La respuesta es sí. Si entre tus propósitos de nuevo año está comer más saludable pero hay veces que tienes tentaciones, tenemos la solución para esos antojos

Estar a dieta, seguir un régimen alimenticio o querer cuidar la alimentación no significa tener que ser más estricto que el protocolo de la Casa Real. Aunque el propósito sea perder peso, perder grasa, reducir el colesterol o controlar la glucosa hay momentos en los que se permiten ciertas licencias. Porque una dieta, un régimen o unos propósitos alimenticios saludables no hay que tomárselos como un castigo sino como un reto del que saldremos beneficiados tanto en términos de salud como de hábitos a la hora de comer.

Uno de los mejores trucos a la hora de abrir esa ventana de capricho es escoger sabiamente con qué nos daremos el gusto de romper moldes. Esto no significa que tengamos que recurrir a alimentos ultraprocesados o de alto contenido en azúcar, sino que forma parte del juego saber qué alternativas tenemos para saciar nuestro caprichoso apetito sin tener que pasar la línea roja del semáforo nutricional.

¿Qué queremos decir con esto? Pues que si tiramos hacia lo casero, tratamos de desechar las grasas saturadas y decimos «no» a los aditivos innecesarios, podemos disfrutar de unas recetas llenas de nutrientes que saciarán nuestro deseo, por ejemplo, dulce sin tener que saltarnos la hoja de ruta que teníamos marcada.

Pudding de chocolate y calabacín al microondas

El chocolate ya sabemos que cuanto más negro, mejor. No solo es rico en antioxidantes, sino que es rico en sí mismo. Además, ayuda a combatir la fatiga. Esta receta de pudding de chocolate y calabacín al microondas, además, puede presumir de ser exprés: en dos minutos la tendremos lista para saciar ese antojo de chocolate que a veces recorre nuestro cuerpo. Que no os eche para atrás el calabacín, no lo vais a notar en el sabor. Por cierto, este postre se tiene que comer al momento nada más sacarlo del microondas.

Pasta con atún y salsa cremosa de coliflor

De vez en cuando también nos presta sucumbir a los hidratos y meterse un buen plato de pasta con salsa entre pecho y espalda. ¿Se permite? ¡Pues claro! En este caso, nuestra propuesta es una pasta con salsa de coliflor. Lo más sorprendente es que la salsa no lleva ni nata ni queso para lograr esa cremosidad. La coliflor se convierte así en la protagonista discreta de esta receta que, para bordarla, se acompaña de atún, espinacas y tomates secos.

Tartaletas de queso y arándanos

Volvemos con otra propuesta dulzona y resultona, de esas que a veces nos apetece como merienda. Unas tartaletas de queso y arándanos bien sabrosas y nutritivas con cero porcentaje de culpabilidad. Lleva ingredientes frescos y naturales y su elaboración anima a prepararla en pareja o en familia. Ojo, también en soledad, que además permitirá que saborees más que si lo compartes.

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