Alicia Tuya, la joven joyera que mantiene vivo el oficio artesanal en Gijón: «Dentro del oficio siempre me han tendido la mano»
GIJÓN
Conocida en redes sociales como Alipup, busca inspiración en piezas arqueológicas y en culturas antiguas para la creación de piezas únicas
23 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La alfarería, la carpintería o la sastrería son oficios tradicionales que, por desgracia, se van desdibujando con el paso del tiempo. La producción en masa, las grandes multinacionales y las ventas al por mayor opacan poco a poco los trabajos de toda la vida. Sin embargo, aún hay quienes siguen apostando por las técnicas de producción tradicionales, en las que las materias primas se funden con el trabajo manual para crear piezas únicas e inigualables. Es el caso de Alicia Tuya, más conocida en redes sociales como Alipup, una joven joyera que trabaja el metal desde su pequeño taller en Gijón.
Aunque los oficios suelen heredarse de padres a hijos o de abuelos a nietos, Alicia Tuya es la primera generación de joyeras de su familia. Todo comenzó en 2015, en la Escuela de Arte de Oviedo, mientras cursaba sus estudios. Durante aquella etapa, la joven asturiana visitaba con frecuencia una pequeña tienda que escondía en su trastienda el futuro de Alicia. Allí conoció a Miguel, un joyero artesanal que un día le lanzó una propuesta decisiva: «Me ofreció enseñarme el oficio», recuerda la joyera.
Sin pensárselo dos veces, Alicia aceptó la oferta. «Fue él quien me enseñó las técnicas más básicas». Así, poco a poco, la asturiana comenzó a aprender el oficio. Su siguiente paso fue hacerse con una mesa de trabajo —en la que aún hoy realiza sus piezas—. «La compré de segunda mano y la metí en casa de mis padres. Poco a poco fui creando mis propias joyas y publicándolas en Instagram».
Fue precisamente gracias a las redes sociales como las ventas de Alipup comenzaron a aumentar. «Cada vez iba a más», explica. Así, en 2021, y pese a la incertidumbre que vivían entonces los pequeños comercios a raíz de la pandemia, Alicia decidió abrir su propio taller. Este espacio físico supuso un antes y un después para la artesana, ya que le permitió crear un vínculo más cercano con sus clientes.
Y es que Alicia cuenta con una clientela especialmente fiel. Algunas personas compraron sus piezas cuando la joyera aún trabajaba desde casa de sus padres y, ahora que cuenta con un local propio, se han desplazado desde otras ciudades para conocerla. «Esto me deja loca. Hay una chica de Valencia que me compraba por internet y que, cuando ha venido a Gijón, se ha pasado por el taller para conocerme».
Emprender en un oficio tradicional no siempre es sencillo. «La incertidumbre la llevo muy mal», confiesa Tuya. Un aspecto que la artesana ha afrontado a través de una formación continua, «apoyándome sobre todo en otros joyeros, preguntando a Miguel. Dentro del oficio siempre me han tendido la mano y eso me ha ayudado a ir creciendo poco a poco».
Para la creación de sus joyas, Alicia se inspira en piezas arqueológicas y en culturas antiguas. «Son formas muy primarias; me parecen muy bellas. Yo las cojo, las reinterpreto y las adapto a mi propio diseño».
En cuanto al futuro, no hay planes cerrados. Prefiere adaptarse a lo que venga, sin descartar cambios radicales si la vida lo pide. De momento, el presente es sólido: mucho trabajo, un taller propio y la satisfacción de vivir de un oficio artesanal en tiempos dominados por la producción en masa.