Guerra Mundial están muy presentes. Pero, al mismo tiempo, nos desvela que le hubiera encantado haber sido centrocampista del Atlético, que es muy hogareño, le cuesta salir de casa, pero que en cambio disfruta mucho viajando. Tampoco regatea las respuestas sobre sus humildes orígenes y acepta con deportividad las críticas a su trabajo. No sé en el campo, pero en las distancias cortas sabe manejar muy bien el balón. Nos da mucho juego.

­—Es tu primera novela.

—Sí, los dos libros anteriores son de ensayo periodístico. Operación Kazán surgió como fruto del anterior ensayo. El resto de los rusos muertos me dio la idea mientras lo estaba escribiendo. Ahí me centré mucho en la injerencia rusa de las elecciones del 2016, cuando ganó Donald Trump. Entonces surgió la idea de si esa injerencia la elevaba dos escalones y la convertía en una historia de ficción. No tenía mucha seguridad de que la iba a terminar y, mucho menos, que la iba a publicar. Pero bueno, al final ha ido la cosa bastante bien. Es como la última parte de una trilogía porque los tres libros van encadenados.

­—El tema no puede estar más de actualidad, parece a propósito.

—Sí, ha coincidido. No aparece ningún episodio de la guerra de Ucrania porque se produjo después de escribirla, pero hay otros episodios recientes que sí aparecen. Por ejemplo, el asalto al Capitolio en Washington. Estaba escribiendo la novela cuando ocurrió. O la salida de las tropas americanas de Afganistán. Y si la estuviera escribiendo todavía, seguro que habría incluido la guerra de Ucrania. Lo que sí se va a encontrar el lector es información sobre la personalidad del presidente de Rusia porque uno de los personajes es alguien que puede ser su espejo y los acontecimientos que se cuentan son iguales a los del presidente. De manera que quien lea Operación Kazán va a encontrar buenos datos sobre quién es Putin y por qué actúa como actúa.

­—Hay un personaje que se sobreentiende que es el hijo de Trump y lo pones como el próximo candidato republicano.

—Eso sí es pura ficción. No he querido hacer un augurio sobre que eso vaya a ser lo que va a ocurrir. Podría coincidir, pero es pura ficción.

­—En cambio, el personaje que se entiende que es Kamala Harris no es la futura candidata demócrata.

—Lo que sí tenemos ahí es una batalla entre dos mujeres políticas. También hay otros personajes femeninos muy importantes en la novela. Hay una espía española que consigue desentrañar el misterio.

­—¿Ha llegado el momento de que Estados Unidos tenga una presidenta del país?

—La duda no es si va a ocurrir, sino cuándo. Ocurrir va a ocurrir. Y en España también. Y sería bueno que fuera cuanto antes en todos los países. En Estados Unidos, quizás no tarde mucho.

­—Fantaseas con la idea de que un espía puede estar dentro del aparato del estado de otro país, ¿es posible?

—No solo es algo perfectamente creíble, sino que ha ocurrido. Ahí sí que no estamos hablando de una ficción que se le haya ido de las manos a un autor de una novela de espías.

­—¿Con seis años sabías que eras periodista?

—Bueno, con seis años tenía mucha curiosidad por las cosas que pasaban. Mi padre compraba todos los días el periódico. Y yo me acuerdo de que me sentaba con él por las tardes a ojearlo. Esa curiosidad por la actualidad la tuve siempre.

­—¿Te has arrepentido de ser periodista?

—No, nunca. Sí que me he planteado qué hubiera sido de no ser periodista y no se me ocurre muy bien. Yo hubiera querido ser centrocampista porque me encanta el fútbol.

­—¿De qué equipo?

—Del Atlético, por supuesto. Pero no tenía talento suficiente.

­—¿Cómo eres fuera del plató?

—Supongo que un tipo corriente sin más. Me gusta disfrutar de la familia, me encanta el fútbol. Me veo cualquier partido. Realmente, me encantan todos los deportes. También soy muy aficionado al tenis. Me gusta mucho leer, el cine. Soy muy hogareño. A veces me tienen que sacar a rastras de casa. Sin embargo, aunque parezca contradictorio, me encanta viajar.

­—Tu mujer, Ángeles Blanco, también es presentadora de informativos de otra cadena. ¿Hay piques por los datos de audiencia?

—Sí y no. Lo comentamos, pero tampoco es que tengamos una rivalidad. Comentamos cuando a ella le ha ido mejor y a nosotros peor, o al revés. Lo llevamos con mucha normalidad.

­—¿Es verdad que de niño vivías en una chabola?

—Sí, en Vallecas. Y lo recuerdo con felicidad. Mi madre y toda su familia vinieron de Jaén a Madrid y se instalaron allí en unas casas que había. Y justo en la calle de enfrente vivía mi padre. Mi abuelo paterno construyó como pudo aquella casa después de la guerra. Porque tanto mis abuelos paternos como maternos son del bando que perdió la guerra y quedaron muy empobrecidos. Y viví en casa de mis abuelos durante tres o cuatro años hasta que ya nos mudamos porque mi padre consiguió trabajo en otra zona. Recuerdo vivir en la calle y para un niño era estupendo. Nos pasábamos el día jugando en la calle, en medio del barro cuando llovía y estas cosas, pero con felicidad.

­—¿Y cómo llevas las críticas de Podemos a tu trabajo?

—Pues con la misma normalidad que las que me mandan desde Vox muy a menudo. No hace muchos días ha habido una campañita que han intentado organizar. Cuando tienes un trabajo público, hay gente a la que le gusta lo que dices y hay gente a la que no. Y tienen derecho a decir que no les gusta y ya está. No le doy más importancia.