Directos clandestinos y ordenanzas en «pause» en los bares de Gijón

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

XSP denuncia que Foro y el Principado incumplen su compromiso de modificar las leyes que sancionan los directos musicales en locales hosteleros, y defiende la prioridad de este formato frente a los macroconciertos

26 oct 2016 . Actualizado a las 18:23 h.

Hoy por hoy, a los músicos que pretendan actuar en la inmensa mayoría de los establecimientos hosteleros de Gijón se les puede hacer callar aquel con cartel que campaba en muchos chigres no hace tantos años: «Prohibido cantar». Y tocar, y en general practicar cualquier música en vivo. Salvo que posean la licencia correspondiente como café-concierto, los locales de la ciudad siguen sin poder programar directos; y ello a pesar del compromiso en sentido contrario de las dos administraciones competentes. El pasado mes de febrero el pleno municipal acordaba por unanimidad modificar la vigente Ordenanza del Ruido para permitir que un café, un bar o un pub puedan convertirse en un pequeño escenario de música en directo y simultáneamente el Principado anunciaba que retocaría el catálogo de Espectáculos y Actividades Recreativas, abriendo la permisividad con la música en vivo en el conjunto de la comunidad autónoma. Ocho meses después, tocar y cantar en un bar -aunque sea con calidad- es, a efectos legales, una molesta forma de ruido y «la música en vivo en Gijón sigue siendo clandestina».

Con esas palabras lo denunciaba hoy el concejal de Xixón Sí Puede Orlando Fernández, que ha manifestado el «disgusto» de la formación morada con un incumplimiento que lleva visos de prolongarse. Según el edil, «el equipo de gobierno de Foro no ha tomado ninguna medida» al respecto; ni siquiera ha constituido el grupo de trabajo integrado por hosteleros, músicos y representantes municipales que debería haber empezado a trabajar en el asunto. Esa pasividad contrasta, para Fernández, con el permanente goteo de denuncias que, para XsP, significan tanto como que «se siga persiguiendo a los músicos y a los locales que se atreven a programar de forma clandestina». El concejal calcula que son en torno a ocho locales los que operan con esta irregularidad e incertidumbre en la ciudad.

La última de las denuncias, que es la que ha hecho que XsP vuelva a poner la cuestión sobre el tapete de la agenda municipal, se produjo este último fin de semana «por un concierto en acústico con algo de amplificación, y un domingo por la mañana, a una hora ni mucho menos intempestiva». Las multas pueden llegar a los 600 euros y los perjuicios pueden ser aún mayores porque -asegura Orlando Fernández- se han llegado a suspender incluso ciclos de conciertos ante el temor a las ordenanzas.

Aparte de mostrar la «solidaridad» de XsP con los artistas y los locales y de «afear» al gobierno de Carmen Moriyón la dejadez, Orlando Fernández anunció que su grupo solicitará información en la comisión municipal correspondiente del número denuncias y sanciones que se han despachado en el último año. Y, sobre todo, que pedirá «flexibilidad» y «excepcionalidad» en los casos de aplicación de una norma que está sobreviviendo demasiado tiempo al mandato plenario que ordenó su cambio. Algo que Fernández considera «moral y políticamente necesario» mientras tanto.

El debate de los macroconciertos

Pero hay además, una cuestión de fondo, que tiene que ver más con la política cultural que con sanciones o ruidos. En días en los que el gobierno local de Foro está volviendo a acariciar la permanente nostalgia de macroconciertos en Gijón, XsP opone el modelo de los microdirectos. Precisamente como los que siguen fuera de la ley en la villa. «Son la mejor manera de acercar la música al publico frente a la alternativa de grandes conciertos.Vamos a mirar por lo pequeño, lo cercano, lo cotidiano, el día a día, y cuando tengamos audiencias consolidadas pensemos en las grandes estrellas», argumenta Orlando Fernández.

Algo en lo que sin duda estarán de acuerdo, tanto en Gijón como en Oviedo y el resto de Asturias, los hosteleros, músicos y agentes culturales que el pasado febrero constituían también la Plataforma por la Música en Directo, los músicos-activistas de Caja de Músicas en Gijón y los destinatarios de este tipo de manifestación cultural y de ocio que hace ocho meses se las prometían muy felices, pero que siguen bajo unas normas que parecen redactadas por Napoleón, aquel emperador que no distinguía la música del ruido.