Tatiana Schlossberg, nieta de JFK, anuncia que tiene cáncer terminal: «Cuando te estás muriendo empiezas a recordarlo todo»

Tamara Montero
Tamara Montero REDACCIÓN

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Caroline Kennedy, Tatiana Schlossberg y Jack Schlossberg en una imagen del 2023 en Boston
Caroline Kennedy, Tatiana Schlossberg y Jack Schlossberg en una imagen del 2023 en Boston CJ GUNTHER

La hija de Caroline Kennedy ha publicado un artículo en el New Yorker en el que describe los tratamientos agresivos a los que se ha sometido en los últimos 18 meses y carga contra su primo, secretario de estado de Salud, por las políticas negacionistas y de recorte que está llevando a cabo

23 nov 2025 . Actualizado a las 19:25 h.

«Luchando contra mi sangre». Así encabezó Tatiana Schlossberg el artículo que publicó este sábado en el New Yorker anunciando que tiene un cáncer terminal. La periodista, de 35 años, hija de Caroline Kennedy y nieta de John F. Kennedy, padece leucemia mieloide aguda con una mutación genética rara en fase terminal, que le descubrieron durante su ingreso en el hospital para dar a luz en mayo del 2024.

«El día anterior había nadado una milla en la piscina, estando embarazada de nueve meses. No estaba enferma. No me sentía enferma. De hecho, era una de las personas más sanas que conozco». En ese momento, «no podía creer que estuvieran hablando de mí», dice sobre el diagnóstico. «Tenía un hijo al que quería más que a nada en el mundo y una recién nacida a la que tenía que cuidar». 

El artículo, que se publicó en la web del New Yorker en el aniversario del asesinato de Kennedy, describe los últimos 18 meses de tratamiento y la búsqueda de su oncólogo de un tratamiento que la salve. «Ha recorrido cada centímetro de la tierra en busca de más tratamientos para mí», afirma. «Sabe que no quiero morir y está tratando de evitarlo», pero tras el último tratamiento los doctores le han dado alrededor de un año de supervivencia. 

«Cuando te estás muriendo, por lo menos en mi limitada experiencia, empiezas a recordarlo todo. Te vienen flashes de personas, lugares y conversaciones sin parar», dice al inicio del texto. Esas imágenes son por ejemplo su mejor amiga del colegio y ella haciendo un pastel de barro al que han puesto velas y una pequeña bandera americana «que, con pánico, vemos como arde». Y también los náuticos que llevaba su novio de la universidad unos días después de una tormenta de nieve récord, y cómo ella se ríe hasta la asfixia porque se ha caído en un charco después de resbalar.

Tras 50 días de tratamiento, entró en remisión y se fue a casa, pero sufrió una recaída. En enero pasó a formar parte de un ensayo clínico con una terapia CAR-T, en la que se programaban las células trasplantadas para que atacasen el cáncer. Y se sometió a un segundo trasplante. Durante ese tiempo, Schlossberg intentó ser la paciente perfecta, pensando que «si lo hacía todo bien y me portaba bien con todo el mundo, si no necesitaba ayuda ni tenía ningún problema, entonces funcionaría», escribe.

Su familia y su entorno han sido un apoyo enorme durante estos meses. Sus padre y sus hermanos «han estado criando a mis hijos y acompañándome en mis diversas habitaciones de hospital casi todos los días». El artículo detalla varias rondas de tratamientos agresivos para intentar frenar el cáncer, que se iniciaron con quimioterapia y un trasplante de médula. Su hermana, Rose Schlossberg, donó células madre para el trasplante y su hermano, Jack Schlossberg, que se presenta para el Congreso, era medio compatible, pero «aun así preguntó a todos los médicos si tal vez una compatibilidad parcial era mejor, por si acaso». Su marido, George Moran, que es médico, dormía en el suelo del hospital lidiaba con «los médicos y los seguros con los que yo no quería hablar».

«He intentado toda mi vida ser buena» como un modo de evitarle más sufrimiento a su madre, que perdió a su padre, JFK, cuando tenía cinco años. A los 10 se enfrentó al asesinato de su tío Robert F. Kennedy, y en 1999 su hermano, John F. Kennedy Júnior, murió cuando el avión que pilotaba se estrelló en la costa de Massachusetts. «Ahora he añadido una nueva tragedia a su vida, a la vida de nuestra familia, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo», lamenta en el artículo, en el que se entremezclan destellos de rabia y frustración con el amor que siente por sus hijos y el dolor de no poder verlos crecer. Por eso le recuerda a su hijo a menudo que es escritora y «no solo una persona enferma» y se esfuerza en crear recuerdos juntos, aunque sabe que esos recuerdos morirán con ella. 

Tatiana Schlossberg, que fue periodista especializada en ciencia en el New York Times carga también contra su primo y secretario de estado de Salud, Robert F. Kennedy Júnior, por las decisiones y recortes de presupuesto que está llevando a cabo, que, dice, ponen en riesgo no solo su salud, tan frágil, sino el bienestar de Estados Unidos. Schlossberg dice que RFK Júnior es «una vergüenza para nuestra familia» y habla con horror sobre cómo el gobierno está recortando millones de dólares para las vacunas de ARN mensajero que se utilizan para combatir algunos tipos de cáncer. así como los tijeretazos presupuestarios que han llevado a interrumpir tratamientos y ensayos clínicos con miles de pacientes. «De repente, el sistema sanitario en el que confiaba está tensionado y es inestable».