«No me siento ni desautorizado ni desanimado; me voy porque es el final de un ciclo vital»

J. C. Gea GIJÓN

GIJÓN

Mario Suárez del Fueyo
Mario Suárez del Fueyo

Mario Suárez del Fueyo, secretario general de Podemos y portavoz de XsP, desvincula su decisión de renunciar a repetir como cabeza de lista e incluso concejal de las crisis en el grupo municipal y el partido

26 ene 2019 . Actualizado a las 12:47 h.

Hace un par de semanas, inmediatamente después de la última crisis abierta en el seno del grupo municipal de Xixón Sí Puede tras la dimisión del segundo de sus seis concejales en medio año, Mario Suárez del Fueyo anunciaba unos días de reflexión. Lo que deseaba meditar era su concurrencia a las primarias de Podemos Xixón como cabeza de lista para serlo, a su vez, de la que la formación morada presentará a las elecciones municipales del 26-M. El pasado fin de semana, el secretario general de Podemos Xixón y portavoz municipal se preinscribía para las primarias junto con otros 25 militantes repartidos en dos listas: la agrupada en torno a su corriente y la encabezada por la diputada autonómica Rosa Espiño. Y, finalmente, esta mañana, en dos tiempos, Suárez del Fueyo anunciaba, primero, que la coportavoz del partido en Gijón, Yolanda Huergo, sería cabeza de lista, y unos minutos después, en rueda de prensa de urgencia, que renunciaba incluso a aspirar a una concejalía. Que, en definitiva y contra todo pronóstico, dejaba la «primera línea» de la política municipal después de la inédita y finalmente convulsa experiencia de XsP en la corporación que enfila estos meses su final.

La decisión de quien ha sido el rostro más visible de la marca morada en Gijón se produce después de un periodo de creciente contestación, tanto dentro del grupo municipal como en el seno de los órganos políticos de Podemos Xixón, a pesar del respaldo que le permitió revalidar su cargo como secretario general el pasado verano, y también del abandono de la Candidatura de Unidad Popular Xixón Sí Puede de Equo. Sin embargo, horas después de este giro inesperado, Mario Suárez del Fueyo asegura que solo responde a una circunstancia personal. El cierre de un ciclo biográfico.

-¿Por qué la decisión? ¿Qué es lo que más ha pesado en ella?

-Es un conjunto de cosas, partiendo del hecho de que uno no es un profesional de la política, sino que viene a hacer un servicio público. Yo entiendo la política, o el estar en las instituciones, como una continuidad del trabajo que venía haciendo en su momento en el sindicato, después en diferentes movimientos sociales, luego en el movimiento por la escuela pública y en la gestión de un centro escolar en la ciudad. Esto ha sido una experiencia en continuidad con todo eso. Durante estos cuatro años he ido viendo cosas que se pueden hacer, otras que no; y al final valoras y ves que tu bagaje llega a un punto en el que es más conveniente que otra gente haga esa tarea. Han sido cuatro años de una intensidad suprema. Todo el mundo es consciente de que yo he trabajado por esta ciudad más de diez horas diarias, pero creo que es el momento de dejar paso al resto de la gente.

-¿No ha influido nada de lo sucedido en torno a Podemos y XsP durante ese tiempo?

-La cosas que han pasado en Podemos no me han influido. La decisión más dramática que tuve que tomar, o la más compleja, que fue la del 15 de junio [alude a la puesta en marcha de la consulta ciudadana abierta que determinó el rechazo de un pacto a tres con IU y el PSOE para formar tripartito] la tomé, independientemente de la posición que yo tuviera o no, arropado por una decisión asamblearia, del Consejo Ciudadano, y en última instancia en una consulta ciudadana que se criticó mucho porque determinada gente hubiese participado o no. Esa fue una decisión dura, pero la tomé y la asumí desde el momento en que representaba a una colectividad. Esto no es un proyecto personal, sino colectivo, y yo defiendo unas ideas colectivas. A lo largo de todo este tiempo hemos tenido muchos problemas. Cuando se produjo la aprobación inicial del Plan General de Ordenación (PGO) nos cayó de todo, pero estábamos convencidos de lo que hacíamos y seguimos adelante. De la Renta Social, otro hito, se nos decía que era asistencialismo, pero la realidad demostró que 7 millones en un año no son algo que suceda habitualmente en Gijón, por desgracia, como no sucede ninguna ciudad de Asturias y en casi ninguna del estado español de la proporción de Gijón.

-¿Tampoco han influido las crisis internas?

-Después de todo eso vinieron unas Primarias, se produjo un colapso y la dimisión de una persona que pertenece a un movimiento anticapitalista y que abandona. Y luego, la dimisión posterior [se refiere a la de David Alonso] que no me genera mayor problema que el de una persona a la que le das todo el campo. Porque en este grupo municipal todo el mundo ha tenido campo. Nadie, nadie me puede criticar que yo haya constreñido el trabajo de nadie; más bien al contrario. He dado cancha a todo el mundo en todo el trabajo que ha querido y ha podido hacer. Lo otro ya es un proyecto personal.

-¿Entonces, es puramente una decisión personal?

-Sí, es una cuestión interna, de desgaste…

-¿Desgaste político o personal?

-Yo tengo toda la energía y todas las ideas del mundo, pero se necesita savia nueva. Se necesita un impulso nuevo, y eso está en la candidatura que yo he contribuido a construir. No es una candidatura ajena a mí.

-¿Qué posición ocupará, a partir de esto, en el Podemos Xixón que viene? ¿Exclusivamente su secretaria general?

-No voy a ser concejal. Es una decisión totalmente cerrada. Ahora es el turno de una candidatura que, desde mi punto de vista, hemos construido colectivamente el grupo de personas que configuran Ganar Xixón- que creemos que es una candidatura potente, que mira más hacia fuera que hacia dentro, donde hay gente del Consejo Ciudadano como la propia Yolanda Huergo o Juan Miguel Chaves, pero también gente como Laura Tuero, campeona de triatlón, o Inés Mallada, feminista-, y que entendemos que es la candidatura que va a intentar a hacer el cambio en nuestra ciudad. Porque ha acabado un período. Ha acabado el período de Foro, de la derecha. El PSOE pagó un peaje por sus 28 años, y a partir de ahora habrá que construir con PSOE, IU y quien corresponda una nueva ciudad, la ciudad del futuro, en la que quedan pendientes el desarrollo del PGO, el tema de movilidad, la gran asignatura del Plan de Vías, la puesta en marcha del Metrotrén, la lucha contra la contaminación y la depuradora del Este...

-Fin de periodo para Foro, dice. Y lo mismo para XsP. ¿Cómo evalúa la experiencia?

-La experiencia de XsP nace de un movimiento efervescente que impugna la situación del momento en Asturias y en Xixón, y desde ahí impugna también cosas como las grandes obras faraónicas y los costes que han tenido para esta ciudad: el Muselón, la regasificadora, la depuradora del Este… Una ve que se impugna ese modelo, nos planteamos intentar, con el gobierno que hay, extraer de nuestra política lo más interesante: la Renta Social, por una parte, y por otra un Plan General que construye una ciudad bastante sostenible, con referencias que nadie hubiera pensado antes, como unos terrenos del Naval fuera de la especulación y la urbanización. Esto es algo que levantó muchas ronchas. O la playa del Rinconín, el tema de la contaminación, la potenciación del deporte femenino en la ciudad, en el que algo tenemos que ver; la lucha contra la violencia en el deporte y en la calle, por lo que estoy siendo sistemáticamente diana de los sectores ultra… Y una participación de los colectivos con problemas, que en este mandato han tenido eco en el pleno. No hay colectivo que no haya sido recibido y apoyado por nosotros. Todo ese trabajo es el que tiene que continuar otra gente. Hay una parte muy importante, que es algo que he practicado: un pie en la calle y otro en la institución. En la institución puedes hacer proyectos, pero es la calle la que te da el tono de muchas cosas.

-Ha hablado de «luces y sombras» en la rueda de prensa donde ha anunciado su decisión. Lo que ha mencionado hasta ahora son las luces. ¿Las sombras?

-La sombra es no haber logrado cohesionado el equipo municipal. Esa es la sombra mayor. O mejor dicho, un claroscuro. Ha habido tres años en los que hemos mantenido el grupo municipal, y en el cuarto, las diferencias que había han estallado. Eso sin duda es un elemento que merece autocrítica. Sí ha habido participación. Las decisiones, en la mayor parte de los casos, las toma el Consejo Ciudadano, no el grupo. Pero lo mismo que digo que se ha dado mucho juego a los concejales y concejalas, se ha dado también una excesiva parcialización de las tareas. Es el primer elemento que tiene que cuidar el futuro grupo municipal: la cohesión en el trabajo.

-¿Dónde estará la diferencia entre la labor de una CUP como XsP y Podemos en solitario?

-Antes que nada, un matiz que se suele olvidar. La asamblea de Gijón de 300 personas celebrada en diciembre de 2014 decidió que nos presentásemos como Podemos, y fue la dirección estatal encabezada por Pablo Iglesias la que dijo que había que presentarse como Candidaturas de Unidad Popular. Dicho esto, hay que distinguir dos planos políticos. En esta ciudad tiene que haber un gobierno de progreso, y esa es la clave, por más que se quieran hacer diferencias entre la otra candidatura y la nuestra. Es absurdo. Nadie cuestiona que se quiere eso.

-De hecho, el programa tiene el mismo objetivo literalmente: «ganar Gijón para los ayuntamientos del cambio».

-Sí, y el otro plano es el punto de vista organizativo. Hay que lograr la máxima unidad y cohesión, e interconexión con los órganos de dirección: mayor número de grupos de apoyo al trabajo municipal y construir un programa muy claro de lo que necesita esta ciudad. También hay que decir en honor de la objetividad que no se pueden comparar distintos periodos de la historia de nuestra ciudad, o compararlos pero con los parámetros adecuados: no se puede comparar la época de las vacas gordas con montones de dineros del Estado, con la de vacas flacas, donde tenemos permanentemente encima la regla de gasto, y a la mínima nos meten la tijera de la Ley Montoro.

-En el caso de que la candidatura de Rosa Espiño ganase las primarias, ¿cómo será el entendimiento con los órganos políticos del partido, donde prevalece la presencia de la candidatura rival?

-El entendimiento no es una experiencia inédita. En candidatura que formamos los seis concejales y concejalas, tres provenían de una lista, dos de otra y una de otra. Lo que puede pasar ahora es que, efectivamente, haya un resultado muy ajustado y que hubiese gente de las candidaturas. Bueno, si decimos que el programa y el objetico no se diferencia mucho, creo que se podrá trabajar. Ahora, estoy convencido de que vamos a lograr la mayoría en las primarias.

-En cualquier caso, todo lo sucedido, ¿no le ha hecho sentir ningún desgaste o desautorización?

-No me siento ni desautorizado ni desanimado. Me siento pletórico para cumplir las tareas que tengo, empezando por todo el periodo que queda hasta mayo. Lo que pasa es que hay periodos de vida. Dediqué intensamente trabajo a Suatea, a proyectos sociales, al proyecto embriagador del colegio Jovellanos y ahora a un proyecto maravilloso que es Podemos, que me ilusiona, que me ayuda y en el que he cumplido una etapa. Son distintos ciclos de mi vida; siempre de seis o siete años. Quien me conoce, no se extraña. Derrochas en todo ello tu y imaginación y tu trabajo, y llega un momento en el que haces un ejercicio de introspección y dices: «Puedo seguir, pero mejor que venga otra persona que inyecte savia nueva»

-La impresión general es la de que la ciudad cierra ciclo político y empieza otro ciclo. ¿Cuál?

-Uno en el que yo espero que saquemos una mayoría de izquierda. No tenía dudas de que eso era posible hasta ver lo que ha pasado en Andalucía. 

-¿Qué aprendizaje destaca de estos años en el ayuntamiento?

-Haber conocido una institución por dentro: la burocracia, las dificultades para transformar las realidades... Ratifica lo que yo pensaba, y lo aumenta. La primera propuesta que hice en agosto de 2015 fue la cubierta de la pista de Cimavilla; en marzo está previsto que se inicien las obras. Eso tiene que transformarse de una manera. Y la experiencia más positiva, el contacto con la gente, conocer a fondo la ciudad. Siempre la conocí, pero esto te hace conocer y palpar más la vida y las necesidades, la realidad de otros sectores de la ciudad.

-¿Su arrepentimiento, su espina, lo que le ha quedado por hacer?

-No haber conseguido más logros sociales. No haber podido influir más en la transformación de nuestra ciudad, que era lo que nos proponíamos. Conseguimos la Renta Social, pero no mantenerla en el tiempo tras la decisión de Foro de recortarla. Y es decepcionante que los barrios degradados, la habitabilidad de las calles de la ciudad, no se haya podido lograr.