Expectación e incertidumbre

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

BEN STANSALL | afp

Wimbledon celebra los 10 años de la épica final entre Nadal y Federer y asiste a un aumento de la edad media de los jugadores

02 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy arranca la edición número 132 de Wimbledon, con la expectación de siempre y más incertidumbre que nunca. Un lugar único en el tenis, en el que se respira tradición, huele a hierba húmeda y se percibe el recuerdo, de los más bellos enfrentamientos de todas las generaciones. En los últimos años se ha producido un cambio en el cuidado de la base y las características del césped. La consecuencia es un juego menos rápido y decisivo que el de antaño, en el que los puntos duraban menos, y era más complicado quedarse en el fondo. Otro aspecto destacable es la gran diferencia de edad entre los participantes de la prueba masculina de épocas anteriores y la de los actuales. En 1988, cuando Edberg derrotó a Becker, la edad media era de 24,12 años; la actual es de 28,14. En 1988 participaron 76 jugadores de 20 a 25 años; en esta edición, 29. En 1988 jugaron 35 entre 25 y 30 años; en 2018 van a ser 51. En aquella edición solo siete participantes superaban los 30 años y únicamente uno los 35. En la que hoy se inicia, 34 superan los 30 años y 10 los 35. Las causas pueden ser varias, pero es obvio que además de las mejoras en los cuidados médicos y de alimentación ?que alargan la vida activa de los deportistas?, la no aparición de figuras durante un período de dos generaciones ha posibilitado que no se haya producido un recambio natural a los grandes campeones de esta última década y que haya muchos jugadores que, pasados los 30, están obteniendo sus mejores resultados. La última victoria de Misha Zverev (30 años) en Eastbourne ?el primer título que consigue en su carrera? es un ejemplo más.

Pronósticos

Tendencia a las sorpresas. Si hacer un pronóstico en un grand slam, es aventurado en un torneo de dos semanas, disputado al mejor de cinco sets, en Wimbledon, al jugarse sobre una superficie más proclive a las sorpresas, añade más dificultad. En los últimos 15 años la fiabilidad del Big Four, facilitó los pronósticos al reducir las posibilidades de victoria a los 4 grandes dominadores del tenis, sin embargo, en la edición actual confluyen nuevas circunstancias.

Las alternativas

Del Potro y Cilic. Finalmente, Murray no participará y Djokovic, que acude lastrado por una lesión de codo, va dando pasos en una recuperación más mental y de competitividad que física. Federer, que se reservó en la temporada de tierra, viene de perder en Halle frente a Coric, mientras que Nadal llega corto de preparación. De los ya consagrados, no hay que olvidarse de Del Potro, que sueña con continuar su extraordinaria recuperación con un buen resultado en Londres, aspiración que sin duda comparte Cilic que pasa por un buen momento.

La nueva generación

Zverev, Kyrgios y Shapovalov. Laver destacaba a Thiem, Zverev, Kyrgios y Shapovalov como posibles nuevos dominadores del circuito. Hay que ver si son capaces de conseguir ya una victoria de este calibre, algo que se antoja improbable. En este grupo, sin duda que hay que añadir a Coric, en franca progresión, sin perder de vista los progresos de Tsitsipas, Khachanov, Tiafoe y Fritz, entre otros jóvenes con futuro.

La final soñada

Añorando el Federer-Nadal del año 2008. Lo que genera más expectación de esta edición de Wimbledon, es que se cumplen diez años de la final del 2008, en la que Rafa Nadal le ganó a Roger Federer. Un partido que la mayoría de analistas coinciden en señalar como uno de los mejores de todos los tiempos. Ha pasado una década y sus protagonistas han atravesado muchos avatares, pero ambos ocupan las dos primeras posiciones del ránking mundial, y las dos primeras cabezas de serie del torneo. Uno y otro tienen un cuadro a priori asequible para poder alcanzar la final, esa por la que sueñan y suspiran todos los aficionados.

Un torneo singular, pero audaz para cubrir sus pistas

Los aficionados más veteranos aún recordarán el dominio en Wimbledon de los australianos que entre 1956 y 1971 consiguieron 13 títulos, cuatro del gran Rod Laver. También añorarán la formidable final de 1972 entre dos estilos contrapuestos, como la genialidad de Nastase y la potencia de Stan Smith. O cómo el torneo superó el boicot de los jugadores en 1973. O las rivalidades de Borg y McEnroe a comienzos de los ochenta: O las de Becker con Edberg antes de la llegada de Pete Sampras como dominador de los noventa. El dominio de Federer, con las victorias de Nadal, Djokovic y Murray, ya es conocido por cualquiera.

Peculiaridades

Unas normas propias. Wimbledon siempre ha tenido sus propias normas, que perduran, como el uso de la vestimenta blanca, la ausencia de publicidad en las pistas, no disputar partidos el primer domingo del torneo salvo causa de fuerza mayor, no haber tie break en el último set, la elección de los cabezas de serie con criterios propios diferentes a los demás torneos...

Cambios

Pistas cubiertas. Sin embargo, también se han producido cambios significativos. En 1974, de los cuatro grand slam, tres se jugaban sobre hierba y uno sobre tierra (Roland Garros). En 1975, el US Open cambió de superficie y en 1988 lo hacía Australia, dejando al torneo británico como el único grande en césped. El All England Club decidió cubrir sus pistas centrales. La principal, ya en funcionamiento, y ahora lo hará la pista 1.