José Luis Pérez-Espinosa, nuevo director general de Proyecto Hombre: «Los cambios que se dan en la sociedad se reflejan en el mundo de las adicciones»

María Sánchez Condado
María S. Condado REDACCIÓN

GIJÓN

José Luis Pérez-Espinosa González-Lobón, nuevo director general de Proyecto Hombre en Asturias
José Luis Pérez-Espinosa González-Lobón, nuevo director general de Proyecto Hombre en Asturias

La Fundación CESPA-Proyecto Hombre de Asturias emitirá el próximo 18 de junio su memoria de actividades del 2024

11 jun 2025 . Actualizado a las 09:02 h.

José Luis Pérez-Espinosa González-Lobón, conocido como Chechu, asume el cargo de director general de la Fundación CESPA-Proyecto Hombre en Asturias tras la retirada de su antecesor Julio Jonte. Nacido en Gijón en 1971, Chechu se licenció en Económicas por la Universidad de Oviedo y cuenta con un máster en Administración de Empresas por el Instituto de Empresa de Madrid.

A lo largo de su trayectoria profesional, ha acumulado experiencia en gestión tanto en el sector de la salud mental como en empresas de otros sectores, liderando proyectos y gestionando equipos multidisciplinares. Tan solo unos días después de asumir su nuevo cargo, el gijonés confiesa enfrentarse a esta nueva etapa con ilusión y habla, en una entrevista para La Voz de Asturias, sobre sus nuevos retos junto a la asociación.

—¿Cómo afronta esta nueva etapa al frente de Proyecto Hombre?

—Es un reto para mí, tanto a nivel personal como profesional. Asumir el cargo de director general de la Fundación CESPA-Proyecto Hombre de Asturias es apasionante por múltiples razones. Proyecto Hombre es un referente en la prevención y el tratamiento de las adicciones. Yo eso lo sabía desde siempre, pero cuando llegas a la entidad, empiezas a darte cuenta de la verdadera dimensión de la labor social que realizamos y del gran impacto que tiene. ¿Por qué tiene un gran impacto? Porque las personas con problemas de adicciones a las que atendemos —tanto quienes están en tratamiento como sus familias— confían en nuestros programas, en nuestro equipo y en el trato humano y cercano que ofrecemos. Confían en poder recuperar sus vidas, en mejorar y, tras el tratamiento, en iniciar un proceso de inserción sociolaboral que les permita volver a su vida de la mejor manera posible. Y eso es algo fundamental. Una vez dentro de la entidad, comprendes que lo más importante son las personas, desde todos los puntos de vista. En primer lugar, las personas y sus familias. Insistimos mucho en esto, porque el papel de la familia es esencial como apoyo durante el proceso de tratamiento. También es fundamental nuestro equipo de trabajo. Contamos con profesionales en distintas áreas: intervención, prevención, tratamiento e incorporación, con terapeutas, educadores y cuidadores comprometidos con la mejora de la vida de estas personas. Y, por supuesto, el equipo de gestión, cuya labor es clave para que todo funcione. Quiero destacar especialmente el papel del voluntariado. Realizan una labor imprescindible y totalmente altruista, y es algo que debemos agradecerles cada día. Además, el patronato, nuestro órgano rector, juega un papel esencial. Su apoyo es fundamental en el día a día de la Fundación. Como te digo, lo verdaderamente importante son las personas. Las personas son la clave de nuestro trabajo y de nuestro éxito.

 «Es importante que la sociedad nos conozca mejor para romper los prejuicios» 

 —¿Cuáles son sus objetivos principales ahora que ha asumido la dirección de la fundación?

—El primero, y fundamental, es seguir dando la mejor atención posible a las personas en tratamiento y a sus familias. Hablamos de una población vulnerable que necesita, y además valora mucho, nuestra atención. Luego, hay otros retos que también son muy importantes, por ejemplo, que los programas de Proyecto Hombre se adapten mejor a las necesidades de las mujeres, porque cada vez tenemos más. Por otra parte, la prevención del consumo de alcohol, otras drogas y otros comportamientos potencialmente adictivos: hablamos de videojuegos, juegos de apuestas, entre otros, en menores y jóvenes. En ese sentido, tenemos un objetivo claro. Además, es importante la difusión de nuestros programas de prevención laboral orientados a la promoción de la salud. Hablamos de las áreas de prevención y tratamiento, pero también tenemos que darle un impulso al área de incorporación sociolaboral de las personas en tratamiento. Es fundamental proporcionar un mayor acercamiento a la sociedad en general; es importante que la sociedad nos conozca mejor para romper los prejuicios y que sepan que nuestra labor es fundamental. El hecho de que nos conozcan mejor facilita muchísimo nuestra tarea. Otro reto es modernizar el modelo de gestión. Y, por último, es imprescindible seguir contando con la colaboración de las instituciones públicas que nos apoyan de manera muy importante. Además, debemos ser capaces de captar más financiación privada, tanto de entidades como de particulares.

—¿Existe algún perfil concreto en las personas que acuden a Proyecto Hombre? ¿Este perfil ha cambiado en los últimos tiempos?

—Sí, ha habido cambios. Los mismos cambios que se dan en la sociedad se reflejan en el mundo de las adiciones. El miércoles 18 de junio, presentaremos la memoria de actividades de 2024 y ahí podremos entrar más en detalle en estos datos. Sí te puedo adelantar que cada vez hay más mujeres en Proyecto Hombre y que, desgraciadamente, también tenemos que atender a más menores y jóvenes con diferentes problemas de adicción. Esto es un cambio muy importante respecto a épocas pasadas. 

—¿Cuánta gente puede atender Proyecto Hombre en un año? 

—Te puedo decir que desde nuestra creación, en el año 1987, hemos atendido a más de 18.000 personas distintas con problemas de adicción y a más de 25.000 familiares. 

—¿Cuáles son las adicciones más frecuentes que se suelen encontrar? 

—Tenemos problemas muy habituales de alcohol y, cuando hablamos de otras drogas, porque el alcohol también lo es, hablamos especialmente de cocaína y cannabis. Aunque es importante decir que entre los menores y los jóvenes hay otro tipo de sustancias y otro tipo de comportamientos potencialmente adictivos. 

—¿Cómo son los programas que se llevan a cabo en Proyecto Hombre?

—Lo que hacemos es intentar atender a todas las personas de la mejor manera posible. Lo primero es la evaluación y, en base a ella, adaptamos el programa a las necesidades personales e individuales. Todas son diferentes. Luego tenemos tres formatos de tratamiento: centro de día, centro ambulatorio o centro residencial. Dependiendo de la evaluación inicial y de las necesidades de cada uno, adaptamos un formato u otro. Además, hay diferentes programas. Por un lado, el programa libre de drogas está orientado al tratamiento de la adicción al alcohol, a otras sustancias como la cocaína y a las personas policonsumidoras y se centra en la abstinencia. Por otro lado, está el programa de reducción del daño; en este caso, son personas con situaciones más cronificadas y su objetivo es intentar reducir el daño de la mejor y mayor manera posible. 

—A lo largo de este proceso, ¿cuáles son los puntos más críticos? ¿Qué papel cumple la familia? 

—Cada proceso es diferente, como lo son las personas. La evolución depende de muchos factores, pero el apoyo familiar es fundamental. Por eso, también trabajamos con ellos y contamos con programas orientados a las familias. Además, dentro del área de prevención, tenemos programas orientados a menores, a jóvenes y a familias.