Un grand slam entre biberones

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DEPORTES

CHRISTOPHE SIMON | AFP

Tenistas de primer nivel disfrutan compatibilizando paternidad y deporte

30 may 2018 . Actualizado a las 21:15 h.

De Serena Williams a David Ferrer, la llegada de un bebé a la familia en los meses previos a Roland Garros no solo cambia la vida de un tenista sino que condiciona su preparación, aunque en un grado diferente por motivos evidentes entre hombres y mujeres.

Serena Williams es posiblemente el ejemplo más conocido.

La exnúmero 1 mundial, ganadora de 23 torneos del Grand Slam, de 36 años, ha llegado a Roland Garros por debajo del puesto 450 del mundo. La razón ha sido su largo tiempo de baja por un motivo feliz: la llegada en septiembre de su primera hija, Olympia, que le tuvo casi todo el 2017 sin competir por el embarazo y su maternidad. Apenas ha jugado en lo que va del 2018. «Yo soy una afortunada, puedo planificar mis días y así mi carrera. Hay madres que no tienen la posibilidad de hacer eso. Planifico mi día, entrenando a una hora, luego paso tiempo con Olympia y si necesito entrenar luego otra vez, lo hago. Puedo entrenar dependiendo de sus horas de sueño», explicó Serena el martes tras derrotar a la checa Krystina Pliskova, 70 del mundo, en su regreso al torneo parisino dos años después.

El serbio Novak Djokovic, campeón de doce torneos del Grand Slam, tuvo a su segunda hija un día antes del nacimiento de Olympia. «Nos escribimos mucho durante el proceso. Ella compartió mucho conmigo y con mi esposa, es algo que valoro. Me siento muy cercano a ella», explicó el balcánico, que publicó en las redes sociales una foto con la hija de Serena en París.

Otra exnúmero 1 mundial que aparcó su carrera para ser mamá, la bielorrusa Victoria Azarenka, no tuvo un estreno tan positivo en Roland Garros y cayó en la primera ronda ante otra jugadora checa, Katerina Siniakova (57). «Físicamente es obvio que es una experiencia diferente para un hombre cuando es padre. Creo que mentalmente también hay un lazo mental diferente con el bebé entre hombres y mujeres», estimó sobre la dificultad añadida para las mujeres tenistas.

La luxemburguesa Mandy Minella, caída al 286 de la WTA, jugó embarazada el pasado Wimbledon y por lo tanto también fue mamá recientemente. Tampoco tuvo un comienzo positivo en París y perdió en primera ronda.

En el circuito masculino también hay padres recientes. Es el caso de David Ferrer, subcampeón en París en el 2013 y actualmente 41º del ránking ATP, que fue padre por primera vez a sus 36 años hace unas semanas y que cayó en primera ronda en Roland Garros por primera vez en su carrera. «Todo ha cambiado para mí. Emociones, vida nueva. Ser padre es muy bonito, es una sensación muy buena, pero también tiene sus cosas malas. Me hace mucha gracia que muchos padres solo hablan de lo bonito, pero también es duro y sacrificado», explicó.