
Saturado casi al doble de capacidad, el instituto clama por una ampliación que no llegará, como muy pronto, antes del curso 2023-24
26 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.El nuevo Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) del barrio de La Corredoria será, algún día, una realidad. De momento el proceso burocrático es cuando menos poco ágil y el primer IES sufre graves problemas de saturación, y por si fuera poco, goteras.
Cuando abrió el IES de La Corredoria, en 2009, su capacidad era de unos 400 alumnos, pero ya resultaba insuficiente. Se amplió hasta 600 y actualmente roza ya los 1.100 matriculados, casi el doble de su capacidad, una situación que se agrava con las restricciones debidas a la pandemia de covid-19. De hecho, desde el centro han reclamado la instalación de módulos adicionales mientras no se dispone del nuevo edificio.
Hace al menos diez años que el populoso barrio espera una ampliación del instituto. El ayuntamiento está llevando a cabo el proceso para ceder terreno al Principado, que es quien tiene que construirlo. De hecho, esta misma semana se ha publicado la desafección del suelo, un trámite necesario junto a la cesión de la parcela.

Pero todo es muy lento. En el caso de que la Consejería de Educación, que ya había solicitado el suelo hace cinco años, disponga ahora del dinero y quiera realizar la licitación de la obra este mismo año, con todo lo que ello conlleva, es muy probable que la construcción no se termine hasta finales del año que viene. Como ejemplo, el plazo de ejecución del nuevo instituto de La Fresneda, por ejemplo, era de 15 meses, pero ya se ha prolongado y sigue sin terminar. Si se barajan plazos similares y se añade la compra de mobiliario e instalaciones eso llevaría, por tanto, como muy pronto al curso 2023-2024 para La Corredoria. Si no surgen inconvenientes por el camino.
El proyecto
Educación había planteado en su momento La Corredoria II a semejanza de La Fresneda y La Florida (este último con el contrato anulado y pendiente de una nueva licitación debido a desavenencias con la constructora), como un nuevo modelo arquitectónico que se presentó en la pasada legislatura.
La idea es evitar las clásicas aulas rectangulares, con espacios cerrados y el alumnado en fila mirando hacia el profesor. Por el contrario, se pretende incorporar las llamadas 'superaulas', que se pueden agrupar mediante tabiques móviles y están conectadas entre ellas a través de espacios intermedios, donde se sitúan los núcleos de comunicaciones.

Según explicaba el estudio de arquitectura autor del proyecto, el objetivo principal era que el nuevo centro educativo «se convierta no solo en referente de sostenibilidad sino también en un referente como centro educativo innovador, proporcionando espacios con vocación de heterogeneidad, transparencia y flexibilidad que propicien entornos educativos estimulantes, siguiendo la línea marcada por la transformación del sector».
El edificio proyectado se dividió en cinco niveles superpuestos y aterrazados para adaptarse a la topografía inclinada de la parcela. La superficie construida debía ser de unos 9.500 metros cuadrados.
