Un plan de deporte escolar que rompe moldes y conquista Europa

J. C. Gea GIJÓN

GIJÓN

Participantes en una de las actividades de «La Isla de los Deportes» en el muelle de Gijón
Participantes en una de las actividades de «La Isla de los Deportes» en el muelle de Gijón

El colegio Cervantes aspira junto a otros dos de la UE al premio #BeActive después de recibir, en 2015, el galardón de la Comisión Europea por sus actividades sobre educación vial

24 nov 2017 . Actualizado a las 08:57 h.

El próximo 11 de octubre, el colegio público Miguel de Cervantes sabrá si ha logrado la proeza de traerse a Gijón un segundo premio de la Comisión Europea por la excelencia de sus iniciativas. Hace dos, este centro ubicado en el límite urbano de la Zona Oeste de Gijón recibía el premio Road Safety Awards por su programa educativo en seguridad vial para adolescentes enfocado en el ciclismo; ahora, aspira a uno de los Premios #BeActive para la promoción de actividad de la CE en la modalidad de centros escolares. Junto al Likkuva Kalkoji de Finlandia y el polaco Kindergarten nº 34, ha llegado a la última fase del galardón, que se fallará en la ciudad francesa de Marsella. Su objetivo esta vez es reconocer al centro que mejor promueva la práctica deportiva y los hábitos saludables entre la población escolar dentro del ámbito europeo y que mejor promueva la difusión de sus proyectos en su entorno social.

De esto último, los ciudadanos de Gijón ya van teniendo conocimiento. El pasado viernes, sin ir más lejos, los escolares del Miguel de Cervantes cogían sus bicicletas y se plantaban en la céntrica calle Langreo para participar en el cierre de la Semana de la Movilidad y promover con el ejemplo el uso de transportes sostenibles en la ciudad. Pero también se les ha podido ver participando en bicicletadas organizadas por el propio colegio o por asociaciones como 30 Días en Bici, descubriendo y aprovechando recursos público municipales como Talasoponiente o el campo de golf del Tragamón y, sobre todo, en la celebración del multitudinario I Duatlón y Milla cardioprotegida que organizó el propio colegio como cierre de su Programa de introducción al deporte y hábitos saludables el pasado julio.

Todo surgió como una respuesta del centro frente a los «muy preocupantes» datos sobre obesidad y escasa actividad deportiva de los escolares que reveló una investigación del propio colegio. Los primeros años de actividad ha sido un éxito a la hora de sumar alumnado a las actividades deportivas extraescolares, en las que se incluían deportes poco habituales en los colegios y salidas para conocer los equipamientos y los entornos de la ciudad. El abanico de opciones deportivas se abrió a la natación, golf, escalada, surf, piragüismo… 

«La verdad es que conseguimos una práctica importante. Un 80 por ciento del alumnado hace actividad física extraescolar», explica la directora del centro, Geles García Álvarez. Pero quedaba un 20 por ciento. Y ese resto de alumnos -precisamente los que más necesitaban en muchos casos sumarse a la actividad deportiva y hábitos saludables- espolearon a seguir adelante. De ese impulso ha salido «La Isla de los Deportes», el programa que aspira al reconocimiento europeo.

El contexto y el alcance de este trabajado programa va más allá del deporte y de los límtes del centro.  «La salud y la actividad física van muy unidas, y más desde la perspectiva de un centro de enseñanza. Pero hay también un contexto más amplio al que hay que prestar atención. El colegio está en una zona de la ciudad con una población a menudo socialmente desfavorecida, con dificultades económicas importantes», explica la directora del Cervantes.

Asociados a esa circunstancia están los mismos malos hábitos alimentarios y la ausencia de toda actividad deportiva también en las familias del alumnado. E incluso su aislamiento respecto al resto de la ciudad, que resume solo uno de los datos constatados por el colegio al principio de todo este proceso: «Muchos de los escolares no conocían el resto de la ciudad». La situación del Miguel de Cervantes, prácticamente rodeado de edificios, y su ubicación justo en la raya entre La Calzada y el entorno rural e industrial de Veriña, son casi una representación física de esa situación de desplazamiento social. «Metafóricamente, la intención era la de tender puentes sobre los pilares de la actividad física y la salud»

Todo ello -más la certeza de que los programas reglados y las horas dedicadas al deporte se quedaban muy lejos de dar respuesta a la situación- hizo que el colegio pusiese en marcha un programa que buscaba, a través del deporte, «tender puentes, metafóricamente hablando, para salir del centro sostenidos por unos pilares que son los proyectos de actividad física y salud». El primero de ellos, BiciEscuela, recibió el espaldarazo de la CE como centro promotor de la educación vial y sostenible.

Ahora, con «Cervantes, La Isla de los Deportes» se ha ido más allá para «dar el do de pecho en el contexto de una educación inclusiva». Para ello se ha incrementado la presencia del deporte en el horario escolar aprovechando recreos y horarios de comedor -a los que asisten la mayor parte de los alumnos que el plan prioriza- sumando al esfuerzo a los monitores de actividades extraescolares, a las familias e incluso a los alumnos de los últimos cursos, que actúan como monitores de los más pequeños en los horarios de recreo.

En todo este esfuerzo integrador, el centro ha conseguido no solo reforzar el tejido interno de la comunidad escolar, sino también ponerse en contacto con una amplia malla de entidades colaboradoras. El buen ejemplo está cundiendo, y otros centros gijoneses están adaptando el programa del Cervantes para sus propias circunstancias. Todo ello es por sí mismo un mérito que tendrá su primer reconocimiento en la recepción de mañana a las 13 horas en el Ayuntamiento, pero que el día 11, en Marsella, podría dar su segunda copa de Europa al Cervantes.