Diego Martínez: Hacer las Américas en Andalucía

DEPORTES

PEPE TORRES | EFE

El técnico vigués, el más joven de Primera, se fue a los 19 de Galicia a estudiar en Granada, donde ahora es un ídolo

23 sep 2019 . Actualizado a las 15:43 h.

«Le estoy muy agradecido a Andalucía, pero siempre miro con cariño a Galicia». Diego Martínez (Vigo, 1980) se fue de chaval a estudiar a Granada y le está tomando tiempo encontrar el camino de vuelta. El técnico más joven de Primera ha invertido media vida en acumular morriña mientras se formaba para convertirse en entrenador revelación del campeonato más exigente del planeta. Una Liga extraordinariamente igualada en la que un recién llegado se permitió dormir líder a la altura de la jornada cinco. Para ello, precisó agravar la crisis del último campeón con una victoria fabulosa. Sin encajar ante un frente de ataque por el que desfilaron Griezmann, Messi, Suárez y Anssu Fati, el guineano de la nacionalización exprés que comparte con el míster gallego la condición de factor sorpresa en el arranque del torneo.

El Granada ya estuvo de moda el curso pasado, cuando se apuntó al ascenso comandado por un técnico bisoño, quien hace justo un año, antes de la visita obligada a Riazor, situaba al Dépor en un «universo diferente» al de su equipo. Ahí siguen, a mucha distancia. Los nazaríes pusieron una categoría de por medio exhibiendo solidez (fueron el equipo menos goleado y cerraron 16 encuentros sin encajar) y dinamismo en ataque; apostando por la movilidad de la segunda línea y por un hombre boya en punta. La fórmula permanece inalterable después de dar el salto.

Para ese trío tan difícil de contener cuando baila entre la medular y la zaga del adversario, el técnico sigue contando con Fede Vico, Vadillo y Puertas. La alternativa es Darwin Machís, que ocupa la plaza que dejó Ojeda. Montoro, en la sala de máquinas, Azeez, Germán, Víctor Díaz, Rui Silva o el canterano Neva pasaron del Granada de Segunda a pintarle la cara al Barça.

El esqueleto tampoco ha variado. Habituado ya a un cerebro a disposición del resto del cuerpo. «Defiendo lo que me den los jugadores. El entrenador debe adaptarse a lo más importante del juego: quienes lo practican». Lo aprendió como lateral en las categorías inferiores del Celta; puliendo su pizarra en equipos granadinos de tercera fila; completando la mili en la base del Sevilla; haciendo un Erasmus en el Osasuna y elevándose a héroe de Los Cármenes. Haciendo las Américas sin salir de Andalucía.

«Es complicado jugar a este nivel de concentración y acierto»

«El liderato es algo anecdótico. Lo sé porque me lo preguntáis vosotros. No nos interesa -aseguraba el sábado Diego Martínez, recién tumbado el Barça-. Tengo una gran felicidad por muchos jugadores que han hecho algo muy difícil. Estoy orgulloso de este grupo. Es complicado jugar a este nivel de concentración y acierto ante uno de los mejores equipos del mundo. Es realmente difícil lo conseguido. Por eso doy la enhorabuena a todos».

«Intentamos ser un equipo camaleónico. Había que sentir que podíamos ganar. Y luego, que se fueran dando las cosas. Valoro el esfuerzo y la concentración. Son diez puntos, pero no perdamos la perspectiva», reclama el entrenador, incidiendo en el mérito extra del recién ascendido: «Este grupo, en el que vienen muchos de Segunda, con otros que se han sumado y que querían reivindicarse, me hace feliz. Hemos competido gracias al acierto y una serie de circunstancias. Lo estamos disfrutando».