La historia de El Carbayón, la primera residencia canina de Oviedo que nació por amor a los pastores alemanes

Cristina Centeno
Cristina Centeno REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Eva en la finca de la Residencia El Carbayón junto a un perro.
Eva en la finca de la Residencia El Carbayón junto a un perro.

Eva Álvarez es la segunda generación de un negocio «familiar» con más de dos décadas de historia y que conserva su esencia, la devoción por los perros

13 ago 2023 . Actualizado a las 12:30 h.

Paulino Álvarez fue «un visionario» en Asturias y se adelantó a un negocio que a día de hoy está en expansión: el de las residencias caninas. Fue pionero tras constatar entre su círculo más cercano la necesidad de contar con un servicio en el que poder dejar las mascotas en buenas manos en caso de vacaciones, problemas de salud y otras situaciones cotidianas. Así surgió El Carbayón, un hotel canino que ahora regenta su hija Eva Álvarez.

Su historia se remonta a 1969 y surgió por la afición que tenía Paulino por los pastores alemanes. «Tenía una afición muy grande y en ese año trajo una pareja de ejemplares de Francia que fue con los que empezó la cría y selección de esta raza en Asturias», cuenta Eva. Fue con esa actividad «cuando vio la necesidad que muchos clientes y amigos le preguntaban dónde dejar a sus mascotas cuando se iban de vacaciones o tenían un ingreso», apunta la responsable de El Carbayón. «Así fue como surgió la idea de proporcionar este servicio, viendo también que la gente empezaba a tener más mascotas y que en la finca tenía espacio para hacerlo», detalla. La residencia canina se sitúa en el mismo espacio en el que Paulino se instaló, en Pedruño, Oviedo

En 1999 consiguió hacerse con los permisos necesarios para abrir la residencia canina. «Era una cosa nueva en aquel momento y no se sabía ni qué licencias se necesitaban. Lo movió todo y le concedieron el núcleo zoológico como criadero y centro canino», recuerda Eva. Ella se crió «entre perros» en una finca de la que ahora se hace cargo. Ya no crían pastores alemanes como durante un tiempo hizo su padre y reconoce que desde hace unos años su pasión ha pasado a ser la raza schnauzer miniatura, de la que llevan a cabo «una cría muy pequeña, más que nada por la afición que tenemos por estos perros, con una camada al año como mucho». 

La residencia canina El Carbayón está ubicada en Pedruño, Oviedo, rodeada de naturaleza.
La residencia canina El Carbayón está ubicada en Pedruño, Oviedo, rodeada de naturaleza.

La actividad principal es la de residencia canina, con una capacidad para unos 20 perros, que se puede ajustar en función del tamaño de los animales o de que haya varios de la misma familia. La finca cuenta con cheniles con espacio interior y exterior y salida a un gran patio común. «Cada perro tiene su sitio. Conservamos más o menos la idea que tenía mi padre, porque ya en su momento él, como tenía tanta afición por los pastores alemanes, que son grandes, hizo los espacios acordes a esa raza», apunta Eva. Lo que más agradecen las personas que confían en ella el cuidado de sus mascotas es que «están en contacto con la naturaleza, muy cerquina de Oviedo pero en un entorno rural, en el prao y en una finca cerrada», subraya.

Desde que su padre empezó la actividad hasta ahora el negocio ha estado en permanente evolución, porque a día de hoy «cada vez hay más mascotas». Eso sí, Eva reconoce que la competencia ha aumentado y «también hay más sitios donde dejarlos, no es como cuando empezó él, que solo había uno». Como forma de distinguirse de otras residencias caninas de la región ofrece un «trato familiar». «Yo estoy aquí con los perros y también tengo perros; eso lo agradecen», cuenta la responsable de El Carbayón.

Eso genera un vínculo tanto con los animales como con los dueños. «Tienes perros que ya son de siempre, que ya te conocen y que ves crecer porque vienen desde cachorros. Siempre intentas hablar con los propietarios si ves algún tema como que necesitan socializar más o asesorar en cuestiones como la alimentación, la higiene o el cuidado del pelo», subraya Eva Álvarez. Además, una de las cosas que más ha cambiado respecto a la actividad que llevaba a cabo su padre es el contacto constante con los propietarios de los perros. «Ahora se valora muchísimo que mandes vídeos y fotos, la gente lo agradece mucho porque pueden ver cómo está el animal; antes no tenían noticias o como mucho te llamaban al teléfono fijo para ver qué tal, en ese sentido evolucionó mucho», confirma. 

En definitiva, el trato con los dueños es «muy cercano» y en muchos casos se convierten en «amigos». «Los ves crecer hasta que se hacen abuelos, cuando alguno fallece se siente mucho porque han pasado por aquí prácticamente su vida en momentos puntuales como vacaciones o fines de semana, algunos más temporadas por enfermedad…», cuenta. Eso sí, en los últimos años se ha reducido el número de días de estancia en la residencia El Carbayón. «Antes marchaban quince días o un mes de vacaciones, ahora eso nadie lo hace, han cambiado las preferencias y las familias no se van tanto tiempo, un mes completo es lo más raro», apunta. 

Eva Álvarez creció entre perros ya que fue su padre quien comenzó el negocio.
Eva Álvarez creció entre perros ya que fue su padre quien comenzó el negocio.

El verano es la época de mayor trabajo en la residencia canina El Carbayón de Oviedo, sobre todo agosto, que sigue siendo «el mes de vacaciones por excelencia». Aunque no tiene las instalaciones llenas y todavía quedan plazas, el trabajo se ha incrementado en los últimos días. Además, hay picos de actividad durante el resto del año coincidiendo con puentes o festivos, también en fines de semana, aunque «la cosa ya es más tranquila y más puntual» el resto del año.

El centro canino no es la única actividad profesional de Eva Álvarez, por lo que de cara al futuro apuesta por mantener la actividad tal y como está, algo con lo que puede seguir ofreciendo a sus clientes y amigos «un trato familiar». «Para poder atenderlos bien no puedo aumentar», concluye.