Mismo perro, distinto collar

Pelayo Melón

OPINIÓN

El río Narcea ha dado este año el 'campanu' de Asturias, el primer ejemplar en ser capturado tras la apertura de la temporada de pesca de salmón y que ha sido echado a tierra por Íñigo Justo Fernández
El río Narcea ha dado este año el 'campanu' de Asturias, el primer ejemplar en ser capturado tras la apertura de la temporada de pesca de salmón y que ha sido echado a tierra por Íñigo Justo Fernández J.L. Cereijido

28 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevamos más de dos décadas contemplando reordenaciones periódicas sobre el acceso al recurso de la pesca del salmón en los maltrechos ríos asturianos; amparadas, todas ellas, en restricciones al pescador. Para así, inducir la sensación de que el principal factor de la reducción de capturas registradas es el pescador tradicional (el que retiene sus capturas).

Los servicios ecosistémicos (en adelante SE) vinculados al salmón pueden enmarcarse en diferentes categorías, por ejemplo, su pesca recreativa puede considerarse tanto un SE cultural (como una práctica de fortalecimiento de la comunidad y una actividad recreativa psicológicamente gratificante) como un SE de aprovisionamiento (si se consume la captura). Para las personas que viven cerca de un río salmonero, la especie históricamente fue importante para proporcionar alimentos además de un símbolo de identidad regional, incluso puede atraer turismo y la pesca tradicional puede constituir parte del patrimonio cultural local. Se ha demostrado que determinadas especies de salmónidos brindan el SE de apoyo para transportar nutrientes cruciales de origen marino a los ecosistemas de agua dulce y sus zonas ribereñas circundantes. Entre el 20% y el 100% de los adultos de salmón del Atlántico mueren después del desove, y sus cadáveres pueden constituir una adición de nutrientes relevante para muchos ecosistemas. Durante el desove, el salmón excava el lecho del río para depositar sus células reproductivas, en tramos con alta densidad de reproductores durante el otoño, esta bioturbación contribuye potencialmente al recambio de sedimentos y limpia el sustrato del fondo de materia orgánica. Además, durante y después del desove, los organismos ribereños comen los gametos del salmón del Atlántico, lo que también contribuye al vínculo entre los ecosistemas marino y de agua dulce.

Y sobre los servicios ambientales que requiere el salmón en los ríos, ¿alguna vez se han tenido en cuenta?, evidentemente NO. Resulta mucho más fácil señalar culpables que buscar soluciones eficientes ante los altamente modificados ecosistemas fluviales asturianos. Es una falacia afirmar que «No se han encontrado valores que se encuentren fuera de rango exigible a las aguas salmonícolas, por lo que la calidad del agua se considera favorable», en un Plan de Gestión de la especie recientemente confeccionado para, una vez más, dar otra vuelta de tuerca más. El Real Decreto 817/2015, de 11 de septiembre, establece los criterios de seguimiento y evaluación del estado de las Aguas superficiales y las normas de calidad ambiental; ANEXO I, Criterios básicos de diseño e implantación de los programas de seguimiento. Los parámetros y valores fijados en sus anexos II, IV y V son los que deben considerarse para evaluar el estado de las aguas superficiales y, como se puede observar, determinados parámetros se encuentran desviados de los estándares de calidad requeridos para aguas salmonícolas. En el documento «Amenazas ambientales e implicaciones para la conservación del salmón del Atlántico y la trucha marrón durante sus fases críticas de desove, desarrollo de huevos y emergencia de juveniles en agua dulce (Nicole et al.,2021)» aparecen recogidos diferentes requisitos necesarios para el buen desarrollo de la especie. Incluso, los parámetros fijados para innumerables vertidos autorizados a las cuencas fluviales incumplen los mencionados estándares de referencia para aguas salmonícolas.

Proponer fijar un límite de conservación crítico (Cl) de 1.257.000 huevas depositadas para la cuenca Nalón-Narcea no es un asunto para nada baladí. Y, si nos fijamos en los ríos Ingleses Tavy y Axe con un límite de conservación fijado de 1.370.000 y 1.450.000 h/d podríamos suponer que nos encontramos, probablemente, ante unos ecosistemas de características  y  estado de conservación similares . Pero, el río Tavy tiene un flujo medio anual de 4’274 m³/s , equiparable al río Pigueña 4’393 m³/s, y el Axe con 40km de longitud posee una descarga similar. Por lo tanto, resulta un poco antagónico proponer unos límites de conservación equiparables a los ecosistemas mencionados cuando la cuenca asturiana descarga una media de 98 m³/s (Wikipedia).

La mayoría de pescadores entienden que existe un margen de mejora sustancial para la calidad del agua, la regulación de los ríos, las barreras migratorias y las mejoras físicas del hábitat en los ecosistemas astures. Incluso, el cambio climático, sus efectos en cascada y el uso del agua ocasionan innumerables impactos adversos sobre el salmón en su etapa de agua dulce. En consecuencia, las acciones de mitigación y conservación basadas principalmente en el control de las capturas realizadas históricamente han demostrado, a posteriori, que no son las medidas más acertadas para mitigar la vulnerabilidad de la especie. En muchos casos, el conocimiento científico existente sobre ciertos cuellos de botella presentes podría ser suficiente para desarrollar soluciones, pero la incapacidad de implementar tales medidas de manera oportuna y efectiva a menudo se ve obstaculizada por factores socio-político-económicos. Por consiguiente, cuando las voluntades políticas y sociales se combinan con los recursos adecuados, a menudo resultan en las herramientas óptimas para poder mitigar muchas de las amenazas que rodean el ciclo del salmón en agua dulce. Aunque aquí, en Asturias, suena utópico.

Por desgracia para el salmón una gestión de las poblaciones de peces más holística y centrada en la biodiversidad parece estar descartada. Por ejemplo, restablecer hábitats, colocar grava de desove, optimizar y mejorar pasaje de escalas bidireccionalmente adecuándolas a los regímenes hídricos actuales, evitar la competencia entre alevines salvajes versus criadero en la reintroducción inicial de los mismos y un sinfín de medidas más qué, de implementarse, también beneficiarían a otras especies además del salmón. Aunque la inacción de las autoridades competentes es palmaria y actualmente se nos pretende vender e inducir que todas las partes están en sintonía ante un Plan de Gestión confeccionado a medida.