«Hay glamour playu, es divertido y fresco. Tenemos 'estilín'»

J. C. Gea

GIJÓN

Héctor Jareño, en el taller-showroom de Reliquiae
Héctor Jareño, en el taller-showroom de Reliquiae Adri de la Torre

Héctor Jareño Amieva, empresario de Reliquiae y flamante ganador del Premio Nacional de Moda, recomienda a los emprendedores que empiecen a soñar, planificar, escuchar a todos y ser francos y humildes

24 dic 2018 . Actualizado a las 09:22 h.

Nombre. Héctor Jareño Amieva

Edad: 40

Lugar de nacimiento: Gijón

Ocupación: Empresario.

-¿Algún motivo en particular para dar hoy los buenos días?

-Estos últimos días han sido estupendos, estamos rodeados de gente magnífica y eso es un motivo más que suficiente para ser optimista.

-¿A qué hora se ha levantado?

-A las 7, como cada día, una hora de deporte antes de empezar la jornada.

-¿Con qué pie?

-Digamos que mi humor mejora según avanza la mañana. El despertar no es mi mejor momento.

-¿Qué ha desayunado?

-Fruta, café y pan con tomate y jamón.

-¿Y con qué noticia, buena o mala, se ha desayunado?

-Depende del narrador, mantengo la costumbre de escuchar la radio entre las 7 y las 9 de la mañana. Obviamente hoy toca seguir con atención la situación en Cataluña.

-¿Su primera alegría de hoy?

-Mi sobrino, Guillermo ha tenido buenas notas. Estoy muy orgulloso de él.

-¿Su primer cabreo?

-Me gustaría mucho que este país dejara de pegarse tiros en el pie.

-Imagínese que se levanta alcalde, ¿qué deberes se pondría para hoy?

-Creo que Gijón necesita un plan. Creo que mi primera tarea como alcalde sería reunir el mayor talento posible alrededor de una mesa para trazar un plan lleno de ambición. Gijón debe ser ambiciosa o no será.

-Si yo fuese foriatu y tuviese que llevarme de recuerdo un souvenir, un objeto, una prenda que contuviese la esencia de Gijón, ¿qué me tendría que llevar?

-No conozco a nadie que haya visitado Gijón, y he tenido la oportunidad de acompañar a muchísimas personas de todo el mundo en la ciudad, que no destaque el paisanaje y posiblemente una estampa de la Ciudad de la Cultura. La Laboral sigue siendo nuestro tesoro inadvertido.

-¿Qué considera lo más elegante de esta ciudad?

-Gijón es una ciudad de costa del Norte de España, los gijonenes somos muy elegantes. Además, tenemos algo fantástico que es la naturalidad y la humanidad. La naturalidad es el valor de la década.

-¿Y qué es lo que a su juicio está más lejos de serlo?

-Pecamos de modestia, es más, en algunas ocasiones confundimos la sencillez con el conformismo. No podemos conformarnos -por ejemplo- con ser un destino de referencia para despedidas de soltero y turismo de mochila, ni siquiera cuando se parapeta detrás de la excusa de lo popular. Tenemos sobrado potencial para convertirnos en una referencia de calidad, cultura y arte. Me exaspera que no se ponga encima de la mesa una verdadera estrategia para mostrar una visión de la ciudad de mayor valor. Parece que tenemos miedo a que los gijoneses lo rechacen por elitista pero, francamente, estoy seguro que los gijoneses queremos sentirnos aún más orgullosos de la ciudad.

-Hay un humor playu. ¿Hay un glamour playu?

-Lo hay, y además es divertido, fresco. Tenemos “estilín”.

-Un bolso suyo en manos de una reina, ¿ennoblece a la monarquía o viceversa?

-No es para mí una cuestión de ennoblecimiento, quizás ese planteamiento de la cuestión está desactualizado. Yo creo que, pese a que a alguien le pueda resultar anacrónico, en tanto que democrática, la monarquía es una institución plenamente vigente. Además, en este país goza del reconocimiento de la gran mayoría. Más allá de eso, es la más alta institución del Estado, representa a la Nación que no es otra cosa que sus ciudadanos y en mi opinión lo hace con gran dignidad. Un bolso, aunque sea fantástico no puede aportar mucho más a todo esto.

-¿Se ha atrevido a suponer qué llevará doña Letizia en ellos?

-No, mi madre me enseñó que no se mira dentro del bolso de nadie.

-¿Quién está pidiendo a gritos en esta ciudad un diseño de Reliquiae?

-SS.MM. los Reyes Magos de Oriente tienen varios en su lista de regalos.

-Y de las otras reliquias, de las de toda la vida, ¿cómo va la ciudad?

-En cualquier sentido, usted me entiende. Ahí están, ahí están, viendo pasar el tiempo. Su lucha es que nada cambie, permanecer, sobrevivir. Es curioso como hay quien en nombre de la progresía se ha convertido en el más conservador. Fíjese, eso mismo ocurrió en Grecia con Syriza, hagamos una revolución para que nada cambie. En mi opinión deberían hacérselo mirar.

-Le encargan cambiarle el crucifijo y el escudo al Pelayo de la plaza del Marqués. ¿Qué propondría?

-¡Qué barbaridad! Propondría la dimisión de quien proponga semejante cosa, no podemos poner en cuestión permanente las bases culturales de la sociedad, eso acaba conduciendo a la esquizofrenia, o a eso que llaman pensamiento líquido.

-¿Y si le encargaran un futuro para Gijón que se pudiera ver desde ahí arriba, desde la peana de Pelayo?

-Profundidad de análisis, apertura de miras, ambición, mirada a largo plazo. Gijón debe tener una meta para tener un modelo y después un plan. El sólo hecho de pensar que eso puedo hacerlo una sola persona, o un solo partido, o en una sola legislatura es mezquino.

-¿Se permite un consejo para un empresario joven que se atreva pensar en un negocio impensable, como usted hizo?

-Sí, primero sueña, después planifica, escucha a todos todo el tiempo y sé muy franco contigo mismo. Humildad. La capacidad de esfuerzo, como el honor en la mili, se supone. Si no, no es un empresario.

-¿Dónde le gusta perderse en esta ciudad?

-Me gusta mucho caminar por la parte alta de Somió, esa que se parece mucho a una aldea.

-¿A qué le gustaría que la Lloca del Rinconín le dijese adiós para siempre?

-A los liberticidas de cualquier signo.

-¿Qué es lo mejor que se puede comer y beber en esta ciudad?

-Hombre… yo si usted me invita me apunto a unos percebes con una botellina sidra.

-¿Qué le falta a esta ciudad para ser perfecta?

-Muchas cosas, no nos pasemos de grandones y perdamos la mirada crítica. Siento insistir, pero creo que le falta ambición y un plan.

-¿Y qué le sobra?

-Nostalgia.

-¿A quién mandaría a ver la ballena?

-Pues verá, creo que últimamente se habla mucho en Asturias de cometer errores que ya cometieron otros antes, por aquello de no ser menos que nadie. ¿Entiéndeseme?

-¿Y a quién invitaría a unos culines con dos docenas de oricios para acabar el día?

-Usted ha invitado a percebes, esta corre de mi cuenta.

-¿Qué les va a desear hoy a sus paisanos y paisanas antes de echarse a dormir?

-Descansen, tenemos mucho trabajo.