La Fiscalía añade la agravante de abuso de superioridad y mantiene la pena para Makelele

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«Makelele», durante el juicio
«Makelele», durante el juicio

El juicio continúa este viernes con las conclusiones de la defensa y el veredicto del jurado

18 ene 2018 . Actualizado a las 17:56 h.

El Ministerio Fiscal ha mantenido este jueves la petición de 15 años de prisión por un delito de homicicio para Abdou Ndiaye, más conocido como Makelele, acusado de matar a la hostelera gijonesa Sonia Meléndez Mitre el 16 de julio de 2015, aunque ha añadido la agravante de abuso de superioridad.

El fiscal, durante el juicio celebrado, con jurado popular, en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón, ha argumentado que el procesado aprovechó que era conocedor de que Sonia tenía mermadas sus posibilidades de defensa, aunque no estuvieran anuladas, dada la desproporción física entre ambos, debido a la corpulencia del acusado.

Además de esta agravante, ha apreciado la de discriminación por razón de género y la de parentesco. Ha rechazado, asimismo, que se pueda aplicar la atenuante de «dilaciones indebidas», ya que la primera acusación formal por parte de la Fiscalía fue el 15 de marzo de 2017, si bien el acusado lleva más tiempo en prisión preventiva.

Asimismo, ha asegurado que, tras los testimonios escuchados en la sala y las pruebas practicadas, tiene la «certeza» de que Makelele es el responsable criminal de la muerte de la hostelera. Para él, concurre en este caso «móvil, ocasión y preparación del hecho delictivo».

A esto ha sumado los «silencios sonoros» del procesado y sus «mentiras clamorosas», con referencia a que solo contestara durante el juicio a su abogada. Incluso incurrió, según el fiscal, en varias incongruencias. A su parecer, solo se entiende si callar es la mejor manera de evitar la incriminación de las pruebas que recaen sobre él.

Ha enfatizado, en este sentido, que dio hasta tres explicaciones de donde estaba a la hora de la muerte de Mitre. En este caso, durante el juicio declaró que estaba comiendo en su casa, a la Policía le dijo que estuvo en la terraza de un bar y a un hostelero, que se lo encontró ese día por las cercanías de la calle Corrida, le dijo que venía del gimnasio. También el acusado negó haberse cambiado de ropa cuando hay testigos que dicen que lo hizo hasta en tres ocasiones al menos.

Además, ha incidido en que si bien el procesado aseguró que la última relación sexual que tuvo con la víctima fue 12 días antes de la muerte, los peritos forenses y policiales corroboraron que se halló en el cadáver semen, y también en las bragas que llevaba puestas, que coincide con el ADN del acusado.

También ha llamado la atención el fiscal sobre la relación de afectividad que existía entre acusado y víctima, que incluía encuentros sexuales, y que, pese a no hacerlo público, muchas personas de su entorno daban por hecho que mantenían una relación sentimental.

Su otra cara

Ha apuntado, además, que hacia Semana Santa de ese año la víctima, que había llegado a hacer encargado de sus locales de hostelería al acusado, empezó a conocer "la otra cara" del procesado, de un Makelele «controlador», que la amenazaba e intentó agredirla.

A esto ha sumado que una amiga de la víctima testificó que la hostelera tenía miedo del acusado y no quería denunciarlo por temor a que la matara. Incluso llegó a decirle, a esta y a otras personas, que si le pasaba algo ya sabían quién había sido. La propia hija de la víctima, además, señaló que el acusado estaba obsesionado con su madre.

Fue el 14 de julio cuando Mitre, ante la «progresiva hostilidad» del acusado, decide poner fin a la relación y despedirle como trabajador. Ese mismo día la víctima alertó por móvil de que el procesado estaba aporreando en la puerta de su casa y tenía miedo. También le mandó al acusado un mensaje en el que le advertía de que no se le ocurriera volver a levantarle la mano o llamaba a la Policía.

En cuanto al día de autos, Mitre, sobre las 15.30 horas, mandó un mensaje al abogado de Makelele para decirle que la estaba «coaccionando». Poco después el teléfono deja de estar operativo. El fiscal, asimismo, ha recalcado que la puerta no estaba forzada, por lo que ha remarcado que el acusado, que había estado viviendo anteriormente un tiempo en esa vivienda, podía tener una copia de las llaves, o bien que la hostelera le dejara pasar, ya sea voluntaria o no.

Ha aludido, además, a las causas de muerte según la autopsia; por asfixia al taparle la boca al mismo tiempo que le aprisionaba el cuello y le oprimía el cuerpo. Unas circunstancias que indican a que el autor es una persona corpulenta como es el acusado.

Intento de defensa

Dicho esto, ha apuntado a que la habitación en la que se encontró el cuerpo estaba revuelta, por lo que hubo un intento de defensa, «pero enormemente limitado» por la corpulencia del procesado. Se ha referido, asimismo, a la nota manuscrita en la que amenazaba a la víctima un supuesto clan gitano gallego por unas deudas, según la versión del procesado.

Los peritos caligráficos han dicho no tener dudas de que la nota fue escrita por el acusado, además de que en el papel se hallaron huellas y restos de ADN de él. En ese mismo papel se encontraron restos de ADN de una mujer, una prostituta que admitió en el juicio haber estado con Makelele y que le revisó todo lo que llevaba para comprobar si era verdad que no llevaba dinero suficiente para pagarla.

Por todo ello, cree que es indiscutible que el acusado estuvo en la casa de Sonia y la mató porque este no aceptaba que ella hubiera roto con él y encima le hubiera despedido. «No acepta que una mujer decida decir no», ha argumentado el fiscal.

Como pruebas, ha citado también que las antenas de telefonía sitúan al acusado en el entorno de la casa de la víctima a la hora de su muerte y que él había insistido a la hija de esta para saber cuándo no iba a estar en Gijón.

Asimismo, ha remarcado que nadie tiene constancia de la existencia del citado clan gitano, hecho que se demostró que era falso, ha sostenido. Además, se le encontró un reloj Rolex que supuestamente estas personas de etnia gitana le iban a dar a cambio de la dirección de la hostelera, versión que le contó a un tío de la víctima que es policía. Al margen de esto, del piso de la víctima no se llevaron nada más que su móvil, lo que no encaja que el crimen fuera por un robo o unas deudas.

Por parte de la acusación particular, el abogado ha coincidido con la Fiscalía en varios de sus argumentos, si bien el considera los hechos de asesinato, y pide por ello 20 años de prisión, al apreciar que hubo agravante de alevosía al no tener la víctima posibilidad de defensa «alguna». Respecto a que el cuarto estuviera desordenado, ha opinado que pudo ser debido más a un ataque que a una pelea.

«Hubo un plan urdido por él mismo», ha defendido, para recalcar después de que se aseguró de que la hija de la hostelera no estuviera en la casa y de buscarse una excusa con la versión del supuesto clan gallego.

Para el letrado, está suficientemente acreditada la autoría de la muerte de Mitre, al tiempo que ha remarcado que cuando fue detenido, el acusado iba con una maleta y tramitaba el pasaporte. La acusación particular, además, coincide con la Fiscalía en la agravante de discriminación por razón de género y en la de parentesco. Respecto a esta última, ha considerado acreditado que mantuvieron una relación durante al menos dos años.

Durante la sesión de este jueves han testificado varios peritos, algunos por videoconferencia, que han certificado que los restos de ADN en la nota manuscrita y el semen hallado en la víctima corresponden al acusado. Asimismo, se ha confirmado que la letra de la nota manuscrita era de Makelele. El juicio continúa este viernes con las conclusiones de la defensa y el veredicto del jurado.