Otra lección de honestidad de Juan Mata

Pablo Gómez Cundíns
PABLO GÓMEZ REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

CARL RECINE | Reuters

Confesó que Martins Indi no le había tocado en un posible penalti contra el Stoke

17 ene 2018 . Actualizado a las 07:23 h.

Mata is different. El futbolista que sentía que perdía el tiempo cuando se quedaba en casa en Londres porque quería absorber todo lo que la ciudad le ofrecía al margen del deporte es ahora ídolo trescientos kilómetros más al norte. Y a decenas de miles de allí. No tienen mucho que ver sus goles. Son sus principios y, al contrario que Groucho Marx, no tiene otros.

El último botón de muestra del burgalés Juan Mata (Villafranca Montes de Oca, 1988, aunque asturiano de adopción) lo agradece el Stoke. Rondaba el minuto 34 del partido de la vigesimotercera jornada de la Premier League en Old Trafford cuando Martins Indi le persiguió en su internada en el área con un ímpetu tal que, aparentemente, le derribó. El penalti parecía inevitable. Sería la sentencia (el United ya ganaba 1-0, terminó venciendo 3-0 y sigue enganchado a la liga). Pero el árbitro Anthony Taylor pitó saque de puerta. Nadie protestó. ¿Por qué?

Porque Juan Mata lo volvió a hacer. Abanderado del juego limpio, tras caer en el área, saltó como un resorte indicando al colegiado que nadie le había tocado. Martins Indi era inocente. El Stoke se rinde a los pies del futbolista español fan del escritor Charles Bukowski y que decidió abanderar una campaña para que los jugadores mejor pagados (él, el primero) donasen el 1 % de su sueldo, que considera irreal y «una burrada». Aunque el objetivo de la iniciativa Common Goal de la ONG Streetfootball era alcanzar 250 millones de euros anuales para fines caritativos vinculados al fútbol y un desarrollo social sostenible, Mata casi se ha quedado solo luchando contra molinos de viento. Apenas la gallega Vero Boquete y un par de decenas más de futbolistas le han secundado.

A pesar de todo, Johnny Kills (como le bautizó Sturridge, traduciendo literalmente su nombre y apellido) seguirá su camino vital del mismo modo que hace cuando viaja de mochilero con amigos. Con más alma y menos dinero.