El día a día de un instituto masificado: La Corredoria

Susana D. Machargo REDACCIÓN

OVIEDO

Concentración en defensa de la construcción de un segundo instituto en La Corredoria (Oviedo).Concentración en defensa de la construcción de un segundo instituto en La Corredoria (Oviedo)
Concentración en defensa de la construcción de un segundo instituto en La Corredoria (Oviedo)

Alrededor de 800 alumnos acceden al centro por una única escalera en un centro que todavía va a crecer más. El perfil del IES en Facebook teme que la situación «reviente»

06 dic 2017 . Actualizado a las 18:30 h.

«Quizás haya que esperar hasta que esto reviente... Entonces será tarde y vendrán las lamentaciones». Esta frase está colgada en la cuenta de Facebook del Instituto de La Corredoria, un macrocentro al borde del colapso, según describen padres, alumnos y ahora el propio perfil en redes. Así parece sentirse la comunidad educativa después de que la construcción de un segundo IES en este barrio de Oviedo haya quedado relegada en el borrador de los presupuestos del Principado para 2018. El día a día no es fácil. La matrícula ronda los 800 alumnos, a los que hay que sumar un claustro de casi un centenar de docentes, más el personal administrativo, de cafetería,... Falta espacio por todas partes y eso que todavía no está a pleno rendimiento. A partir del curso que viene, aún crecerá más. Comenzará a recibir a los alumnos procedentes del Carmen Ruiz-Tilve. ¿Cómo se arreglarán? La comunidad educativa ya ha oído algunos planes. Se exprimirán los metros cuadrados útiles. La Consejería de Educación, por ejemplo, planea reconvertir la cafetería en más aulas.

Si la falta de espacio es un problema, más lo es la seguridad. Yolanda Iglesias, miembro de la plataforma de afectados por el instituto de La Corredoria (PAIES), relata los tapones que se forman en las únicas escaleras de acceso cuando tratan de entrar 800 alumnos a la vez. Detalla que desde el inicio de las clases, en septiembre, se han producido varios accidentes, aunque ninguno de gravedad. El último esta misma semana. Algunos padres han solicitado a la dirección del IES el plan prevención y evacuación del centro. No lo han conseguido. El equipo directivo les ha remitido a la consejería. Les ha dicho que deben pedirlo de manera oficial, por registro, a la Administración autonómica. Esto no ha hecho más que elevar su grado de indignación.

Cronología de un edificio saturado

El IES de La Corredoria es el centro de referencia de cuatro colegios de Primaria, los tres situados en el mismo barrio -el Ruiz-Tilve está en Prado de la Vega pero linda con La Corredoria- y también el de Colloto. La Corredoria I y II tiene tres líneas por curso. Lo que supone que envían unos 150 alumnos nuevos por año a Secundaria. A estos se suma la única línea de Colloto, otros 25. El Ruiz Tilve fue el último en inaugurarse y todavía no ha mandado a la primera hornada de licenciados en Primaria al instituto pero comenzará a hacerlo en breve. También cuenta con tres líneas por curso, lo que supone 75 estudiantes más al año. Es decir, que el IES está masificado pero todavía tiene que crecer más. En breve, matriculará a 250 alumnos nuevos cada mes de septiembre. 

La Administración asturiana es consciente del problema que se avecina desde hace tiempo. En 2010, el entonces consejero de Educación, José Luis Iglesias Riopedre, ya anunció la necesidad de construir un segundo instituto en la zona. Ofreció incluso una fecha de inauguración: el curso 2015/2016. Por el camino, los planes se torcieron. La administración se dio cuenta de la necesidad perentoria de ganar espacio. Aí que en el 2014 construyó ocho unidades más. ¿Cómo? Dotando de un piso más al edificio. Las clases convivieron con las obras en la planta superior. En el 2015/2016, justo cuando Riopedre quería inaugurar el nuevo centro de Secundaria, las ocho unidades ya se habían quedado pequeñas. Entonces, se organizó una plataforma de afectados, en la que se integraron tanto las familias como las asociaciones de vecinos.

Las promesas recientes de agilizar las obras y de dotar del presupuesto necesario contentaron a la plataforma y, en cierto modo, desmovilizaron. El objetivo estaba cumplido. Se iba a construir un segundo instituto. La masificación ya es un hecho pero, al menos, se estaban sentando las bases para corregir los problemas. La presentación del proyecto de presupuestos para 2018 fue un jarro de agua fría. La dotación apenas da para empezar.

Sin tiempo que perder

La experiencia de los alumnos parece demostrar lo que apuntan los padres: no hay tiempo que perder. Una de las familias de la plataforma de afectados solicitó a su hija que describiera los problemas que se encuentra cada día en el centro. La niña, de segundo de la ESO, tiene 13 años. Así describe cómo es su día a día:

«1- En alguna ocasión, algún niño tiene que salir a por mesas y sillas a otra aula.

2.- En los cambios de clase se llenan los pasillos y las escaleras y algunos niños se caen (hoy una niña se cayó y tuvieron que recogerla en una silla de ruedas.

3.- En la cafetería hay niños que se quedan sin bocadillos (los últimos que salen de las clases).

4.- Al haber muchos niños en clase, hay mucho barullo.

5.- Al principio de curso y ahora, a veces, hay fallos en los horarios y ponen dos grupos a la misma hora en la misma clase y los alumnos con el profesor tienen que buscar otra clase y pierden mucho tiempo.

6.- Hay algunos tutores que no dan clase a todos los alumnos y solo lo hacen en tutoría».

Eso es lo que ve la mirada de una estudiante de Secundaria.

Las familias citan muchos más ejemplos. Yolanda Iglesias explica que los profesores y los tutores tienen que atender, muchas veces, a los padres en los pasillos y hasta en la cafetería, porque el espacio disponible es muy limitado y los despachos se llenan. Iglesias, que es profesora, reconoce que el volumen de trabajo que soportan los propios docentes es muy elevado, lo que entorpece aún más la calidad de la enseñanza.