Por qué la Unesco ya rechazó una vez que Oviedo fuera Patrimonio Mundial

D.R.

OVIEDO

Iglesia y Convento de San Francisco, derribados en 1902 para levantar el edificio de la Diputación. Uno de los muchos edificios históricos desaparecidos en Oviedo
Iglesia y Convento de San Francisco, derribados en 1902 para levantar el edificio de la Diputación. Uno de los muchos edificios históricos desaparecidos en Oviedo

El organismo añadió en 1998 tres monumentos prerrománicos a su lista pero no consideró viable la declaración del casco antiguo

22 jul 2020 . Actualizado a las 13:10 h.

Oviedo ya se planteó en 1998 solicitar la declaración de Patrimonio de la Humanidad (o Patrimonio Mundial) a la Unesco. El proyecto, que nació de la mano del gobierno municipal de Gabino de Lorenzo y que gestionó entonces la concejala Alicia Castro Masaveu, se redujo finalmente a la ampliación de la declaración a los monumentos prerrománicos que aún no estaban incluidos en el catálogo. San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco ya lo eran desde 1985.

Aunque el merecido reconocimiento que recibieron Santullano, la Cámara Santa de la Catedral y la fuente de Foncalada fue un notable éxito, la idea inicial del ayuntamiento fue una declaración más amplia, que abarcara a toda la ciudad de Oviedo, como ahora plantea el grupo municipal de Vox y que parece recibir el apoyo del PP y Ciudadanos.

Y en esto la Unesco ya se pronunció en su momento: el casco antiguo de la capital asturiana no contaba con los elementos de conservación y uniformidad suficientes como para ser considerado Patrimonio de la Humanidad. La destrucción de importantes edificaciones medievales, acelerada durante la revolución del 34, la Guerra Civil y las numerosos derribos de finales del siglo XX, desfiguraron la imagen de la ciudad tal como era en su origen.

La Unesco examinó entonces a través del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (conocido por sus siglas inglesas ICOMOS)  la propuesta del ayuntamiento, pero la redujo finalmente a los tres monumentos mencionados.

Todo lo que desapareció

Es mucho, innumerable, lo que falta del Oviedo medieval: en primer lugar la muralla, de la que apenas queda el tramo de la calle Paraíso (y en mal estado, muy modificada a lo largo de los siglos y esperando ahora una restauración). Desaparecieron importantes iglesias como la original de San Isidoro (derribada en 1922, solo queda el arco en el Campo San Francisco) y la de San Francisco y su convento (actualmente donde está la Junta) o la de San Juan (Se pueden ver los restos expuestos bajo el edificio del Colegio de Abogados, donde también estuvo el palacio de Alfonso III); la cárcel Fortaleza que estaba en la actual plaza de Porlier, a su vez construido sobre las ruinas del castillo de Alfonso II; el Convento de Santa Clara (donde está ahora Hacienda); el convento de Santo Domingo (queda la iglesia). Junto a la Catedral se está excavando actualmente en el jardín de los Reyes Caudillos, urbanizado sobre restos medievales. Incluso la antigua plaza del Fontán es una reconstrucción de la original, de la que apenas queda nada.

La declaración de la Unesco requiere, según el Libro Blanco del Prerrománico publicado por el Principado, «un compromiso de gestión extremadamente riguroso, a tenor de tan alto reconocimiento». Eso obliga a una buena conservación, protección, puesta en valor y difusión. «De ello depende que las evaluaciones periódicas de la Unesco, sobre el estado del que gozan los bienes, sean más o menos satisfactorias. En el caso de los monumentos del Prerrománico asturiano, éstos ya han superado dos evaluaciones: en 2006 y 2014».