El tripartito cifra en 70 millones los pufos del gabinismo

Luis Fernández
Luis Fernández REDACCIÓN

OVIEDO

Gabino de Lorenzo
Gabino de Lorenzo

«La herencia recibida» de la época del PP condicionará, un año más, los presupuestos municipales. Los pufos de los populares le cuestan a cada contribuyente ovetense 1.000 euros

23 mar 2018 . Actualizado a las 16:51 h.

Otro pufo. Infamia. Desorden. Despilfarro. Herencia recibida. Saqueo. Deslealtad. Especulación. Película negra. Minas en diferido. Sueños megalómanos. Obras faraónicas. Chapuzas. Negro proceso. Estos son solo parte de los calificativos que han utilizado los responsables del equipo de gobierno de Oviedo -Somos, PSOE e IU- para referirse al legado de Gabino de Lorenzo. Los 20 millones que el consistorio tendrá que pagar por el Palacio de Congresos de Calatrava son un nuevo disparo a las arcas municipales. Y aunque ya van demasiados, el tripartito teme que puedan llegar más. Según sus cuentas, en los dos años y medio que llevan gestionando las cuentas locales, la herencia del gabinismo le ha costado a Oviedo 70 millones. Es decir, 1.000 euros a cada contribuyente de la capital.

Wenceslao López (Somos), alcalde de Oviedo, recuerda que «durante décadas hemos denunciado los desmanes del PP y ahora nos toca a nosotros ordenar el pago de esos atropellos». Con los intereses incluidos, el Calatrava le costará a los ovetenses 20 millones, que se suman a los 35 millones que tuvieron que destinar en los presupuestos de 2017 al pago de Villa Magdalena. Esos son los casos más sonados, pero hay mucho más.

Iván Álvarez (IU), concejal de Interior, detalla la lista de pufos, que en total suman cerca de 70 millones:

-Planes de Empleo: 1,8 millones

-Villa Magdalena: 35 millones

-Rodríguez Cabezas: 2,6 millones

-Loma del canto: 500.000 euros

-Colaboraciones sociales: más de 3 millones

-Auditorio: 1 millón

-Reforma de la Losa: 2 millones

-Estructura Carlos Tartiere: 2 millones

-Calatrava: 20 millones

Además, desde el tripartito sostienen que esa herencia recibida es mucho más que lo recogen las sentencias. A ellas habría que sumar, por ejemplo, los terrenos de El Vasco. «Esto supone 7 años de inversión completa», señala el concejal de IU para explicar el «impacto brutal» del gabinismo en las cuentas que ahora maneja el actual equipo de gobierno. El alcalde comparte la indignación del edil y afirma que «imagínense lo que se puede hacer con esos 70 millones en 7 barrios. 10 millones para cada barrio».

En la misma línea opina Ana Rivas (PSOE), concejal de Infraestucturas, que sostiene que a las sentencias hay que sumar las «chapuzas» de la época del PP en el ayuntamiento. La edil recuerda que el tripartito ha destinado «un millón de euros para legalizar el Auditorio y adecuarlo a la ley, y en el Carlos Tartiere ya hemos gastado otro millón, al que ahora hay que sumar otros dos millones para la estructura». Además, asegura que, al margen de los 20 millones, tendrán que pagar para subsanar las deficiencias del Palacio de Congresos.

1.000 euros por contribuyente

López también apunta que de cada tres habitantes, uno es contribuyente. Por lo tanto, unos 70.000 ovetenses pagan impuestos. Según esos números, la cuenta es sencilla. El Calatrava le costará a cada uno de ellos 1.000 euros.

Recortes en inversión

El pufo del Calatrava tendrá una importante repercusión en el presupuesto de 2018. El próximo mes se aprobarán las cuentas definitivas, pero después habrá que modificarlas para incluir el pago de esos 20 millones. El capítulo más afectado será el de inversiones, que sufrirá un tijeretazo de dos de cada tres euros en los 30 millones previstos inicialmente. Aún es pronto para saber exactamente los proyectos que se verán afectados. También se verá condicionado el capítulo de gasto de corriente, ya que ahí se computarán los intereses. Los cerca de dos millones que se recortarán en esta partida afectarán indirectamente a las inversiones.

«El siguiente equipo de gobierno no tendrá que gestionar 70 millones de pufos», sentencia Iván González, quien marca distancias al asegurar que «nuestra política no es la de la especulación».