El Horno de Gusmain se prepara para bajar la persiana: «Todo lo que hemos logrado ha sido gracias a la gente del barrio»
GIJÓN
Tras casi 50 años de historia, esta emblemática churrería del barrio La Arena cierra sus puertas este jueves 22 de mayo
21 may 2025 . Actualizado a las 09:31 h.Los locales de toda la vida continúan despidiéndose de Gijón. El Horno de Gusmain, conocido por los vecinos como El Hornín, se prepara para bajar la persiana este jueves 22 de mayo. Sin embargo, sus dueños, la familia Molpeceres Aragonés, continúan buscando quién se quede con el local. Este negocio, que acompañó a tantos gijoneses en sus romerías y que hizo del chocolate con churros su producto estrella, se despide del barrio de La Arena.
Fue a principios de los años 80 cuando Malaquías Molpeceres y Florencia Aragonés llegaron al barrio de La Arena para abrir su primer negocio, sin saber que con el tiempo se convertiría en uno de los establecimientos más emblemáticos de la zona. «Mi padre trabajaba anteriormente como panadero para una empresa, y cuando las cosas empezaron a ir mal, decidió montar su propio negocio para poder sacar adelante a la familia», explica Inma Molpeceres, hija de los fundadores de El Horno de Gusmain.
Aunque el negocio no comenzó únicamente como panadería, en sus inicios también vendían pollos asados y en verano «preparábamos comidas para llevar a las romerías. Venían a encargarnos bollos preñaos, tortillas y empanadas». Con el tiempo, el negocio se fue especializando en panadería y pastelería, haciendo del chocolate con churros uno de sus productos más demandados. Incluso «venía gente de Madrid diciendo que habían escuchado en la radio que El Horno de Gusmain tenía los mejores churros», comenta Inma.
Por sus mesas han pasado multitud de personajes televisivos, como los presentadores de Crónicas de un pueblo. «Cuando aún estaban abiertos los Multicines, gracias a los festivales que se organizaban, pasaba por aquí gente de la televisión a tomar un cafetín». Pero Inma tiene claro que «todo lo que hemos logrado ha sido gracias a la gente del barrio. Nunca nos han fallado; siempre hemos sido un binomio, siempre han respondido bien con nosotros». Aunque por sus mesas también se ha dejado caer gente de otras partes de Gijón, Asturias y de España, «venía gente de Granda, de León y Madrid», asegura la hostelera.
Tras la jubilación de Malaquías y Florencia, sus cuatro hijos —Gustavo, Malaquías, Inmaculada e Ignacio— se hicieron cargo del negocio familiar. Han sido Inmaculada e Ignacio quienes se han mantenido al frente del negocio hasta este jueves 22 de mayo, cuando El Horno de Gusmain bajará la persiana por última vez. Al menos, el horno que hasta ahora conocemos, porque Inma aún continúa buscando quién tome el relevo. Mientras tanto, asegura, que seguirán por el barrio «limpiando y gestionando cómo queda el local».
Este jueves llega la tan esperada jubilación para los hermanos Molpeceres, y en esta nueva etapa ambos tienen claro que su prioridad será «aprovechar los fines de semana que hasta ahora no hemos tenido. También conocer un poco la ciudad y sus alrededores». Pero, sobre todo, «ponernos en la vida del jubilado: paseo para arriba, paseo para abajo. Aunque todavía no estoy en esa mentalidad», dice Inma. Asegura también que aprovechará para pasar más tiempo con la familia, aunque es consciente de que ahora le toca reorganizar su vida: «Hasta ahora dejaba un par de cosas preparadas en casa y dedicaba mi tiempo a la churrería. Ahora tengo que aprender a organizarme y a pasar tiempo en casa».