Fe, desconfianza e indiferencia en el estreno oficial de la temporada de baños en San Lorenzo

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

Un paseante y un bañista en la apertura de la temporada oficial de baños en la playa de San Lorenzo
Un paseante y un bañista en la apertura de la temporada oficial de baños en la playa de San Lorenzo

Los visitantes locales y forasteros del arenal gijonés alternan entre el crédito y el descrédito de los informes oficiales en una jornada con pocos bañistas y un clima que tampoco invitó al baño

19 jun 2018 . Actualizado a las 13:42 h.

Bandera amarilla, aguas aparentemente en condiciones y no demasiados bañistas en una jornada de máximas por encima de los 20 grados que empezó despejada y se cubrió hacia mediodía. Y, sobre todo, disparidad de pareceres a la hora de decidir qué hacer con el Cantábrico en la jornada en la que se abrió oficialmente la temporada de baños en la playa de San Lorenzo de Gijón después de los alarmantes episodios de vertidos de las últimas semanas: desde la confianza hacia los últimos análisis hasta el o el rechazo de la versión oficial, la indiferencia o incluso la más aboluta ignorancia sobre lo sucedido desde finales de mayo. Quienes salpicaron el arenal gijonés a lo largo del día de ayer prefirieron en general aprovechar el sol de las primeras horas o pasear que meterse en el agua, pero es verdad que el día no era el de los que exige el baño para combatir el calor. Tranquiliza saber que los visitantes coinciden en asegurar que no han cambiado sus planes a pesar de haber tenido noticias, en su mayoría, de la 'crisis de San Lorenzo'.

Carlos Acevedo y Olga Díaz
Carlos Acevedo y Olga Díaz

Carlos Acevedo y Olga Díaz, dos jóvenes visitantes de Madrid que apuran unos días de vacaciones, están al corriente de lo acontecido. Él, que viene «desde que era niño» porque la familia tiene casa en Gijón, lo tiene claro: «Bastante sucia está la playa ya desde hace años como para encima soportar todo esto Yo no tengo pensado meterme después de los vertidos, prefiero esperar a que se limpie un poco. Me he mojado los pies, pero nada más. No me acabo de fiar», explica. Olga no acaba de compartir esa postura: «A mí, si se me cruza el cable, sí entraré».

Mari es de Gijón, pero vive en Tenerife y es también visitante habitual en vacaciones y cada vez que puede. En las islas también han resonado las noticias sobre la situación en San Lorenzo y ella, como buena gijonesa, ha estado atenta. Lleva unos días en la ciudad pero es su primer día en la playa. «Pero de bañarme, nada. No tranquiliza oír que había suciedad o que había ratas. Aunque no me hubiera bañado de todos modos, porque tiene que estar el día muy bueno para que lo haga», apunta. Sin embargo, todo eso dejaría de pesar si el día invitase. Confía en las mareas: «Tampoco lo veo tan mal, no me importaría meterme si el día estuviese bueno. Aquí en el norte cualquier playa está muy batida. Marchará pintando, me imagino».

Tambien le quita hierro al asunto Julián, de Valladolid, otro habitual de San Lorenzo en vacaciones. Cree que es «una cosa puntual» y de ningún modo hubiese dejado de venir por las alarmantes informaciones Se ha mojado las piernas y no hubiera dejado de venir por los vertidos aunque estaba al corriente de ellos. Los madrileños Guillermo y María, que vienen a ver a su hijo, residente en Gijón, dicen «fiarse» de los análisis en los que se certifica que de nuevo la calidad del baño es excelente; dan por sentado que «el agua está bien» y si no se han bañado es porque «como madrileños», les resulta aún «un poco frío el tiempo y el agua» a estas alturas de junio.

Nada de esto puntúa para  Carmen y Jaime, de Elche, y Demetrio, de Almería, que pasean con los pies dentro de las olas completamente ajenos a lo sucedido, que les sorprende. Es su primera mañana en San Lorenzo, donde nunca habían estado antes, y se muestran «encantados con una playa muy bonita». Carmen incluso se ha bañado a primera hora y ha disfrutado de las aguas.

Escepticismo local

El parecer de los locales es bastante más desconfiado. Incluso acusa cierta 'conspiranoia'. La madre de una familia que ha tomado posiciones, pero no se baña, al pie de la Escalera 5 maneja una de las versiones oficiosas sobre los hechos que han circulado por Gijón: «Un amigo de Somió me dijo que fueron echaron ellos mismos, los del ayuntamiento, los que echaron toda la mierda para forzar a que les abran la depuradora», desliza. «Pues no les arriendo la ganancia», tercia su marido, que resta importancia a las consecuencias de los vertidos: «Tengo 60 años, soy de aquí y ya me bañaba de guaje en la desembocadura del Piles cuando bajaba como bajaba. Y aquí estamos», cuenta.

Por su parte, Paco y José Ángel, más que simple bañistas, nadadores de competición de los que cruzan la bahia de parte a parte y conocen bien sus aguas, están a punto de bajar a la playa. Vuelven después de varios días de haber cambiado preventivamente San Lorenzo por Poniente. «Desde luego, el color del agua no es el de siempre», apunta Paco, que comenta con su amigo el color de la bandera: «Es amarilla, pero la mar está de verde. No me acabo de fiar, y ellos tampoco».

Cristina Fernández, con el arenal de San Lorenzo al fondo
Cristina Fernández, con el arenal de San Lorenzo al fondo

Pero seguramente la más expresiva es la también gijonesa Cristina Fernández, que pasea junto a una amiga con la que acaba de volver de vacaciones. «Este año no me meto ni loca, y mira que soy fiel a la Escalera 21. Noventa días al año, desde abril si está bueno hasta octubre. Me bañé en sus tiempos entre compresas flotando. No tenemos tres ojos de milagro. Pero veo este marroncete y se me quitan las ganas… No sé si es que te sugestionas», explica. Y va más allá: «Dicen que la calidad del agua excelente, pero no fue excelente en la vida. Mierda la hubo siempre», sentencia. ¿Y qué podría devolverle la confianza? No lo sabe: «Lo que no me da confianza es que un miércoles haya ratas flotando y niveles de sarpullidos alto y que a los dos días esté excelente. No pasas del fango al Q de calidad hasta dos días».