Sigue el escándalo en la federación: el villarismo se mantiene al frente

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Santi Donaire | EFE

Larrea, el encargado de controlar la caja federativa en la era Villar, inicia una presidencia provisional defendiendo a Villar ante el silencio del CSD

27 jul 2017 . Actualizado a las 16:41 h.

Villar está suspendido durante un año. Además, duerme en la cárcel. Pero el villarismo sigue campando a sus anchas por la Federación Española de Fútbol. Ayer se dio a conocer el nombre del presidente provisional en la asamblea federativa y no es otro que uno de los más antiguos colaboradores de Ángel María Villar, su tesorero Juan Luis Larrea. El hombre encargado de velar por una caja, la federativa, que parece haber sido ultrajada de forma sistemática lo largo de los años.

En su intervención en la asamblea, el guipuzcoano tuvo la oportunidad de marcar distancias con el expresidente o, cuando menos, de garantizar a los presentes que colaborará en limpiar la federación y que luchará para que se repare en la medida de lo posible el gran quebranto que, a tenor de lo que se conoce de la operación Soule, se ha infringido a la federación. Nada más lejos de la realidad.

«En la Asamblea no hemos hecho alusión a Ángel (Villar), porque quiero que sea la Justicia la que decida. Yo he tenido una excelente relación con él y espero seguir teniéndola. A mí no me ha defraudado, sinceramente», aseguró. Afirmó también que «el fútbol español está formado por gente extraordinariamente honesta» y que no cabe duda de la legitimidad de la Asamblea.

Respecto a la posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones, el presidente de la RFEF dijo que ese asunto no se ha planteado, ya que están centrados en aprobar las cuentas en la Asamblea convocada para ello el 31 de julio. «Será la Junta Directiva la que decida lo que hay que hacer, pero no lo descarto, creo que esto (su presidencia) es una provisionalidad, es aplicar el artículo 34.7 (del Estatuto de la RFEF). Me ha tocado a mí, cruzo los dedos y adelante», comentó Larrea, que afirmó que al menos será presidente hasta septiembre y que no tiene que haber «ninguna comisión gestora».

Preguntado sobre si tiene algún temor respecto al procedimiento judicial del caso Soule que dirige el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, dijo que no tiene «temor ninguno». En cambio, cuando se le preguntó por la inocencia de Villar fue tibio: «Yo confío en mi inocencia, será la justicia la que decida lo que pasa con los demás».

El caso es que a pesar de todas las irregularidades sucedidas durante las elecciones y de la operación Soule, la asamblea se celebró y sigue ejerciendo como máximo órgano decisorio de la federación, con todos los cargos, amigos y demás gobernando la nave. Tal es así que ya se comienza a mirar de nuevo hacia el ministerio de Méndez de Vigo y su tibieza y sorprendente mano blanda con la federación. Si bien es cierto que Lete anunció que la comisión directiva del CSD suspendía durante un año a Villar y a Padrón, no lo es menos que ni él ni su superior jerárquico, el ministro, han mostrado contundencia alguna en sus palabras y en la calificación de los hechos. De momento, no se han retirado a la federación las funciones delegadas por el Estado, ni han solicitado la inmediata personación como acusación particular. Al margen de la capacidad legal del Consejo Superior de Deportes, que parece limitada para intervenir en la RFEF, son importantes también la voluntad política y la determinación. Aquí es donde hasta la fecha Méndez de Vigo no está brillando, más preocupado de no quemarse y no molestar demasiado al villarismo que de arremangarse para limpiar la federación más importante del deporte español.

Durante la asamblea se decidió de forma sorprendente convocar otra el lunes, con un único asunto, el balance económico bajo sospecha retirado por la junta directiva a última hora de la noche del martes. «Las cuentas no son sospechosas de nada, ni ahora ni antes. Todos pueden estar tranquilos», se defendió Larrea con vehemencia.

Por otro lado, después de que la Liga hiciese un llamamiento a sus clubes para no acudir a la cita de este miércoles, el máximo dirigente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, fue el único presidente asambleísta presente en la Ciudad del Fútbol, aunque también estuvo el de la Real Sociedad, Jokin Aperribay, quien de igual manera estuvo el día anterior en la reunión de la junta directiva. Otro presidente de Primera que acudió fue el del Levante, Quico Catalán, aunque en su caso para recoger uno de los premios anuales que otorga la RFEF. De los 140 miembros de la asamblea solo acudieron 93, ya que faltó prácticamente todo el fútbol profesional.

Aprueba el calendario y el reparto de los derechos televisivos

 La asamblea de la federación aprobó el calendario oficial de la temporada 2017-18 de Primera, Segunda, Segunda B y Tercera División, así como de la Copa del Rey y Supercopa. También aprobó las solicitudes de Atlético y Villarreal de jugar las dos primeras jornadas como visitantes.

Primera, Segunda, Segunda B y Tercera comenzarán el fin de semana del 20 de agosto, mientras quela primera eliminatoria de la Copa del Rey se disputará el 30 de agosto y la competición concluirá con la final, aún sin sede, el 21 de abril.

La selección española tendrá que jugar varios partidos de clasificación para el Mundial de Rusia y el primero, en el estadio Santiago Bernabéu, será el 2 de septiembre; el segundo, el 5 de septiembre frente a Liechtenstein; en octubre, recibirá a Albania el viernes 6 y visitará a Israel el lunes 9. En el mes de marzo, España disputará un amistoso contra Alemania el día 23; y si el cuadro de Julen Lopetegui se clasifica, jugará el Mundial que arrancará el 14 de junio y durará hasta el 15 de julio, día de la final.

La asamblea también aprobó el reparto de los ingresos televisivos procedentes de la Copa el Rey, la Supercopa de España y del 1 % del Real Decreto 5/2015 de venta centralizada de Primera y Segunda, destinados a los clubes de competiciones no profesionales. Estos ingresos ascienden a 29,6 millones, de los que 14 proceden del uno por ciento de los ingresos totales de la comercialización conjunta de los derechos televisivos de LaLiga. De esta forma, los clubes de Segunda B pasarán a cobrar de 42.000 euros la pasada temporada a cerca de 90.000; los de Tercera, de 6.000 a más de 30.000 en función de su provincia, a los que se añadirían nuevos ingresos si disputan la Copa del Rey.