«A los enfermos mentales se los llega a tirar a los basureros»

Nacho G. Ruano REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

La ONG ovetense Pájaro Azul coordina y supervisa proyectos solidarios en Kinsasa, Kanzenze y Kamina, y atiende a los enfermos mentales que son repudiados de forma generalizada

10 jul 2019 . Actualizado a las 21:00 h.

Tres ciudades, decenas de proyectos, y el reto de repartir esperanza en una población donde, solo en la capital de la República Democrática del Congo, hay 30.000 niños que viven en la calle. Una intensa labor que el Pájaro Azul, esta ONG ovetense, lleva realizando desde hace 10 años. La educación, la alimentación y la reinserción familiar son los pilares que vertebran estas iniciativas, que se desempeñan en Kinsasa, Kanzeze y Kamina. Además, la conocida asturiana sor Ángela Gutiérrez lleva a cabo un proyecto de cuidado de enfermos mentales en el centro Telema (Kinsasa). Un trabajo encomiable y que, afirma la presidenta de Pájaro Azul, Inmaculada González, le ha valido para merecerse el apelativo de «la Santa Teresa del Congo», debido a su afán de combatir las duras condiciones en las que tratan de sobrevivir estos enfermos mentales. «A algunos enfermos mentales se les llega a tirar a los basureros», señala González.

La propia presidenta de la ONG asturiana da fe de la cruenta realidad a la que se enfrentan estos enfermos mentales en este país, donde son repudiados por sus familiares. Echados a las calles, son maltratados sistemáticamente, incluso las niñas que sufren ataques epilépticos son atadas en las calles. Por ello nació en la década de los 90 el Centro de Salud Mental Telema, que se trata de un centro psiquiátrico de día, donde donde los enfermos mentales externos son curados y ocupados de forma útil, con el fin de favorecer su completa reinserción socio-profesional. Además, los propios enfermos mentales logran salir adelante gracias a la artesanía, un oficio que realizan cuando están tratados.

La educación forma parte del ADN de varios proyectos que esta organización lleva a cabo en Kinsasa, donde se puso en marcha un plan de apoyo para un colegio para 450 niños. Gracias además a la Agencia Asturiana de Cooperación, se ha podido planear la apertura de un colegio para 1.000 jóvenes en esta ciudad. Junto a estos proyectos, la ONG asturiana planifica también una biblioteca. Objetivos con los que no solo buscan que los niños jueguen y aprendan, sino también trabajar por la igualdad de género de niños y niñas. 

Iniciativas que tratan de buscar una salida para una juventud muy marcada pro el difícil entorno en el que nacen y se desarrollan. «Es común que en este país los niños tengan problemas con la justicia, ya que al mínimo contacto algo brusco que haya entre ellos se considera una agresión que incluso acarrea prisión», apunta la presidenta de Pájaro Azul. Viaja dos veces al año, o cada 8 o 10 meses, para supervisar directamente los proyectos que la ONG coordina en ese país. «Trato de ver si el dinero que se destina a estas iniciativas se utiliza de forma correcta», señala. 

La alimentación es otro de los ámbitos que trabaja Pájaro Azul en este país. La escasez de recursos alimenticios con los que cuenta la población, unida a una ausencia de formación en nutrición da lugar a que «la gente coma mal», como afirma Inmaculada Rodríguez. Por ello, realiza una labor informativa para los profesionales que trabajan en la zona como a los propios habitantes. Además, con el fin de concienciar a los jóvenes y a la población rural de Kanzenze sobre alimentación, la organización llevó a cabo un proyecto de huerto escolar piloto. Este proyecto trata de capacitar a los adolescentes y jóvenes en temas agrícolas y de soberanía alimentaria, a través de la promoción de los cultivos propios de la zona, dedicado tanto a los estudiantes de Uzima como a la población de la zona. 

Educación y formación para niñas y mujeres

El Liceo Mahidio es otro de los proyectos clave de esta organización. Se trata de un instituto para chicas en Kamina que data de la época colonial, y que se halla en plena reforma para acondicionarlo y mejorar las instalaciones, que se encontraban deterioradas. Las clases, no obstante, se seguirán realizando, y Pájaro Azul intensificará la matrícula de las jóvenes. 

Por su parte, la ONG asturiana puso en marcha en 2011 un centro de mujeres llamado L’Oiseau Bleu (Pájaro Azul en francés), constituido por mujeres congoleñas que se encontraban en situaciones de dificultades severas y que necesitaban apoyo individual y personalizado. La necesidades de cada una abarcan desde alfabetización hasta apoyo psicológico, así como atención sanitaria o la creación de una cooperativa con el fin de hacer posible que estas mujeres pudiesen salir adelante gracias al trabajo. 

La formación y la educación son claves a la hora de consolidar y avanzar en estos proyectos, que tratan de que la población salga adelante en un entorno muy difícil. Por ello, gran parte de las iniciativas están destinadas a los grupos más jóvenes, para sembrar en ellos la semilla que germine y acabe floreciendo en una vida mejor para todos ellos. Una vida que, aunque se vea lejana, gracias al trabajo de ONGs como Pájaro Azul, cada vez está más cerca de lograrse.