La apretada victoria de la candidata en las primarias prueba de nuevo con números la fragilidad del barbonismo en Gijón y pondrá a prueba su permeabilidad a la hora de integrar listas
29 oct 2018 . Actualizado a las 10:09 h.Ana González quiere «recuperar el bastón de mando» para la izquierda en Gijón, y acaba de recibir el mandato de su partido para conseguirlo. Ahora, a la exconsejera de Educación y Cultura y responsable -por el momento- de igualdad en la Ejecutiva Federal de la FSA-PSOE le tocará poner oído atento en todos los sectores de la ciudad para elaborar un programa que demuestre que el PSOE «es una formación de izquierdas» y concentrar el máximo posible de los votos desencantados y dispersos en otras opciones politicas -de izquierdas, pero no solo de izquierdas- en las pasadas elecciones municipales. Esas son las prioridades que se ha marcado desde el primer momento la flamante candidata a la alcaldía elegida ayer por la Agrupación Socialista para reconquistar el gobierno local en 2011 a Foro Asturias. Pero no serán los únicos frentes en los que tocará trabajar duro. De puertas adentro, la representante del barbonismo y, por tanto, la candidata más afín a la actual directiva del PSOE gijonés, tendrá también que hacer un gran esfuerzo de permeabilidad, escucha y capacidad de negociación, como tendrá que hacerlo la Ejecutiva local misma, para concretar la lista que presentarán a los ciudadanos en la próxima primavera.
Así lo determinan los 19 votos de diferencia que le dieron una victoria agónica frente a su rival, José Ramón Tuero, después de que el director general de Deportes, en una remontada que cogió a muchos por sorpresa, sumase a sus votos los de una parte importante de los partidarios de Celestino Vaquero, el candidato excluido en la primera vuelta. También fueron para él con mucha probabilidad la mayor parte de los respaldos del centenar de militantes que se abstuvieron el día 21, pero que este domingo se han movilizado por el candidato más próximo a los sectores derrotados, también in extremis, en las primarias del pasado año. Fueron al final 839 afiliados: una participación histórica al filo del 70 por ciento del censo. Ana González supero esta vez, pero rozándola, la barrera del 50 por ciento de los escrutinios, con 421 votos, y Tuero le pisó los talones con 402. Casi mitad por mitad: unos números que legitiman matemáticamente la victoria de Ana González pero que retratan de nuevo, como sucediera en las primarias a la Ejecutiva local, la demediación casi matemáticamente perfecta del PSOE gijonés.
Una vez conocido el escrutinio, Ana González comparecía para elogiar estas primarias como «ejemplo de participación y democracia» y como una «prueba lo que significa trabajar con los compañeros». Algo que suena parecido pero es muy distinto -una prueba para la capacidad para trabajar con los compañeros- será también sin duda lo que le espera a la candidata y lo que marcará el futuro inmediato de una Agrupación que tendrá que demostrar por todas las partes su capacidad para «pensar en el futuro y no en el pasado», como invitaba anoche a hacerlo Gonzalez. En ese futuro serán cruciales sus dotes de diplomacia y negociación para encabezar las aproximaciones hacia otras fuerzas políticas de izquierdas; un escenario de cuya importancia es consciente Ana González, y que ayer se perfilaba un poco más después de que, en otra consulta interna, los afiliados de IU-Xixón rechazase la confluencia en Unidas Podemos junto a la formación morada.
Por su parte, José Ramón Tuero, que convirtió su proximidad al mundo deportivo en una de las claves de su discurso de campaña, apeló de nuevo a él para asumir su derrota «con deportividad» a pesar de admitió que haberse quedado tan cerca de la victoria es también «un palo». El director general de Deportes resaltó lo que las primarias han tenido de «espectáculo democrático», con especial mención a la «alta participación» de los afiliados que casi lo aúpa como 'alcaldable'. El de La Calzada brindó a Ana González «mano tendida» para lo que considera «lo realmente importante»: devolver a la ciudad un gobierno socialista «tras ocho años de desidia y apatía». Y repitió otro de sus mantras de campaña, pero esta vez con la certeza de los números concretos que hay que añadir a la operación: «Hay que sumar, no queda otra. Hay que ir juntos a partir de mañana para recuperar Gijón». Falta por saber si también empleaba sin más un símil deportivo cuando decla «comienza un partido, empieza otro». Y hasta qué punto el eslogan «reiniciar Gijón», que ha enarbolado Ana González, puede tener también aplicación interna a partir de este momento.